Nada como volver a las fórmulas que han reportado alegrías cuando vienen mal dadas. El Athletic regresó a sus esencias más puras. Las que le sacaron del atolladero en el pasado curso, las que le permitieron auparse a la zona noble de la clasificación en la presente Liga y las que le tienen luchando por colarse en una final de la Copa del Rey.
Candado por sorpresa para reencontrarse con la victoria después de diez jornadas. Sorpresa porque el conjunto rojiblanco encadenaba siete citas ligueras sin acabar con su portería a cero y también porque el Villarreal había marcado en todos sus desplazamientos. El submarino amarillo únicamente se había secado en 2 de sus 30 partidos esta campaña, entre Liga y Copa. El Athletic conoce de sobra la fórmula, puesto que también frenó a la escuadra castellonense en el Estadio de La Cerámica (0-0). Cabe recordar que el Villarreal es el tercer mejor ataque del campeonato. Solo Barcelona y Real Madrid presentan mejores números.
Gaizka Garitano regresó al 4-2-3-1 y Yeray, Iñigo Martínez y Dani García armaron el Triángulo de las Bermudas. Nada pasó por su zona de influencia en el primer periodo. Únicamente tuvieron una mácula. Entonces apareció Unai Simón para resolver el entuerto. Alcácer filtró un pase entre los centrales y Gerard Moreno tiró de un recurso de fútbol sala. Pisadita para tumbar al portero y definición por abajo. Sin embargo, el de Murgia reaccionó a tiempo para sacar una mano salvadora y emular a Iribar, que ayer estaba de cumpleaños.
El Villarreal merodeó el área rojiblanca tras el descanso, aunque Simón apenas tuvo trabajo. Eso sí, Garitano movió ficha y recurrió a los tres centrales para atar los tres puntos. Núñez salió a escena y estuvo muy atento para rebañarle el esférico dentro del área a Alcácer. Yeray también tuvo su cuota de protagonismo al despejar en el área pequeña un centro visitante que llevaba veneno.
El Athletic no solo regresó a sus orígenes defensivos. Vivió otro episodio de escaso acierto ante la portería contraria. Se repiten más que los Simpson. Acumuló aproximaciones en el primer tiempo, pero sin que Asenjo tuviera que intervenir. Los once metros otra vez fueron la tabla de salvación de los bilbaínos. Se les resiste el gol en jugada en San Mamés. 457 minutos desde el tanto de Yuri ante el Granada. En sus últimos cinco compromisos ligueros como locales solo han firmado dos dianas. Ambas de Raúl García. Las dos de penalti. Para salvar un punto contra el Celta y para conseguir la victoria frente al Villarreal.
El 22 del Athletic, por su parte, se consolida como pichichi en el torneo de la regularidad. Con el de ayer ya son ocho muescas en su expediente. Y sigue con su tino en las penas máximas. Pleno al cinco esta temporada. Y Raúl García no intentó mejorar la estadística al seis de seis porque el segundo de la tarde se lo cedió a Williams. La pantera no pudo con la suya y dejó con vida al Villarreal.
Ahí empezó un regreso a las esencias nada deseado por el Athletic. El de los errores en el área rival. Asenjo detuvo el lanzamiento de Iñaki y también el disparo de Raúl en el rechace. El portero sostuvo a los suyos sacando el cabezazo abajo de Iñigo Martínez y dejó lo mejor para el final. Primero se estiró para negarle el primer tanto a Sancet en la élite y se hizo más grande para tapar el chut de Capa. Por fortuna para sus intereses, los leones no lo tuvieron que lamentar.
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