El alza de precios en Marruecos desata una campaña para que dimita el jefe de Gobierno


El alza del precio de los carburantes y alimentos básicos como la harina y el aceite está creando gran tensión en las calles de Marruecos. El pasado domingo miles de personas se manifestaron en las principales ciudades del país para conmemorar el aniversario de la primavera árabe en Marruecos, que comenzó el 20 de febrero de 2011. Las concentraciones se convirtieron también en un medio para expresar el rechazo a la subida de los precios y reclamar la dimisión del jefe de Gobierno, el magnate petrolero Aziz Ajanuch, secretario general del partido liberal RNI (Reagrupamiento Nacional de Independientes).

Ese mismo domingo se produjo un saqueo de hortalizas y carnes en el zoco de Alhad, en la región de Kenitra, 50 kilómetros al norte de Rabat. Las escenas de una multitud desvalijando los comercios circulan desde entonces en las redes sociales de un país que no está habituado a este tipo de escenas.

“Hay gente que no puede más después de dos años con las fronteras cerradas, sin turismo, con la sequía…”, denuncia a este diario con la condición de anonimato una activista humanitaria del norte de Marruecos. “Hay mujeres divorciadas y viudas que ganan lo justo para comer. Y a lo mejor trabajan un día y se quedan 10 paradas, porque son trabajos informales. Para mucha gente la vida se está volviendo aún más dura con estas subidas de precios”, añade.

El ministro delegado encargado del presupuesto, Fouzi Lekjaa, explicó el pasado jueves en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros que la subida de los precios de algunos productos se debe, entre otros factores, “al continuo aumento de los precios de los cereales y de los productos petrolíferos en el mercado internacional”, según informó la agencia oficial MAP. Y añadió que, para combatir la carestía de los cereales, el Estado ha suspendido los derechos de aduana sobre las importaciones de trigo en dos periodos, desde febrero hasta el 15 de mayo de 2021 y desde noviembre de 2021 hasta el próximo abril.

Coste para las arcas públicas

El Ministerio de Economía emitió este martes un comunicado en el que asegura que la hogaza de pan de harina de trigo blando va a mantener su precio de 1,2 dírhams (0,11 euros) gracias a la subvención del Estado. Y añadió que tanto ese pan como el azúcar y la bombona de butano continuarán siendo subvencionados por el Estado, a pesar del coste que ello implica para las arcas públicas.

A diferencia de ciertos productos básicos subvencionados, el precio de los hidrocarburos solo está sujeto a las reglas del mercado. Y en Marruecos ha alcanzado niveles récords. En un año, el litro de diésel ha pasado de costar 8,7 dírhams (80 céntimos de euro) a superar la barrera de los 10 dírhams en noviembre de 2021 y la de los 10,9 dírhams (un euro) en febrero de 2022. El índice de Precios al Consumo (IPC) ha subido en enero un 3,1% respecto al mismo periodo del año anterior, según el Alto Comisariado del Plan, el instituto estadístico marroquí.

El Gobierno ha impedido a los taxis subir las tarifas, una decisión que alimenta el descontento en el sector. Los conductores protestan por ser uno de los sectores más afectados por la subida de precios y no pueden repercutirla en los clientes. Otros profesionales como los carniceros también defienden que tienen que cobrar más a los clientes porque sus costes no dejan de subir.

Marruecos sufre este año la mayor sequía de las últimas tres décadas. Los embalses se encuentran al 34% de su capacidad frente a 46% del año pasado en la misma época. La agricultura es el mayor pilar de la economía del país, con 12% del PIB. A su vez, este sector necesita el 87% del consumo hídrico, según datos del Alto Comisariado del Plan pertenecientes a 2020. El monarca Mohamed VI ordenó el 4 de febrero que se invoque a Dios en todas las mezquitas para la petición de lluvia. Las plegarias no han dado resultados tangibles por ahora.

En las redes sociales circula con fuerza desde hace más de dos semanas la etiqueta Ajanuch Dimite. Es un mensaje que recuerda a la campaña anónima que triunfó en las redes marroquíes en 2018 y que llamaba a boicotear a tres marcas, entre ellas la red de gasolineras Afriquia, propiedad de Ajanuch. Nunca se supo quiénes fueron los impulsores de aquel mensaje, aunque algunas voces apuntaron hacia los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). En aquella ocasión, Ajanuch optó por el silencio. La tormenta del boicot pasó al cabo de varias semanas y tres años después, en septiembre de 2021, el líder del RNI ganó las legislativas al cosechar 102 escaños sobre un total de 395 diputados. Los islamistas del PJD sufrieron una hecatombe al pasar de 125 escaños a solo 13.

Pero si en 2018 el silencio del empresario Ajanuch dio sus frutos, estos días incluso parte de la prensa oficialista —como el sitio digital Albayane, muy ligado al Ministerio del Interior— rechaza la táctica del primer ministro. “El jefe del Gobierno está siendo muy criticado por los manifestantes a causa de su incomunicación”, aseguraba este lunes un artículo de Albayane. “Pero es necesario decirlo: esta incomunicación está agravando la situación, porque se dirige directamente hacia la no-comunicación”, concluía el escrito.

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