Le llaman el Alcatraz de las Rocosas y será el hogar de Joaquín El Chapo Guzmán hasta su muerte. Nada más conocerse la sentencia a cadena perpetua, el narco mexicano desapareció. Pasadas unas horas, fue subido a un helicóptero en Wall Street y después a un avión, según explicó uno de los abogados de la defensa, rumbo al Centro Penitenciario y Administrativo de Máxima Seguridad de Florence (Colorado). La prisión, conocida como ADX o Supermax, está situado en un emplazamiento remoto y aislado al sur de Denver, en una antigua zona minera.
El traslado cogió por sorpresa al equipo que defiende al narco. Aunque era más que probable desde hacía tiempo que El Chapo fuera destinado a la Supermax, la idea era que permaneciera 60 días más en Nueva York mientras se confirmaba el destino final por parte de la Oficina de prisiones —que no hizo un anuncio oficial— y sus abogados definían en paralelo el proceso de apelación de la sentencia. Guzmán fue condenado este miércoles a cadena perpetua por liderar el cartel de Sinaloa.
El Departamento de Justicia utilizó este caso para demostrar hasta dónde está dispuesto a llegar en la lucha contra los carteles de la droga. “El mismo destino le espera a cualquiera que busque ocupar su lugar”, dijo en rueda de prensa tras conocerse la sentencia el fiscal neoyorquino Richard Donoghue. “Tengan cuidado” porque “no se ha acabado el trabajo” de las autoridades, agregó la fiscal de Florida Ariana Fajardo, dirigiéndose a otros criminales como Joaquín Guzmán.
El Chapo abandonó la sala de la corte en Brooklyn pasados veinte minutos de las 10 de la mañana del miércoles. Los abogados se dieron cuenta de que no estaba ya en la prisión en el bajo Manhattan cuando fueron a visitarle por la tarde. Allí estuvo desde que fue extraditado antes de que Barack Obama cediera la presidencia a Donald Trump. Las autoridades se limitaron a decir que estaba en tránsito y no especificaron su localización. Llegó al destino el viernes.
El ADX de Florence acoge a más de 400 reclusos entre los que se encuentran los criminales más peligrosos y violentos del país. Entre sus muros cumplen condena los terroristas Ted Kaczynski y Dzhokhar Tsarnaev, miembros de la Aryan Brotherhood y operativos de Al Qaeda. Otros temidos reos son José Padilla, conocido como el talibán boricua, y Mahmud Abouhalima, que participó en el operativo del primer ataque contra las Torres Gemelas.
Por esta prisión pasó también Timothy McVeigh, autor del atentado en Oklahoma que en 1995 segó la vida de al menos 168 personas. La prisión de Florence se inauguró en 1994 a unos 185 kilómetros al sur de Denver, cerca de Pueblo. Se trata del centro penitenciario de más alta seguridad en el país. El Chapo protagonizó dos espectaculares fugas de las cárceles en México que contribuyeron a cimentar su leyenda. A esto se suma su largo historial de violencia y el temor de que logre comunicarse con el cartel, por lo que se busca que esté completamente aislado.
Nunca escapó nadie de Florence. El Chapo estará confinado en su celda 23 horas al día y tendrá permiso para hacer una hora de ejercicio en un espacio interior, solo custodiado por sus guardianes. La cama, la mesa y el asiento son de cemento. El sistema de cañerías así como las celdas están insonorizadas para evitar la comunicación con otros reclusos y el personal de la prisión. El narco tendrá una televisión, pero la imagen se emite en blanco y negro y la programación no es de actualidad.
Guzmán aprovechó la vista de la sentencia para denunciar las condiciones de su reclusión desde que fue extraditado 30 meses atrás. “Me torturan las 24 horas”, protestó el condenado. Dictada la sentencia, sus abogados disponen de dos semanas para apelar aunque el traslado dificulta este proceso. “Pueden meter a Joaquín Guzmán bajo toneladas de acero en Colorado y hacerlo desaparecer, pero nunca podrán eliminar el hedor que emana de este veredicto”, dijo el letrado Jeffrey Lichtman. “Lo único que quería desde el primer día era un juicio justo”, acotó. El propio condenado pidió la palabra antes de caer en el olvido.
La seguridad ha sido un factor clave durante todo el proceso y el rápido traslado a su nueva residencia en Florence apunta a que la decisión ya estaba tomada mucho antes de que se conociera la condena. Con 66 puntos, El Chapo rebasa ampliamente el máximo del barómetro (43 puntos) que utiliza el sistema judicial estadounidense para dictar sentencias en base a la gravedad de los crímenes cometidos, según explicó el juez Brian Cogan.
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