El Atlético de Madrid dependía de sí mismo para irse de vacaciones con tranquilidad. Y lo logró. El cuadro colchonero tenía que ganar al Real Betis en el Benito
Villamarín. Y lo hizo, con mucha efectividad y más problemas de los previstos. Pero lo hizo. Y eso hace que se marche de vacaciones como cuarto clasificado de LaLiga, en puestos de Champions, el objetivo mínimo fijado para este curso.
La derrota del Getafe en Villarreal (1-0), dejaba a los rojiblancos en disposición de recuperar posición de Liga de Campeones, pero justo antes de saltar al césped del Benito Villamarín, la Real Sociedad había vencido por 3-4 a Osasuna y se había aupado a esa cuarta posición.
Es decir, que el Atlético tenía que ganar sí o sí. Y lo hizo, por 1-2, con una actuación estelar de Ángel Correa, que salió en la segunda mitad. En apenas unos minutos se las apañaba para marcar un golazo y dar otro a Morata para que el Atlético se acabase por llevar los tres puntos.
Para entender la dimensión que ha tenido Simeone en el Atlético de Madrid baste decir que de los 305 partidos dirigidos por el Cholo en el club rojiblanco en Liga, sólo en 26 de ellos su equipo no ocupaba puesto europeo. Y 15 corresponden a la primera temporada, en la que cogió al equipo a medio año, sin hacer su proyecto, en problemas, y en el 11º puesto de la tabla. De esas 305 jornadas, el Atlético estuvo en puestos continentales 279 partidos (257 en Champions y 22 en Europa
League).
El Atlético, de la mano del Cholo pisó territorio europeo casi en el 92% de las jornadas que disputó. De ellas, un 84,48% de ellas en puestos de Liga de Campeones, increíble. Sólo Real Madrid y Barça se mueven en estos números desde que aterrizó Simeone.
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