EL PAÍS

El asalto a la mezquita de Al Aqsa desemboca en la mayor escalada de violencia en la frontera de Israel y Líbano desde 2006

Israel ha bombardeado este viernes en paralelo Líbano y Gaza tras un ataque con cohetes contra su territorio inédito desde 2006, del que responsabiliza al movimiento islamista Hamás, que controla la Franja. Durante la madrugada de este viernes, las milicias palestinas han lanzado desde Gaza otros 44 proyectiles contra territorio israelí. Hasta este viernes no se habían registrado víctimas mortales, pero al mediodía dos mujeres israelíes murieron en lo que parece un atentado cerca de un asentamiento en el norte del territorio ocupado de Cisjordania.

La situación ya era tensa en la zona desde hace meses, pero ha desembocado en las últimas horas en una espiral abierta de violencia a raíz de que la policía israelí asaltase dos noches consecutivas un lugar tan simbólico para el mundo musulmán e importante para la identidad palestina como la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén.

Daños causados tras el ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza, esta noche. Fatima Shbair (AP)

Al mediodía, las Fuerzas Armadas anunciaron que dos mujeres en la veintena han muerto y una de 45 años se encuentra en estado crítico en lo que se interpretó inicialmente como un accidente de tráfico entre un coche palestino y uno israelí cerca del asentamiento judío de Hamra, en el norte de Cisjordania, una de las zonas más calientes del conflicto. Tras hallar “numerosos disparos de bala en el vehículo israelí”, los soldados desplazados al lugar han llegado a la conclusión de que el coche perdió el control fruto de un ataque y han cortado las carreteras de la zona para buscar al autor. Se trata de dos hermanas y de su madre, residentes en la colonia de Efrat, al sur de Belén. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha convocado a una reunión a los mandos de las fuerzas de seguridad para analizar la situación. Horas antes, al amanecer del tercer viernes del mes sagrado del Ramadán, se habían producido nuevos enfrentamientos entre policías israelíes y jóvenes palestinos en torno a la ciudad vieja de Jerusalén.

Israel ha reforzado la artillería e infantería en las fronteras con Líbano y Gaza. Sin embargo, también ha retirado al mediodía las instrucciones de permanecer cerca de los refugios para los residentes de las localidades cercanas a la Franja (las más afectadas por los cohetes, dado su alcance), lo que parece apuntar a una estabilización de la situación, a lo que también contribuye la ausencia de muertes por los proyectiles.

Netanyahu: “Un alto precio”

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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reunió el jueves al gabinete de seguridad, a raíz de la andanada de cohetes desde Líbano. De madrugada, al terminar la reunión, emitió una breve declaración: “La respuesta de Israel esta noche y en el futuro supondrá el cobro de un alto precio”. Dos horas después, comenzaron los bombardeos en Líbano.

Residentes de la región de Tiro, en el sur de Líbano, escucharon fuertes explosiones y el ruido de aviones israelíes que sobrevolaban la zona en torno a las cuatro de la madrugada (tres, en la España peninsular). Uno de los habitantes del campo de refugiados palestino de Rachidiye, cerca de Tiro, indicó a la agencia France Presse que al menos dos obuses cayeron cerca del campamento. La televisión de Hezbolá, Al Manar, habla de tres zonas bombardeadas. “Condenamos enérgicamente la patente agresión sionista contra Líbano”, ha indicado Hamás, que ha pedido a Naciones Unidas y la Liga Árabe que se reúnan de urgencia para condenarla.

Un niño libanés mira el cráter producido por un bombardeo israelí, en Alqulaylah, en el sur de Líbano, este viernes.WAEL HAMZEH (EFE)

Israel no había recibido decenas de proyectiles provenientes de Líbano desde 2006, cuando mantuvo un mes de guerra con la milicia de Hezbolá en la que murieron más de 1.000 libaneses, en su mayoría civiles, y 165 israelíes, sobre todo soldados. Desde entonces se han producido algunos lanzamientos de proyectiles y bombardeos israelíes al otro lado de la frontera, pero de forma puntual y no de la envergadura de la actual escalada. La última vez que Israel confirmó haber atacado territorio libanés fue en abril de 2022. Ahora señala a Hamás por los 34 cohetes del jueves y por eso está bombardeando tanto objetivos de esa facción armada en el sur de Líbano como en la franja palestina que controla desde 2007.

El ejército israelí ha señalado en un comunicado que “no permitirá a la organización terrorista Hamás operar desde Líbano” y que “responsabiliza al Estado libanés de cualquier disparo procedente de su territorio”. La entrada en escena de la más numerosa y mejor armada milicia de Hezbolá, aliada de Irán (enemigo de Israel), daría al conflicto otra envergadura. Los analistas coinciden en que el ataque no pudo haberse producido sin su luz verde.

Diálogo

La fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU desplegada en el sur de Líbano, FINUL, ha emitido un comunicado la madrugada del viernes en el que indica que sus tropas fueron avisadas de los bombardeos y los escucharon. Y que su jefe de misión, el español Aroldo Lázaro, está hablando con las autoridades de los dos países fronterizos. “Ambas partes han dicho que no quieren una guerra”, añade la nota. El ejército libanés ha publicado además imágenes de lanzamisiles y proyectiles hallados en la zona desde la que fueron lanzados los cohetes y que está patrullando. Su Ministerio de Asuntos Exteriores ha responsabilizado a Israel de la escalada e instado a la comunidad internacional a frenarla.

En Gaza, la Fuerza Aérea israelí ha bombardeado 10 puntos con 50 toneladas de explosivos. Solo se ha informado de heridos y daños materiales. Lo mismo en Israel, donde la mayoría de los cohetes de la madrugada de este viernes han sido interceptados por el escudo antimisiles Cúpula de Hierro, pero uno impactó en una casa en la localidad de Sderot, muy cercana a Gaza.

Una mujer inspeccionaba este viernes los daños sufridos en su casa, en la localidad israelí de Sderot, por un cohete lanzado desde Gaza.Tsafrir Abayov (AP)

La coincidencia de las fiestas del Ramadán musulmán y la Pascua judía ha sido el caldo de cultivo de esta escalada. Una parte de los fieles que rezaban en Al Aqsa se atrincheraron porque circulaba el rumor de que un israelí ultranacionalista iba a sacrificar allí un animal. Así se marcaba el inicio de la Pascua en el templo judío que se alzaba en ese lugar, y cuyo único vestigio hoy es el Muro de las Lamentaciones, el punto más sagrado del judaísmo. En los últimos días, grupos judíos radicales habían hecho llamamientos a sacrificar cabras e incluso un hombre fue detenido. La policía israelí había dejado claro que no lo permitiría, pero los palestinos temían que la Explanada fuese profanada y pedían una presencia continuada en el recinto para evitarlo.

Los vídeos del asalto a Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el islam tras La Meca y Medina, prendieron la mecha en redes sociales en pleno Ramadán. En ellos se ve a policías israelíes que disparan pelotas de goma, actúan con violencia hacia los fieles y detienen a decenas de personas en el interior de la mezquita, y también se observa a palestinos que les lanzan petardos y fuegos artificiales. Un mando militar israelí asegura que la policía solo entró a la mezquita después de negociar sin éxito la evacuación con los alrededor de 400 palestinos que se encontraban en el lugar, y que algunos de ellos tenían piedras y fuegos artificiales. Ya el año pasado la policía israelí entró en la Explanada durante el Ramadán, en respuesta al lanzamiento de piedras y petardos hacia el Muro de las Lamentaciones, que está justo a sus pies.

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