A diferencia de otras etapas, el Coronavirus pilla al Deportivo
Alavés con buena salud monetaria. Con las cuentas saneadas y tras encadenar ocho cursos con beneficios en sus balances, está preparado para aguantar el posible impacto económico que esta ‘pandemia global’ pueda causar en los clubes de la LFP. Con las dos próximas jornadas suspendidas, todos los equipos aguardan con preocupación la evolución de la situación.
Tiene por ahora el fútbol estatal tres semanas de margen para tomar futuras decisiones. Al período de suspensión de la competición hasta el 22 de marzo, se suma el parón ya fijado por los partidos de las selecciones, por lo que, según el calendario diseñado al comienzo de la temporada,
LaLiga no se reanudaría hasta el 4-5 de abril. Durante estos días, habrá que contemplar si la expansión de la enfermedad se frena o no para tomar nuevas decisiones.
En caso de que los encuentros se reanuden a principios de abril, tan solo habrá que reajustar el calendario. Sin embargo, si el este parón se prolonga más tiempo, la amenaza de suspensión definitiva de la presente campaña estará sobre la mesa.
Tal decisión conllevaría un notable perjuicio económico para los clubes, que verían afectados sus contratos con patrocinadores y plataformas televisivas, además del compromiso con sus abonados.
Notables recursos
En el caso albiazul, al menos en esta situación le llega en una situación económica consolidada. A los beneficios registrados en sus cuentas en las últimas ocho temporadas, se une el crecimiento a nivel patrimonial, y también deportivo, de la entidad.
Desde la llegada del actual Consejo de Administración, la Sociedad Anónima Deportiva gasteiztarra ha construido una residencia para jugadores, adquiriendo los terrenos en propiedad, ha comprado una parcela en Salburua, próxima al Buesa
Arena, y ha acometido una importante reforma de las instalaciones de Ibaia.
Los principales jugadores del Alavés cuentan con contratos de media o larga duración y cláusulas de rescisión importantes
En el plano deportivo, también cuenta con un amplio margen de maniobra. Sus principales jugadores, a excepción de Manu
García, cuentan con contratos de media o larga duración y cláusulas de rescisión importantes.
En el caso del capitán, su vínculo concluye el 30 de junio, pero se prolongará durante otra campaña más de manera automática si, entre otras condiciones, completa 25 encuentros ligueros jugando más de 45 minutos. Por ahora ya acumula 20.
Por poner tres ejemplos, Fernando
Pacheco tiene contrato hasta junio de 2023 y una cláusula de salida cercana a los 40 millones de euros, la misma que Víctor
Laguardia, atado hasta junio de 2022. También Lucas
Pérez, firmado hasta junio de 2022, tiene fijado en unos 20 millones de euros la cantidad a abonar para romper su vínculo.
Además, la entidad gasteiztarra puede ingresar una importante cantidad de dinero el próximo 30 de junio. En los casos de Sivera, cedido al Almería, Burgui (Zaragoza), o Guidetti (Hannover
96, de la Segunda División alemana, sus contratos de cesión tienen incluidas opciones de compra al término de la temporada. La de los dos primeros es obligatoria si sus actuales equipos ascienden a Primera División.
Reforma de Mendizorrotza
Entretanto, el Deportivo
Alavés mantiene su plan de inversiones previsto, con la remodelación de su estadio como proyecto estrella. La entidad se ha comprometido a abonar de su bolsillo en torno al 60% de los cerca de 50 millones que costarán las obras. El resto lo asumirán entre Gobierno
Vasco, Diputación
Foral
de
Álava y Ayuntamiento
de
Vitoria-Gasteiz.
Por ello, el club babazorro, además de buscar recursos para tan ambiciosa iniciativa, lleva tiempo reservando fondos propios para acometerla. Una reserva que, en el peor de los casos, serviría para blindarle y poder mitigar el posible impacto económico del Coronavirus.
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