En picado; en barrena; sin medias tintas. El Athletic se desmorona sin remisión, como un gigantesco dinosaurio que se desploma enfermo para morir tumbado.
Que no nos pille debajo, pensará alguno. También
Gaizka Garitano
, seguro. El técnico de Derio no querrá hacer memoria, pero todos lo recordamos. El Eibar en el que debutó en Primera tocó fondo en una segunda vuelta incomprensible.
Es ya la segunda peor racha en la historia rojiblanca, casi nada. Cinco de 30 puntos posibles en las últimas diez jornadas de Liga. Cuatro derrotas consecutivas, tres de ellas ante los vecinos de la comunidad con todos los trapos sucios puestos a secar en el patio. Humillante.
Y sin reacción desde el banquillo. Sí, ya lo sé, el Athletic dominó durante el primer tiempo del choque disputado en Mendizorroza, llegó más al área contraria y mereció un mejor resultado; pero siempre pasa lo mismo.
Un penalti evitable, como mínimo, y un error en el descuento, y todo el trabajo se va por la borda. Ayudado por
Mateu
, que no me olvido. Y el entrenador del Athletic sin hacer cambios hasta el cuarto de hora final. Y los que hace, nada convincentes.
Desandar el camino andado
De entrada, creo que el técnico rojiblanco debería desandar el camino de los tres centrales. Aunque solo sea por superstición porque las estadísticas vienen a demostrar que no hemos ganado en Liga jugando con cinco atrás, aunque en Copa sea bien distinto a tenor de los resultados cosechados.
Y
Muniain
necesita ayudas. El capitán solo no puede crear todo el fútbol rojiblanco. El Athletic está en crisis, como para pensar en Sevilla.
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