EH Bildu no participa en el homenaje público a la niña asesinada por el DRIL, Begoña Urroz

Begoña Urroz, acompañada por su marido y su hijo, ha acudido este sábado en San Sebastián a un acto en memoria de su hermana del mismo nombre.
Begoña Urroz, acompañada por su marido y su hijo, ha acudido este sábado en San Sebastián a un acto en memoria de su hermana del mismo nombre.Gorka Estrada / EFE

EH Bildu se ha quedado a medio camino. La portavoz de la coalición independentista Reyes Karrere ha trasladado esta mañana en privado su solidaridad a la familia de Begoña Urroz, la niña asesinada por el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) en San Sebastián hace ahora 60 años, pero después no ha acudido al homenaje público que le ha brindado el Ayuntamiento de San Sebastián con la colocación de una placa en la estación de Amara, el punto en el que fue asesinada. Una bomba en una maleta que durante años se atribuyó a ETA e investigaciones posteriores concluyeron que fue obra del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación, acabó con la vida de la niña de algo más de año y medio, cuando iba con su madre. “El perdón y el duelo son posibles”, ha dicho su hermana, que también se llama Begoña, tras el homenaje.

Karrere ha transmitido a la hermana de Begoña, del mismo nombre, y a sus familiares, su “más absoluta cercanía por la tragedia que vivieron”, pero la coalición abertzale ha explicado después en un comunicado que no ha asistido a la inauguración de la placa por su desacuerdo con todo el proceso de reconocimiento a las víctimas impulsado por el Ayuntamiento de San Sebastián que, siempre que lo autoricen las víctimas, culmina con estos homenajes.

Begoña Urroz Ibarrola se convierte así en la séptima víctima recordada con una placa en San Sebastián en el marco de este proyecto municipal. Las otras seis han sido víctimas de ETA. El edil del PP Gregorio Ordóñez, asesinado a tiros por la banda en 1995 en la Parte Vieja; así como el presidente de la Diputación de Gipuzkoa, Juan María Araluce, acribillado a tiros por la banda terrorista en 1976 en la Avenida de La Libertad, junto a su chófer, José María Elícegui, y sus tres escoltas, los policías Antonio Palomo Pérez, Luis Francisco Sanz Flores y Alfredo García González. Todas ellas han sufrido diversos sabotajes, pero han vuelto a ser limpiadas tras cada ataque.

Ya existían, fruto de otros acuerdos municipales, las de Alfonso Morcillo, sargento de la Guardia Municipal asesinado por ETA el 15 de diciembre de hace 25 años, y la del concejal de HB Tomás Alba, asesinado por el Batallón Vasco Español en 1979, y dos más en las cocheras de la empresa municipal de autobuses: la de Mikel Zabalza, cuyo crimen se sigue investigando, y la de Mikel Portugalen, otro conductor que sufrió un infarto cuando la kale borroka atacó su vehículo.

El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, acompañado por representantes de los grupos municipales de PNV, PSE y PP, ha participado en el acto de homenaje a cuyo término, que ha concluido con una ofrenda floral y aplausos, la hermana de Begoña Urroz ha dicho que “por supuesto que el perdón y el duelo son posibles”. Ha relatado que hoy se ha “emocionado” con este gesto del Ayuntamiento y ha deseado que su padre pueda “verlo desde donde esté” ya que murió en 2011 sin saber la autoría del atentado, “sin ningún tipo de reconocimiento” a su hija fallecida y sin conocer los homenajes que poco a poco se van haciendo a todas las víctimas.

El alcalde, Eneko Goia, ha explicado que el objetivo de este acto es mantener el recuerdo de una persona, que “tiene nombre y apellidos”, a la que “se le arrebató la vida de forma injusta” en una ciudad que “ha sufrido mucho” el azote de la violencia. De hecho San Sebastián, hasta los atentados yihadistas de Madrid, era la ciudad que mas asesinatos acumulaba en su caso urbano, 130, de los que 107 fueron cometidos por ETA.


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