La jugada tuvo lugar en el minuto 89 pero el desde el VAR rectificaron la decisión de Figueroa Vázquez.
Acción surrealista la que se vio en San Mamésen el minuto 89 de partido. El Athletic estaba volcado sobre la meta de Grbic, que había salido en sustitución del lesionado Oblak, en busca del empate. Tras un córner, una serie de rechaces acabó con un disparo que fue repelido por Reinildo. Figueroa Vázquez decretó penalti.
Los jugadores del Atlético se comían al árbitro. Todos menos uno. Precisamente el protagonista de la jugada. Porque el mozambiqueño mantuvo la calma en todo momento, dejando claro a sus compañeros que no había sido penalti, que el esférico le había golpeado en la cara.
Y tenía razón. Desde el VAR avisaron al colegiado andaluz para que fuera al monitor a ver la repetición. Y en cuestión de segundos se dio cuenta de su error. Anuló la pena máxima que había señalado y retiró la cartulina amarilla que había visto Reinildo.
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