EE UU y Alemania ponen fin a la disputa sobre el gasoducto ruso

Imagen de archivo de trabajadores en el Nord Stream 2 en la región de Leningrado, Rusia.
Imagen de archivo de trabajadores en el Nord Stream 2 en la región de Leningrado, Rusia.Anton Vaganov / Reuters

Después de años de abierto enfrentamiento entre Estados Unidos y Alemania a cuenta del gasoducto Nord Stream 2 que unirá Rusia y Alemania a través del mar Báltico, las tensiones se han reducido. La Administración de Joe Biden ha llegado a un acuerdo con Alemania para dejar de oponerse al controvertido gasoducto, según ha confirmado la subsecretaria de Estado norteamericana, Victoria Nuland. Por su parte, Berlín ha informado de una conversación telefónica entre la canciller Angela Merkel y el presidente ruso Vladímir Putin para abordar la cuestión.

Nada más conocerse el acuerdo entre Washington y Berlín, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, ha advertido que el gasoducto crea una crisis política en Europa y que tanto su país como Polonia trabajarán juntos para oponerse a él. A través de su cuenta de Twitter, Kuleba ha informado que “Ucrania inicia de forma oficial consultas con la Comisión Europea y Alemania sobre el NS2 [siglas en inglés e Nord Stream 2], que amenaza la seguridad de Ucrania y viola el principio de diversificación del grupo de Energía de la UE. Ya han sido enviados comunicados tanto a Bruselas como a Berlín”.

En un comunicado conjunto de EE UU y Alemania, ambos países dicen estar dispuestos para apoyar “la soberanía de Ucrania, su integridad territorial e independencia, así como haber elegido la vía Europea” para sellar esta pugna. “Nos comprometemos hoy con hacer frente y parar cualquier agresión o actividad perniciosa rusa contra Ucrania”. Ambos países han acordado golpear con sanciones y otras herramientas a Rusia si el Kremlin no cumple con lo dispuesto. El acuerdo alcanzado está diseñado para “asegurar que Rusia no hace un mal uso del gasoducto, incluyendo Nord Stream 2, y para lograr beneficios políticos al usar la energía como un arma”, asegura el comunicado enviado por el departamento de Estado norteamericano.

Biden da así un giro de 180 grados a la posición mantenida por los dos últimos presidentes estadounidenses, opuestos a que Rusia aumentara su influencia energética sobre el continente. El proyecto no solo ha causado malestar entre algunos miembros de la UE, sino que también ha supuesto un dolor de cabeza para la Casa Blanca, que ha impuesto sanciones contra las empresas que han participado en la construcción del gasoducto, que está previsto que acabe a final de año.

El Nord Stream 2 es un gasoducto de 1.200 kilómetros de longitud que llevará gas desde el Ártico ruso hasta Alemania bajo el mar Báltico, de los que falta por completar un 2% de los 11.000 millones de dólares que ha costado el proyecto. Es una alternativa a los actuales gasoductos que atraviesan Ucrania y por los que el país recibe ingresos como país de tránsito del gas. Buena parte del gas ruso llega ahora a la UE a través de Ucrania. Al poder esquivar este país, existe el temor de que Moscú decida cortar el gas a Kiev por conflicto o interés.

Según informó Nuland, Alemania se ha comprometido a tomar medidas contra Rusia y a respaldar posibles acciones en la Unión Europea en caso de que Moscú busque usar la energía como arma estratégica o emprenda una acción agresiva contra Kiev, como cerrar el suministro de gas, algo que ya ha sucedido en el pasado. El objetivo será “limitar las capacidades de exportación rusas en el sector energético”, así como sanciones contra Moscú, según detalló Nuland. La subsecretaria también adelantó que Berlín tendrá que garantizar una extensión de 10 años para el actual acuerdo entre Kiev y Moscú sobre el tránsito de gas que expira en 2024.

Fuentes del Departamento de Estado aseguran que la Administración de Biden sigue manteniendo reticencias ante el proyecto por el temor de que aumente la dependencia europea del gas natural ruso y Moscú pueda luego usarlo para chantajear a los aliados de Estados Unidos. Pero Biden ha acabado renunciando a imponer sanciones para bloquear el proyecto, creyendo que era demasiado tarde y que es mejor apostar por la cooperación con Alemania, favorable a Nord Stream 2.

“Alemania se ha comprometido en este acuerdo con nosotros, entre otras cosas, a que si Rusia intenta utilizar la energía como arma o iniciar más actos de agresión contra Ucrania, Alemania reaccionará como país, además de presionar a la UE para que se adopten medidas eficaces, incluidas sanciones, para limitar la capacidad de exportación rusa sobre el sector energético”, aseguró Nuland.

Según informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, Biden pidió a su diplomacia que trabajara con sus homólogos alemanes para poder completar un acuerdo. El temor estadounidense al gasoducto se justificaba, en parte, por la posición de debilidad en que el acuerdo deja a Ucrania, enfrentada a Moscú desde que en marzo de 2014 se anexionara la península ucrania de Crimea y haya instigado a las guerrillas rebeldes del Este del país.

Diplomacia

Según el diario The Wall Street Journal, el anuncio del acuerdo, que se habría cerrado durante la reciente visita de la canciller alemana, Angela Merkel, a Biden en Washington, se ha retrasado para no eclipsar el último viaje oficial de Merkel antes de abandonar el Gobierno alemán en septiembre. Siempre según el diario, Merkel ha respaldado el oleoducto como uno de los grandes logros de su mandato. El proyecto, sin embargo, cuenta con una importante oposición tanto en el Parlamento alemán como en el Congreso de EE UU y entre varios socios de la UE, especialmente en el Este.

Desde que se lanzó el proyecto en 2015, el Nord Stream 2 ha vivido sumido en la polémica. Entonces, el gigante del gas controlado por el Estado ruso Gazprom, y cinco energéticas europeas crearon un consorcio para construir un nuevo gasoducto bajo el Báltico. El Nord Stream 2 se fraguó cuando el socialdemócrata Gerhard Schröder dejó la Cancillería alemana y se convirtió en asesor de Gazprom. El nuevo gasoducto permitirá ahora al gigante ruso entregar 55.000 millones de metros cúbicos de gas a Europa cada año a través de 2.460 kilómetros de tuberías que cubren los más de 1.200 kilómetros desde la rusa Ust-Luga hasta Lubmin —una pequeña localidad muy próxima a la ciudad de Greifswald—, en Alemania.




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