Una camarera de un restaurante de Chapel Hill (Carolina del Norte), en abril de 2021.Gerry Broome (AP)
El producto interior bruto (PIB) de EE UU se contrajo a una tasa anualizada del 1,4% en el primer trimestre del año, según ha informado este jueves la Oficina de Análisis Económico del Gobierno (BEA, en sus siglas inglesas); un descenso del 0,4% intertrimestral. El inesperado retroceso de la economía estadounidense es el primero desde que la pandemia golpeó al país y provocó, en la primavera de 2020, una breve pero acusada recesión. El crecimiento de la actividad se ha estrellado contra la inflación, en vísperas de la reunión de mayo de la Reserva Federal (FED) en la que previsiblemente se anunciará una nueva subida de tipos, la segunda tras la pandemia.
Los economistas esperaban un crecimiento del 1,1% entre enero y marzo, según el promedio de sondeos de Bloomberg, pero los datos muestran la importante desaceleración con respecto al ritmo de crecimiento registrado en el cuarto trimestre de 2021, el 6,9% (el 1,7% en tasa intertrimestral). Acorralada en los últimos meses por la inflación y, desde marzo, por el impacto en el precio de la energía de la guerra de Ucrania, la economía estadounidense daba hasta ahora muestras de una salud pujante desde que en la primavera pasada se generalizó la recuperación tras la emergencia sanitaria.
Es precisamente la inflación, en máximos en 41 años, la principal responsable de esta contracción, junto con el efecto que la variante ómicron del coronavirus ha ejercido en el mercado laboral, aún disfuncional, con más oferta que demanda pero casi recuperado con respecto a los niveles previos a la pandemia. La oficina ha atribuido el descenso al repunte de casos de covid-19 por la variante ómicron, con un pico a mediados de enero, y a la reducción y en algunos casos finalización de los pagos previstos en los paquetes de ayuda y estímulos que el Gobierno federal aprobó para aliviar el mazazo económico de la pandemia.
Con estos datos, el PIB del país en el primer trimestre se sitúa un 2,8% por encima del registrado en el cuarto trimestre de 2019, justo antes de que la pandemia impactara en Estados Unidos. En el cuarto trimestre, el PIB se situaba un 3,1% por encima de los niveles prepandemia.
El informe subraya el accidentado camino que tiene por delante la economía del país, y además en año de elecciones, las de medio mandato, en noviembre. Si bien la amenaza del coronavirus se ha desvanecido en gran medida, no puede decirse lo mismo de la inflación, el enemigo a batir para el presidente Joe Biden si desea evitar un resultado adverso en las urnas. El crecimiento de los precios se aceleró a un ritmo interanual del 8,5% en marzo, la tasa más alta desde 1981 y un repunte considerable de la observada a fines de 2021. La invasión rusa de Ucrania ha exacerbado el problema en las últimas semanas ―los datos de marzo son los primeros que reflejan el impacto de la guerra―, subrayando los problemas de la cadena de suministro que jalonaron todo 2021 y encareciendo el precio de la energía y los alimentos, además de las rentas. Una nueva tormenta perfecta, y un serio quebradero de cabeza, para Biden.
La sombría lectura del PIB no es, sin embargo, definitiva, apunta la BEA. La cifra se revisará varias veces en los próximos meses a medida que se reciban más datos. La contracción se ha visto fomentada por factores en parte temporales. El buen dato del último trimestre de 2021 se debió a una acumulación masiva de inventarios, el modo para las empresas de igualar la oferta con una demanda que algunos expertos no dudan en calificar de desbocada. Dado que la mayor parte de ese almacenamiento ocurrió en ese periodo, las empresas redujeron drásticamente su inversión en inventario en el primer trimestre y esa contención arrastró significativamente al PIB. Además, los estadounidenses continuaron gastando a un ritmo récord hasta febrero, lo que dejó las importaciones, que se restan del PIB, en niveles muy elevados.
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