Los presidentes Donald Trump y Emmanuel Macron, durante la cumbre del G7 en Biarritz. / Vídeo: Declaraciones de Macron. POOL (REUTERS)
Los viticultores franceses pueden respirar aliviados. Y el Gobierno de Emmanuel Macron, también. No habrá, por el momento, revancha arancelaria estadounidense sobre sus vinos por la tasa Google francesa, tal como llevaba amenazando Washington todo el verano. Donald Trump reconoció el lunes que su mujer, Melania, “adora el vino francés”. Pero su decisión no se debe tanto a los buenos caldos que han acompañado las comidas de los mandatarios y primeras damas durante la cumbre del G7 en Biarritz, sino a las intensas negociaciones durante la cita entre los responsables de Economía franceses y estadounidenses, que han llegado a un compromiso sobre el controvertido impuesto a las plataformas digitales que Francia aprobó en julio, y por el que Estados Unidos amenazó con responder imponiendo aranceles a los vinos franceses.
El acuerdo, que recibió el visto bueno este lunes de los presidentes Emmanuel Macron y Donald Trump, implica que Francia reembolsará a las empresas afectadas la diferencia entre la tasa gala, que se aplica retroactivamente desde primeros de año, y el nuevo sistema de tasación internacional que está preparando la OCDE para gravar a estas compañías que hacen multimillonarios negocios en países en los que no están físicamente presentes.
“Creo que hemos encontrado un muy buen acuerdo” para superar las “dificultades” entre los dos países a raíz de la tasa francesa, dijo Macron en la rueda de prensa conjunta con Trump, que se limitó a asentir.
La disputada normativa gala prevé una tasa de 3% a los ingresos de servicios digitales en Francia de todas las tecnológicas que tengan un volumen de negocios de más de 750 millones de euros en todo el mundo y de 25 millones en el país europeo. París siempre ha defendido que no es un impuesto contra empresas norteamericanas sino contra cualquier multinacional de este tipo, pero el nombre mismo por la que se la conoce en Francia, la tasa GAFA, por las siglas de empresas como Google, Amazon, Facebook o Apple, daba cuenta de que estas eran las principales afectadas, como se encargaron de denunciar las compañías norteamericanas en las pasadas semanas.
El Gobierno francés nunca ha ocultado que su preferencia era lograr un acuerdo internacional y desde el primer momento se mostró dispuesto a retirar su impuesto en cuanto se lograra un pacto global. Así lo confirmó Macron en Biarritz. “Lo digo claramente: el día que tengamos una fiscalidad internacional, Francia suprimirá su tasa”. Según insistió, “Francia no quiere imponer esta tasa, sino arreglar un problema internacional. Y hemos trabajado juntos para encontrar un acuerdo que permita en 2020 modernizar las reglas de la fiscalidad internacional en el marco de la OCDE”, agregó.
“Lo importante es que hemos encontrado un acuerdo bueno, que permite regular una situación internacional extremadamente negativa y que moderniza el sistema fiscal internacional”, subrayó.
El mandato del G7 es que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presente a comienzos del año que viene una “arquitectura” de reglas que puedan adoptar todos los Estados para regular —y tasar— a las tecnológicas.
Según ha confirmado el organismo este mismo lunes, la propuesta podría estar lista a mediados de octubre.
“La propuesta será presentada a las partes próximamente y será publicada antes del encuentro de ministros de Finanzas del G20 a mediados de octubre, en los márgenes de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI)”, dijo el director del Centro de política y administración fiscal de la OCDE, Pascal Saint-Amans.
El acuerdo ha sido negociado en intensas reuniones del ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, y una delegación estadounidense compuesta por el secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin; el secretario de Comercio, Robert Lighthizer, y el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, quienes celebraron varios encuentros en los márgenes de Biarritz el sábado y el domingo.
La víspera, Macron ya dio visos de que las dos partes se acercaban a un acuerdo cuando reconoció que la tasa francesa era “muy imperfecta” y que era “mucho más inteligente tener una fiscalización internacional”.
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