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El Atlético confirma su desmelene ante Osasuna


Los síntomas del aperturismo de Diego Pablo Simeone y de su Atlético empiezan a ser múltiples. Cada vez está más consolidado que juega con dos jugadores ofensivos en la banda y que intenta ser protagonista en campo contrario lo que puede o le dejan los rivales. El remate a ese paso adelante fue la alineación en El Sadar de un doble falso nueve ante la ausencia por rotación de Luis Suárez. No uno, dos nueves mentirosos. Correa y João Félix, con algunos momentos con el argentino intercambiándose con Llorente, alineado de inicio por delante de Trippier. El resultado fue una victoria aplastante ante Osasuna que pudo acabar en goleada de haber estados más finos en el remate los futbolistas de Simeone. João Félix estrelló un penalti en el palo, Correa también se encontró con la madera y Vitolo se sumó al torrente de ocasiones nítidas con un mano a mano que tiró fuera.

Ese paso adelante que está dando Simeone está favoreciendo a los jugadores que otrora tuvieron dificultades para lucir bajo un juego más especulativo y menos alegre. No es casualidad que a João Félix, Correa, Carrasco o Herrera, se les aprecie más dañinos e incisivos. El último ejemplo Vitolo, titular esta vez, y muy cómodo en ese nuevo fútbol del Atlético. Ahora son los defensas los que sufren, principalmente Trippier, al que le viene bien que Llorente juegue por delante de él.

Por la falta de concreción le costó a los jugadores de Simeone cerrar el partido. Lo empezó a hacer João Félix, con otro tanto societario con Correa, como ante el Salzburgo. Cada uno en su estilo hablan el mismo lenguaje. De una prolongación de Llorente, Correa sacó un regate a trompicones y un pase que puso al luso frente a Herrera. A la carrera, y desde la medialuna sacó a relucir su dura pegada con la derecha.

Hasta llegar a convertirse en el dominador del juego y el marcador, el Atlético tuvo que prestarse primeros a soportar la intensidad, las transiciones y los despliegues masivos de Osasuna. Y no era fácil por el esfuerzo realizado el martes ante el Salzburgo. Un afilado Jony capitalizó las acometidas rojillas. Un centro suyo lo falló Enric Gallego, que se había colado entre Savic y Giménez, que reaparecía. Lo único que necesitó el ariete de Osasuna para marcar fue haber colocado bien la cabeza porque estaba solo en la frontal del área pequeña. No hubo muchas más ocasiones claras en el primer acto, pero se mascaba que en cualquier transición de uno u otro podría llegar el gol. Y llegó por una maniobra rápida entre João Félix y Vitolo. El canario fue derribado por Roncaglia cuando ganaba la línea de fondo. João Félix ejecutó el lanzamiento con una de los golpeos infalibles para la suerte. Raso, fuerte y ajustado al palo para que la buena estirada de Herrera no se lo cogiera.

La salida del Atlético tras el descanso fue imperial. Generó un penalti en un minuto. Unas manos de Oier que el VAR le indicó al colegiado. Repitió el lanzamiento el luso, pero esta vez su exceso de ajuste dio con el palo. Correa le secundó con otro derechazo a la madera. El Atlético era un vendaval que pareció sentenciar el encuentro con el segundo tanto de João Félix. Antes de que Budemir estrechara el marcador, Oblak le sacó una volea preciosa a Rubén García. Torreira, aprovechando un arrastre de Llorente, controló un centro en el área y lo reventó por la escuadra de Herrera. Justicia para un Atlético supremo.


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