El “apto” para acceder a los Centros de Alto Rendimiento no prevé pruebas covid-19 preventivas


El CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid volvió a abrir sus puertas el 18 de mayo. La residencia Blume lo hizo el día 8 de junio. Hay ahora mismo un 67% del aforo habitual en el primero y un 60% en el segundo. Para acceder a las instalaciones, deportistas y técnicos han tenido que pasar por un reconocimiento médico en el centro de medicina del CAR dirigido por Fernando Gutiérrez. Eso incluye: toma de tensión, temperatura, analítica normal y corriente, preguntas sobre cómo y con quién han pasado el confinamiento, contactos estrechos y un cuestionario para saber si en los últimos 15 días han estado en contacto con alguien infectado, si tienen síntomas y si se le han hecho algún test para detectar el coronavirus y en qué fecha.

La consulta dura unos 10-15 minutos y pasadas 24 horas, si el médico lo considera, los deportistas reciben un “apto” y pueden empezar su rutina de entrenamiento. En la entrada del CAR le toman la temperatura a diario (han desactivado los lectores de matrículas y tienen que bajarse del coche) y se revisa si su nombre está incluido en el listado de aptos. El reconocimiento no prevé pruebas PCR y serológicas. Sólo se hacen “en el caso de que del examen médico y de la sintomatología del deportista se derive la conveniencia de su realización”. Así dicta el protocolo básico de actuación para la vuelta a los entrenamientos y el reinicio de las competiciones federadas y profesionales del 3 de mayo. Es decir, si son asintomáticos no saben si tienen Covid. Los deportistas y los técnicos se han hecho los test bien por privado y por decisión personal antes de retomar los entrenamientos, bien a través de sus federaciones o bien lo han solicitado al COE si están becados con la ADO. Dar negativo en PCR o en test serológico no es condición indispensable para acceder al CAR y a la Blume.

Los protocolos de seguridad son considerados insuficientes por algunos entrenadores y deportistas. Hay alguno que prefiere no quedarse a dormir en la residencia por miedo a que sea un posible foco pese a que se hayan extremado las medidas de seguridad (se duerme en habitaciones individuales y hay turnos para las comidas que se sirve en bandejas precintadas y desinfectadas). “Me dan apto porque estoy bien. Pero ¿y si a los tres días me voy a una fiesta o voy a darme una vuelta con un colega que lo tiene y es asintomático?”, se pregunta un deportista.

Ha habido un caso, de un miembro de una federación, que, asintomático, recibió el apto después de pasar por el reconocimiento médico y aunque diera positivo en la prueba serológica (con un negativo en la PCR), siguió accediendo a las instalaciones durante varios días. El apto lo obtuvo a principios de mayo; dos semanas después (y dos días después de que abriera el CAR) se sometió a los test para descartar positividad al coronavirus y mientras esperaba los resultados siguió pisando las instalaciones. Fue otro Centro de Alto Rendimiento que, al recibir y analizar las muestras, se percató de que las IGM (anticuerpos que detectan si el paciente está en la fase aguda de la infección) habían dado positivo y avisó a Madrid de que le pusiera en cuarentena. Pero, mientras tanto, se había relacionado con más deportistas durante diez días. Ahora, hasta que no vuelva a dar negativo no podrá acceder. Es el único que repetirá la prueba. En caso de positivo, según el protocolo del CSD, “se recomienda la realización de controles médicos diarios”, además de aislar a la persona en cuestión.

El único seguimiento que se hace a técnicos y deportistas (el centro médico volvió a abrir esta semana pero con un carácter muy restrictivo) es que cada 7-10 días les envían por correo el cuestionario que les hicieron el primer día y si no lo reenvían contestado, se les deniega el acceso las instalaciones. Los fisio pueden tratar a los deportistas sólo si lo autoriza expresamente el Centro Médico y siempre en caso de extrema necesidad. A diferencia del fútbol, en el que incluso antes de que empezara la competición los jugadores se sometían a al menos dos test a la semana, ningún deportista de élite repetirá PCR semanalmente. Ni siquiera es condición indispensable para que acceda al CAR. Ese es un protocolo que sólo el fútbol es capaz de asumir económicamente.

El CSD (Consejo Superior de Deportes) ha enviado una exhaustiva normativa para el acceso a las instalaciones y la residencia. Se ha extremado la limpieza de salas de entrenamiento, de las máquinas del gimnasio (los deportistas, que además no pueden compartir bebidas ni materiales, dan fe de ello), se mantienen las distancias de seguridad en los pabellones (dos metros y los técnicos están obligados a llevar guantes y mascarilla) y en los vestuarios (seis metros). Pero fuera de allí los deportistas hacen vida normal. Basta con ver las fotos e historias de Instagram de cada uno de ellos: cenas en restaurantes, pequeñas barbacoas y pequeñas celebraciones de cumpleaños, entre otras. Cuando vuelven a los entrenamientos después del fin de semana, sólo se les toma la temperatura.

“No tiene sentido el uso masivo de test, tampoco entre los deportistas. Lo realmente importante es un examen médico exhaustivo, del cual se puede derivar la necesidad de realizar un test o no. A día de hoy, un negativo en PCR no impide un posible contagio un día después. Igual que un hipotético negativo en una serología. Tenemos claro que el riesgo cero no existe, y en base a ello actuamos. Hay, además, una parte muy importante de responsabilidad individual: distancia social, la higiene de manos o la desinfección, que se han convertido en señas de identidad en nuestro CAR. Los propios deportistas también deben extremar la precaución cuando estén fuera”, explican fuentes autorizadas del CSD.


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