El ataúd de cartón, la fórmula para abaratar funerales

Morirse en España no es barato. La OCU ha constatado que un servicio funerario “sencillo” cuesta una media de 3.500 euros. Pese a ello, las diferencias de precio entre ciudades son desconcertantes. En Cuenca o en Las Palmas un entierro cuesta menos que en la media de España. Justo en el lado opuesto, tanto en Madrid como en Barcelona, un servicio fúnebre supera los 5.000 euros. Pese a las críticas, las funerarias siempre han cerrado el paso a iniciativas que abaraten sus servicios. Una de las últimas ideas fue la llevada a cabo por el madrileño Javier Ferrándiz cuando en 2009 diseñó un ataúd de cartón que costaría entre 100 y 300 euros a los familiares frente a los entre 800 y 1.000 euros de los féretros de madera más baratos. Ahora una funeraria de Manresa le ha adquirido el producto y ya lo está comercializando.

Javier Ferrándiz creó la empresa RestGreen ataúdes ecológicos y emprendió una cadena de obstáculos hasta que consiguió homologar su creación, en 2013. Aun así, nadie se lo compró. “El sector está compuesto por familias que no quieren que entre nadie más que ellos. No han querido comprar el ataúd de cartón y por tanto no ofrecen este servicio”, denuncia Ferrándiz.

El ataúd de cartón era un proyecto casi guardado en un cajón hasta que el pasado otoño Eternam, una modesta funeraria de Manresa (Barcelona), compró varias unidades e inició un cambio dentro del sector. Jesús Sánchez es uno de los asesores de Eternam: “Nuestra filosofía es el precio justo. Como todas las funerarias, tenemos un margen comercial, pero el nuestro es justo. Solo ofrecemos tres tipos de féretros: el de cartón, el ecológico para incineración y el normal”. Eternam se ha convertido así en la primera funeraria en ofrecer el ataúd de cartón ideado por RestGreen.

“Mi féretro soporta 100 kilos. En realidad, supera los 150. Mide lo mismo que un ataúd de madera y lo vendemos en tres colores: crudo, blanco y con una tintada al agua de color madera. También ofrecemos un féretro contenedor de madera en el que se mete el difunto dentro del ataúd de cartón para velarlo. Esta especie de forro de madera se vuelve a utilizar en los velatorios y así tiene un ciclo de vida mucho más amplio”, destaca Ferrándiz.

“Es ecológico, no lleva barniz, solo necesita una hora de incineración en lugar de dos, se puede imprimir la foto del difunto, una bandera… y además tiene un tratamiento artesanal, ya que lo compramos sin montar, se transporta fácilmente y se monta al momento”, destaca Sánchez. El asesor de Eternam tiene claro por qué el resto de empresas no compraban el ataúd de cartón: “Las funerarias lo que hacen es aplicar un sobrecoste en los féretros para la venta final. En el de cartón no se puede hacer. Nosotros ofrecemos un servicio funerario básico —sin velatorio, sin coronas, sin recordatorios, sin música…— por entre 1.600 y 1.700 euros. A parte va el entierro o la incineración [en Barcelona cuesta 550 euros]. Las grandes funerarias por un lado, aplican sobrecostes al féretro —en ocasiones multiplicando por 10 su precio real— y por otro, desinforman a los usuarios en su beneficio. Muchas personas creen que están obligadas a recurrir al tanatorio cuando es legal velar en el domicilio”. “En ciudades como Zaragoza o Valencia hay tanatorios públicos y las pequeñas funerarias alquilan las salas. En cambio, en ciudades como Barcelona o Girona las funerarias son las propietarias de los tanatorios y es imposible entrar”, denuncia. Sánchez advierte que hay un cambio de mentalidad entre los usuarios para que se deje de “especular” con los precios. “No hay que olvidar que un servicio funerario es de obligada contratación y de forma inmediata cuando fallece un ser querido”, destaca.

La directora técnica de Eternam, Luz Helena Bustos, destaca: “El acondicionamiento de un cadáver en un ataúd de cartón es idéntico al de uno de madera. La única diferencia es que nosotros queremos dar un servicio ecológico y con un precio justo. Somos partidarios de la economía del cuarto sector, donde no hay lugar a la especulación económica”.

Por su parte, Altima, una delas grandes funerarias catalanas, aseguraba ayer a EL PAÍS que su negativa a introducir el ataúd de cartón entre su catálogo “no es una cuestión de precio sino de falta de demanda”.

Ferrándiz ofreció a la Comunidad de Madrid su féretro de cartón, a precio de coste, cuando comenzó a crecer el índice de mortalidad en plena primera ola del coronavirus. “Yo lo vendo a 100 euros y gano muy poco. Lo ofrecí todavía a menos. Me dijeron que negociara con las funerarias. No me dejaron entrar y la verdad es que los ataúdes de cartón son una solución mucho más eficaz en las situaciones de emergencia y catástrofes. Eficaz y eficiente energéticamente porque en un contenedor de 40 pies podríamos transportar 240 féretros de cartón mientras que de madera serían cerca de 110”, lamenta. “Además, la incineración es más rápida con el ataúd de cartón alcanzando antes los 1.200 grados y ahorrando así tiempo y gas”, destaca el fundador de RestGreen.


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