Ha transcurrido ya un cuarto del campeonato liguero y el Athletic aparece justo en la mitad de la tabla. Más cerca, eso sí, del descenso (4 puntos) que de Europa (5). Cinco partidos sin ganar, dos ‘bakalaos’ en seis partidos y solo dos puntos logrados de 15 posibles han encendido ciertas alarmas en el entorno rojiblanco. No creo que haya que dramatizar, pero sería hipócrita no reconocer que hay cierta intranquilidad alrededor del equipo, al menos entre muchos aficionados.
El Athletic hizo méritos para ganar al Valladolid y el sábado firmó los mejores 45 minutos lejos de San Mamés, sin embargo, el problema se repite. Aunque generen oportunidades, siguen sin marcar. Los leones han dado un pasito al frente, pero insuficiente para ganar fuera de casa, al menos por ahora.
También habrá que analizar por qué el equipo suele tener buenas actuaciones en las primeras partes y baja su rendimiento en las segundas. Posiblemente tenga que ver con el estilo de juego tan físico e intenso. En cualquier caso, Garitano debe extraer conclusiones porque los partidos duran 90 minutos y cuando no se adelantan al principio lo acaban pagando.
En las últimas citas hemos observado algunos fallos en defensa. Seguramente nos habían mal acostumbrado al no conceder prácticamente opciones al rival y ahora, sin ser un coladero, advertimos fallos que pasan factura. Afortunadamente son errores individuales, que hacen igual daño, pero no supone que el equipo haga aguas. La teoría de la manta.
Ahora que generan más en ataque, se ven algunos fallos en defensa. Sea como fuere, todo puede quedar en un mal sueño si se gana hoy al Espanyol. Les compro el discurso a los leones: no hay crisis y este partido no es una final. Aceptamos barco, pero por favor, ganadlo, por el bien de todos.
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