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EE UU y China retoman la negociación bajo la amenaza de nuevos aranceles



Donald Trump sabe que la economía es clave para su reelección como presidente y la batalla arancelaria es un pilar central en esa estrategia. Este miércoles el presidente de EE UU acudió a las redes sociales para tratar de demostrar que la táctica de la presión funciona. “China nos acaba de informar de que ellos (el vice primer ministro) vienen a Estados Unidos para sellar un acuerdo”, afirma el presidente, “veremos”.

Pekín ya confirmó este martes que Liu He iba a encabezar la delegación pese a que el republicano amenazara tres días antes de la nueva ronda con elevar este viernes del 10% al 25% los aranceles a productos importados por valor de 200.000 millones de dólares. La oficina del representante de Comercio Internacional acaba de activar el proceso para tenerlas listas en el momento establecido.
Trump aprovecha el mensaje que colgó este miércoles en Twitter para insistir en que está dispuesto a ejecutar su amenaza y advertir a los chinos de que se equivocan echándose para atrás ahora si piensan que así podrán renegociar más adelante con una Administración demócrata. Cita en concreto al exvicepresidente Joe Biden, que hace unas semanas presentó su candidatura a las primarias demócratas para competir en las presidenciales de 2020.
Eso, advierte, les permitirá seguir abusando de EE UU. “Adivinen qué”, continúa, “no va a suceder”. Para después decir que está “muy contento con los más de 100.000 millones al año en aranceles que entran en nuestras arcas”. “Es muy bueno para EE UU, no bueno para China”, exclama. Trump también advirtió el domingo de que aplicará los aranceles a todo los productos importados chinos si es necesario.
El litigio comercial entre las dos potencias dura ya diez meses. Las reuniones en esta nueva ronda —la undécima— se concentran en dos días, en lugar de tres como estaba previsto. Arrancan este jueves. Tras el doble tuit de Trump anunciando el domingo los aranceles, se especuló con la posibilidad de que Pekín enviara a Washington una delegación de menor nivel. Lui He es muy cercano al presidente Xi Jinping.
Calendario incierto
El representante de Comercio Internacional, Robert Lighthizer, explicó el pasado lunes que los negociadores chinos trataron de alterar algunas de las provisiones que ya estaban acordadas y que los cambios que introdujeron suponían una clara regresión. No está claro si se podrán superar las diferencias en estos dos días de negociaciones y si será suficiente para evitar que se active el incremento de los aranceles.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, se hizo después eco de los comentarios del presidente al reiterar que tienen “indicaciones” de que los negociadores chinos llegan a Washington dispuestos a cerrar un pacto. “Nuestros equipos negocian continuamente”, señaló, “hay que ver qué pasa”. Pero desde Pekín se insiste en paralelo que habrá una respuesta al incremento de los aranceles.
JP Morgan insiste en que las dos partes necesitan un acuerdo por el impacto potencial de la escalada del litigio en sus economías. “El daño puede ser grande”, advierten. Pero tanto Trump como Xi necesitan presentarlo en sus países como una victoria. “La solución no es fácil”, añaden desde Barclays, que evitan anticipar cuando podría llevar limar las asperezas, “es complicado leer a través de tuits lo que está pasando”.


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