El anuncio de que el estado de alarma se prorroga al menos 15 días, que por otro lado a nadie ha sorprendido dada la delicada situación, hace más difícil siquiera especular cuándo se podrá reanudar la competición liguera. En el caso del Athletic y siempre tirando de una versión positiva, disponer de San Mamés para que los leones jueguen supone como mínimo, y parece que en el mejor de los casos, hacerlo a finales de abril, tal vez en el mes de mayo.
Quizá sea hasta una previsión muy cándida, porque antes de volver a calzarse las botas los futbolistas deberán pasar por un periodo de entrenamientos mínimo. La plantilla lleva más de una semana confinada en sus casas y este nuevo aplazamiento les complica la vida.
En ese mes de abril está programado el partido ante el Mallorca, el día 22 -el del día ante el Betis es un imposible- . Parece muy pronto. Demasiado. En mayo y en dos jornadas consecutivas Real Madrid y Sevilla está citados en Bilbao: los merengues, el día 3; los hispalenses, el 10. El mes se cerraría con el partido frente al Leganés. Hay que tener en cuenta que al haber, en principio, partido el miércoles, se disputaría el choque ante los pepineros una semana después de hacerlo ante el Sevilla. Y sigue pendiente el choque ante el Atlético de Madrid.
Como hacer elucubraciones no lleva a nada definitivo, lo que está claro es que habrá que tener paciencia, porque el virus no da tregua y el encaje de bolillos es una materia para privilegiados. Hay que recordar que el último encuentro vivido en San Mamés fue el pasado 1 de marzo ante el Villarreal. Tres semanas después no se adivina una fecha y cuando se restablezca la competición está por ver si el estadio bilbaíno podrá albergar un partido con gente o será a puerta cerrada.
Empieza el ayuno
En un curso tan especial, a finales de año acudir a San Mamés dejó de ser costumbre a partir del 14 de diciembre. Los rojiblancos jugaron ante el Eibar y a partir de ahí, con la Copa del Rey y la interrupción liguera de por medio, el Athletic no volvió a pisar su feudo hasta el 19 de enero frente al Celta. Demasiado para los hinchas, aunque la Copa merecía la pena. El nexo común entre esos partidos fue que el marcador acabó con sendos empates. La racha, para algunos seguidores crisis, ya estaba en funcionamiento.
Entradones
En consecuencia, los aficionados rojiblancos deberán ser pacientes y hacerse a la idea de que la espera será larga. Incluso muy larga. ¿Mes y medio? ¿Dos o tres? Si entre el duelo del Eibar y el de Celta hubo cinco semanas de por medio ahora nadie lo sabe. Lo que sí se sabe que este inicio de 2020 ha deparado grandes entradas en San Mamés. La cita copera ante el Barça supuso la afluencia de 49.154 espectadores, uno poco más que en la posterior frente al Granada: 48.149.
En la Liga se congregaron 41.348 aficionados ante el Celta, 40.291 ante el Getafe, 44.222 con Osasuna como visitante, y 36.350 presenciaron el duelo ante el Villarreal. ¿Ocurrirá algo similar cuando se reanude la competición? Nadie lo sabe ni tampoco si habrá seguidores que no se fíen del todo de la aglomeración de personas si el coronavirus no está bien sujeto. En todo esto también hay que ver cuál es el encaje de la final de Copa en Sevilla, cuándo volverán a los entrenamientos los leones. Es el año de la espera y de las incógnitas.
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