La incestuosa relación entre arte y poder es tan antigua como la historia. Centrándose en el devenir latinoamericano reciente, Carlos Granés ha escrito en Delirio americano un ambicioso ensayo sobre las vanguardias artísticas y su interacción con las revoluciones, una ayuda para comprender los errores y hasta los crímenes de una sociedad en la que el genio literario y la ambición por el mando han marchado juntos con demasiada frecuencia. De la relación entre arte y poder trata igualmente Obra maestra, de Juan Tallón, aunque en este caso el relato tiene muchas menos sangre y bastante más chiste. A partir de la misteriosa e inexplicable desaparición de una escultura de 38 toneladas de Richard Serra que se custodiaba en unos almacenes del museo Reina Sofía, el escritor y periodista reconstruye desde la ficción los pormenores de un caso de tintes novelescos pero tan real como la vida misma.
El italiano Francesco Pecoraro se estrenó en la literatura a los 62 años y, quizá para compensar la tardanza, lo hizo a lo grande. Su primera novela, La vida en tiempo de paz, fue finalista del Strega en 2014 y ganó los premios Viareggio, Mondello y Volponi. En su segunda propuesta, La avenida, recrea con maestría el apocalipsis lentísimo al que está sujeto el viejo continente europeo, una decadencia en la que “las ideologías políticas que prometían una variedad de futuros posibles están muertas y su vacío ha sido llenado por una especie de presente torpe y amnésico”. Con un lenguaje sereno e intimista, ajeno a la retórica del artificio, la poeta portuguesa Ana Luísa Amaral vuelve a demostrar en El exceso más perfecto su capacidad de transformar en territorio sagrado la realidad doméstica.
Y es que los mal llamados pequeños placeres cotidianos también pueden revelarse como aspiraciones sublimes: la música que nos acerca a las verdades universales, la comida que nos congracia con los pesares de las jornadas repetitivas. De eso, y de pensarse a una misma, trata Cocido y violonchelo, un ensayo ameno, de capítulos que vuelan entre los dedos, donde Mercedes Cebrián compone una oda a dos de sus pasiones, que son también las de tantos. Parte del libro de Cebrián se escribió durante el confinamiento, igual que Chicas en tiempos suspendidos, de la fallecida Tamara Kamenszain. En él, la autora argentina plasma sus dos vocaciones: el poema y la reflexión sobre el poema: ¿Cómo nombrarse? Para una poeta, ser llamada por el nombre de pila (Delmira, Alfonsina) es un rebajamiento paternalista, aunque ahora se recuerde con cierto pudor aquella época en que “estaba montada / en mi tonta pretensión de ser Kamenszain y no Tamara”.
Carlos Granés ha escrito un ambicioso ensayo sobre las vanguardias artísticas latinoamericanas y su interacción con las revoluciones y la política en países como Cuba, México o Venezuela. Crítica de Juan Luis Cebrián.
La brillante historia de Juan Tallón sobre la pérdida de una gigantesca escultura de Richard Serra hilvana testimonios de más de 70 personajes, en su mayoría reales. Crítica de Carlos Pardo.
Estrenado en la literatura a los 62 años, Francesco Pecoraro publica su segunda novela, La avenida, donde reflexiona sobre la decadencia moral y material de Europa. Crítica de Patricio Pron.
‘El exceso más perfecto’ es una excelente oportunidad para adentrarse en la obra de la poeta portuguesa, galardonada en 2021 con el XXX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Crítica de Antonio Sáez Delgado.
En su último libro, Mercedes Cebrián reivindica la construcción personal a través de los placeres y quehaceres cotidianos, como la música y la comida. Crítica de Silvia Hernando.
El último libro que la escritora argentina publicó en vida es una meditación sobre su propia obra y las de las poetas que la acompañaron durante muchos años. Crítica de Edgardo Dobry.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.