La mediación entre Ucrania y Rusia, las evacuaciones de civiles de Mariupol, el esfuerzo por sacar de los puertos ucranios el cereal bloqueado por Moscú y, también, el veto a la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN. Al frente de todas estas negociaciones en las que interviene Turquía está Ibrahim Kalin (Estambul, 50 años). Asesor principal del presidente, Recep Tayyip Erdogan, y actual portavoz del Gobierno, Kalin es una de las pocas personas a las que el líder turco escucha en cuestiones de seguridad y política exterior. Doctorado en Filosofía y formado en universidades de Turquía, Malasia y Estados Unidos, quienes lo conocen de cerca alaban su capacidad de diálogo, su pragmatismo y su visión global. No esconde las críticas a los aliados occidentales de Turquía, pero asegura que su país está firmemente comprometido con la OTAN. Este viernes viaja a España para tratar asuntos bilaterales y la cumbre de la Alianza Atlántica de finales de mes en Madrid.
Pregunta. Tras la masacre de Bucha se pararon los contactos entre Ucrania y Rusia en los que mediaba Turquía. ¿Existe la posibilidad de volver a sentar a las partes a la mesa de negociación?
Respuesta. Estamos trabajando en ello. La semana pasada, el presidente [Erdogan] mantuvo sendas conversaciones telefónicas con los presidentes [ruso, Vladímir] Putin y [ucranio, Volodímir] Zelenski, y repitió su propuesta de que ambos acudan aquí a tratar de alcanzar una salida pacífica al conflicto. Zelenski dijo que está listo, pero Putin cree que las condiciones no están lo suficientemente maduras. Por desgracia, las negociaciones se detuvieron a raíz de lo que ocurrió en Bucha, que es inaceptable, y la guerra prosigue. En un conflicto como este, mientras se busca una solución general, también es importante lograr acuerdos más localizados, aunque sean limitados. Por ejemplo, la evacuación de Mariupol, o lo que estamos negociando ahora: la salida de los productos agrícolas de Ucrania.
P. ¿Ve posible hallar una solución al bloqueo ruso de los cereales ucranios, que amenaza con crear una crisis alimentaria?
R. Estamos hablando con los rusos, con los ucranios y también con la ONU. Probablemente, será una operación bajo el paraguas de la ONU, con Estambul como principal centro de la operación. Habrá representantes rusos y ucranios que gestionarán y monitorizarán el proceso. Los barcos deberán ser inspeccionados para asegurarse de que no llevan armas, pero cómo se hará esta monitorización lo debatirán nuestros expertos militares. El ministro de Exteriores [ruso, Serguéi] Lavrov nos visitará la semana que viene y este será uno de los asuntos que trataremos. En su delegación vendrán expertos directamente implicados en esta cuestión. Creo que rusos y ucranios entienden que es un tema de importancia clave, y espero que tengamos un resultado en las próximas dos semanas.
P. El desminado de los puertos ucranios es un asunto delicado.
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R. Hemos ofrecido nuestra ayuda, si la necesitaran, pero de momento no hemos recibido peticiones en este sentido. La única condición que ponen los ucranios es que se les dé garantías de que, cuando desminen, los rusos no aprovecharán para atacar Odesa, lo cual es una preocupación legítima. Nosotros hemos trasmitido este mensaje a Rusia y el presidente Putin dio una respuesta positiva: nos dijo que no tiene intención de atacar Odesa. Tenemos la esperanza de que esta seguirá siendo la postura definitiva de Rusia, porque lo consideramos un avance positivo.
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P. En caso de que se llegue a un acuerdo, ¿cómo se distribuiría el grano ucranio?
R. Del mismo modo que se hacía antes de la guerra, a través de los mercados internacionales. Nosotros facilitaremos y protegeremos el transporte a través del mar Negro y los ucranios lo venderán a quien ellos decidan.
P. Respecto al bloqueo turco de la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, ¿habrá algún progreso antes de la cumbre de Madrid?
R. Depende de lo que hagan Suecia y Finlandia. La pasada semana tuvimos una muy buena reunión y todos los temas fueron debatidos en un ambiente positivo. Cuando veamos avances sobre nuestras peticiones, entonces el proceso avanzará. La OTAN no es una alianza turística ni económica, es una alianza de seguridad. Lo que significa que debe proveer seguridad a todos sus miembros de forma igualitaria y justa. Nosotros nos tomamos en serio la seguridad de nuestros aliados, con nuestro ejército, que es el segundo mayor de la OTAN. Así que esperamos lo mismo de nuestros aliados. Pedimos acciones concretas contra las redes terroristas del [grupo armado kurdo] PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán] o el [kurdo-sirio] PYD-YPG [Partido de la Unión Democrática-Unidades de Protección Popular], que comparte la misma estructura que el PKK y reciben órdenes de este. Están recolectando dinero, reclutando nuevos miembros, haciendo campañas de propaganda en esos países y con ese apoyo luego atacan a Turquía. No podemos mirar hacia otro lado. Además, hemos pedido la extradición de 38 individuos en los últimos años y las han rechazado directamente, sin pararse a considerarlas.
P. Otros países han rechazado extradiciones a Turquía por el peligro de que sean torturados.
R. Esto no tiene base alguna. No hay tortura en Turquía. Eso ocurría en los años setenta u ochenta, ahora tenemos una política de cero tolerancia con la tortura. La decisión [de Finlandia y Suecia] de rechazar las extradiciones es puramente política.
P. En los últimos años, los debates sobre si el compromiso turco con la OTAN es real o no se han incrementado en Bruselas y otras capitales europeas.
R. Turquía lleva 70 años comprometida con la OTAN, participando de sus decisiones y sus misiones. En cambio, cuando se trata de la seguridad nacional de Turquía, por desgracia, no vemos el mismo compromiso de nuestros aliados.
P. El presidente Erdogan acaba de anunciar una nueva operación en Siria. ¿Es irremediable?
R. En 2019, llegamos a un acuerdo con rusos y estadounidenses para mantener a los terroristas del PYD-YPG lejos de nuestra frontera. Con los estadounidenses, el acuerdo era que se trasladasen [las milicias kurdo-sirias] 30 kilómetros al sur de la frontera [turco-siria]. Y con los rusos, era que [las YPG] saliesen de Tel Rifat y de Manbij [en el norte de Siria]. Ninguno de estos acuerdos se ha cumplido y hemos recibido cientos de ataques terroristas de estas zonas. Así que tomaremos las acciones que creamos oportunas para mantener la seguridad de nuestro territorio y nuestros ciudadanos. Por supuesto, hablaremos de ello con nuestros aliados, pero no vamos a pedir permiso a nadie.
P. Estados Unidos ha avisado de que atacar las zonas bajo control de las YPG debilita la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés).
R. Si los estadounidenses hubieran apoyado a otros grupos de la oposición siria, serían también los más efectivos en la lucha contra el ISIS. YPG se hizo fuerte gracias al entrenamiento, al dinero, a las armas de EE UU. Y, por ello, ahora controla grandes porciones de territorio en Siria, donde ha reprimido a los kurdos contrarios al PKK y a los árabes suníes. Esta organización terrorista utiliza la amenaza del ISIS para avanzar sus propios objetivos. Cuando nuestros colegas estadounidenses o europeos nos dicen: “Por favor, no ataquéis porque está la amenaza del ISIS”, respondemos: “¿Dónde está esa amenaza? Nosotros podemos ir y luchar contra ella”.
P. Cuando la OTAN está haciendo frente común contra la invasión de Rusia a un país vecino, ¿cómo queda la invasión de un país vecino por parte de un miembro de la OTAN?
R. No invadimos ningún país. Son operaciones antiterroristas. No tenemos ningún apetito por el territorio de otro país. Llevamos a cabo estas operaciones porque hay una amenaza que viene de allí. Si el país en cuestión tuviera capacidad para proteger su frontera y evitar los ataques terroristas que atentan contra nuestro territorio y nuestros ciudadanos, nosotros no estaríamos allí. Además, las zonas del norte de Siria bajo control turco se han convertido en zonas seguras para los propios sirios. Esa misma población civil siria que Europa se niega a acoger. Les damos seguridad, cobijo, educación, sanidad… en su propio país y pagado de nuestro propio bolsillo. Si no fuese por la presencia turca en Siria, el PYD-YPG o Rusia o el régimen de [Bachar el] Asad tomarían estas zonas y otros tres o cuatro millones de sirios huirían y tendríamos otra crisis de refugiados.
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