Un gol puede llegar en cualquier momento imaginable que será recibido con los brazos abiertos. No importa el cómo o si el equipo está jugando mejor o peor. Lo importante es que la pelota acabe dentro de la red contraria. Pero hay instantes más oportunos, capaces de cambiar dinámicas. Algunos, los anotados en los compases iniciales, hacen saltar por los aires los guiones. Otros, los que llegan sobre la bocina, son de oro porque apenas hay capacidad de respuesta. El Athletic domina bien ambos terrenos.
Se maneja como nadie en los extremos. Son explosivos. Los leones han logrado 8 tantos en los primeros 15 minutos de sus envites ligueros, mientras que suman 9 en el último cuarto de hora. Un total de 17 goles, de un global de 33, en los comienzos y en los finales. Más de la mitad. El Eibar y el Betis lo han sufrido recientemente. En el caso de los armeros, por partida doble. Raúl García adelantó a los de Garitano de penalti en el 8’ y Villalibre vio puerta en el 81’ para salvar un punto. Iñigo Martínez fue el protagonista contra los verdiblancos con un perfecto taconazo en el 7’. La única diana de la tarde el pasado sábado en San Mamés.
Observando los tramos en los que el Athletic marca sus goles se llega a una conclusión. Los bilbaínos arrancan sus compromisos con mucho gas, lo van perdiendo con el paso de los minutos, pero siempre se guardan fuerzas para un arreón final. A los 8 tantos citados hasta el minuto 15 les siguen 6 muescas entre el 16’ y el 30’ y otras 4 entre el 31’ y el descanso. La tendencia se mantiene a la baja en la segunda parte con 3 goles tanto del 46’ al 60’ como del 61’ al 75’. Y es entonces cuando el Athletic saca fuerzas de flaqueza para alcanzar los 9 del 76’ hasta el pitido final. El tramo más prolífico.
El físico preocupa sobremanera en este sprint final de curso, así que acertar pronto tiene valor doble. Para muestra, la escasez de remontadas que hay en la Liga desde el reinicio. Los rojiblancos no tardaron en estrenar el marcador en Ipurua, aunque duró poco la alegría. Contra el Betis aprendieron la lección y llevaron a buen puerto el 1-0 de Iñigo. Mantienen la tradición iniciada antes del parón, ya que Unai López anotó en Zorrilla en el minuto 4’ y se sumó al club en el que estaban Villalibre (12’ en el RCDE Stadium), Capa (15’ en el Pizjuán), Muniain (4’ ante el Espanyol en San Mamés), Williams (12’ frente a la Real Sociedad) y Raúl García (5’ en Getafe).
Pero pocos placeres mayores hay en el fútbol que marcar el gol de la victoria cuando el pitido final se acerca. Así empezó la temporada para el Athletic, con el recordado gol de Aduriz contra el Barça en el minuto 88. El último. Directo a la historia. También fueron decisivos para sumar el triunfo los que hicieron Kodro en Pamplona en el 78’ y Capa en la visita del Levante a Bilbao en el 87’. Los de Raúl, en casa ante el Celta en el 76’, y Villalibre en Eibar se tradujeron en un punto. Y luego aparecen los de Williams (88’) y Córdoba (93’) en Valladolid, el de Yuri contra el Granada (83’) y el autogol del espanyolista Víctor Gómez (78’) que certificaron las victorias de los leones.
Esto sin contar la producción copera, que ha permitido al Athletic alcanzar la final a base de acumular sufrimiento. Yuri cerró la goleada bilbaína en Sestao con el 0-4 en el 90’, pero fue vital en Tenerife para mandar la eliminatoria a los penaltis en el 118’ de la prórroga. Los de Garitano accedieron a cuartos y allí, frente al Barcelona, decidió Williams en el 93’. Y todavía resuena con fuerza el griterío después de la muesca de Yuri en el mágico minuto 81 de Los Cármenes, cuando pintaban bastos para la tropa bilbaína.
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