El ‘adieu’ más personal de Macron a Merkel


Los encuentros entre Emmanuel Macron y Angela Merkel se han multiplicado en estas últimas semanas plagadas de cumbres —solo en los pasados cinco días se han visto en el G-20 en Roma y en la COP26 en Glasgow— y a la canciller alemana se le acumulan los homenajes y adioses tras 16 años al frente del motor de Europa. Ambos celebraron también una cena de trabajo en París en septiembre. Y lo más probable es que, hasta que se formalice el nuevo Gobierno en Alemania, el presidente francés se vuelva a topar en algún acto oficial internacional o bilateral con la jefa de Gobierno en funciones germana. Pese a ello Macron, que siempre ha hecho gala de una relación especial con Merkel, quiso ofrecerle este miércoles un adieu más personal, con una invitación extendida al marido de la canciller, Joachim Sauer, a una velada que, más allá del protocolo, estuvo llena de guiños personales.

Para empezar, el lugar: Beaune, una ciudad fortificada rodeada de viñedos en el corazón de Borgoña —se la conoce como la capital de los vinos de Borgoña— que hace casi tres décadas fue escenario ya de otro encuentro germano-francés de calado: la reunión en 1993 entre el mentor de Merkel, el canciller Helmut Kohl, y el presidente francés François Mitterrand.

El programa de los Macron —la primera dama, Brigitte, también participaba— y los Merkel-Sauer comenzó con un paseo por las calles empedradas de esta ciudad y sus monumentos medievales, incluido el Hôtel-Dieu u Hospicio de Beaune, máxima expresión de la edad de oro del ducado de Borgoña. También entraron en una librería y una tienda de vinos. “¡Angela, Angela, bravo!”, gritaban los ciudadanos que salieron a la calle a despedir a la germana. “Bienvenida a Beaune, querida Angela”, tuiteó Macron. “Frankreich liebt dich!” (¡Francia te quiere!), agregó en alemán. Beaune es un “lugar espléndido donde puedes realmente descubrir Francia más allá de París, porque no solo está París”, dijo por su parte una sonriente Merkel a la prensa.

La soirée continuó en el Château du Clos de Vougeot, un palacio del siglo XII construido por los monjes de la abadía de Cîteaux en medio de viñedos y que da nombre a una de las denominaciones de origen de la región. Tras un recital del pianista Alexandre Kantorow, Macron tenía previsto condecorar a Merkel con la Gran Cruz de la Legión de Honor, como muestra de la “solidez de la amistad franco-alemana” que Merkel encarna a través de su relación con los jefes de Estado franceses sucesivos desde su llegada al poder en 2005, dijo el Elíseo. Macron es el cuarto presidente francés con el que trata Merkel. Antes de esta, también recibieron esta exclusiva condecoración gala sus predecesores Konrad Adenauer, Willy Brandt, Helmut Kohl y Gerhard Schroeder.

Pero quizás a una mujer tan amante de los vinos, del chocolate y del queso, como afirma su biógrafa francesa Marion Van Renterghem, lo que más ilusión le hiciera es que tanto ella como su marido han sido invitados a la Cofradía de los Caballeros del Tastevin, que desde su creación en 1934 “celebra la región de Borgoña, su cocina tradicional, sus vinos y sus costumbres y tradiciones”, según adelantó el Elíseo.

La visita a Beaune “cierra años de trabajo fructuoso entre el presidente y la canciller para reforzar la cooperación bilateral (…) y contribuir al proyecto europeo”, dijo el Elíseo en un comunicado. La invitación es una muestra de las “estrechas relaciones entre Alemania y Francia”, coincidió desde Berlín una portavoz del Gobierno alemán.

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Aunque no siempre han estado totalmente alineados, tanto desde Berlín como desde París se ha subrayado siempre el vínculo fuerte que une a los dos países, sobre todo en el marco europeo que ambos defienden. Berlín fue la primera visita de Emmanuel Macron nada más ser investido presidente en 2017, en donde también había estado como candidato, al igual que en su entonces principal rival, el conservador François Fillon. Cuatro años más tarde, el peregrinaje se revirtió: fueron dos de los candidatos alemanes a suceder a Merkel, el también democristiano Armin Laschet y el socialdemócrata y más probable canciller Olaf Scholz, los que viajaron en plena campaña alemana a París en septiembre pasado.

El presidente por su parte ha recibido múltiples veces a Merkel, quien en el verano de 2020 se convirtió además en la primera canciller alemana en 35 años que visitaba el fuerte de Brégançon, la residencia de verano de los presidentes franceses. En contrapartida, Macron se convirtió el pasado junio en el primer dirigente extranjero invitado a Berlín tras lo peor de la pandemia de coronavirus.

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