En estos más de diez años al frente del Atlético de Madrid, una de las líneas argumentales de Diego Pablo Simeone, para analizar no pocos partidos, ha tenido que ver con la contundencia. Como si fuese una suerte de juez supremo del fútbol, marca el destino de partidos en los que no necesariamente tienes que tener más balón que tu rival, más ocasiones o mejor juego. La contundencia es inmisericorde y dilucida quién se lleva la mano y la partida.
Y en este caso se la llevó un Atlético contundente ante un Celta que por momentos del partido tuvo más posesión, más peligro -13 remates por los 10 del Atlético-, etc pero que se encontró con un rival que le dio cuatro manotazos en los momentos clave del choque, para llevarse los tres puntos. No hace mucho, el propio Simeone filosofaba sobre este asunto, sobre los defensores de la posesión por encima de todo. Tener el balón es importante, pero saber qué hacer con él, más.
Y el equipo rojiblanco lo supo en todo momento. Marcó en los momentos clave del choque, un gol nada más arrancar cada parte. Y lo redondeó con un golazo de Carrasco, que firmó con una preciosidad una jugada coral desde la defensa propia hasta el ataque rival, y una maravilla final de Cunha.
Simeone, pensando en los tres partidos que el equipo rojiblanco tiene esta semana (Celta, Bayer y Real Madrid), revolucionó el once inicial con un buen número de cambios. Algunos obligados, como el de Oblak, que se cayó a última hora por el golpe sufrido en San Sebastián. El esloveno, aunque forzó para estar en Champions, se resintió y tuvo que jugar Grbic, que se marcó un partidazo ante el Celta. El croata evitó que su equipo tuviese que remar a la contra desde el inicio. Mucho mérito.
El equipo colchonero venía de las dudas, en cuanto al juego, que se habían generado por el partido ante el Porto de Liga de Campeones. Ya decimos, desde la imagen de los rojiblancos, no desde el resultado final, que fue una victoria ‘in extremis’ del Atlético. Sin embargo, los de Simeone han comenzado la temporada sin ser capaces de controlar una parte importante de sus partidos y por ahí llegan los sufrimientos. A la vista de lo sucedido en el Metropolitano, el Atlético volvió a demostrar que no necesita dominar los partidos para ganarlos. Lo de la contundencia, ya saben.
El Atlético de Madrid-Celta de Vigo comenzó como una auténtica película de acción. No dio casi tiempo a que los espectadores se sentase, cuando ya había un puñado de ocasiones, una para cada equipo. Un disparo de Carrasco en el área, pero sobre todo un mano a mano de Larsen que Grbic le ganó aguantándole y acto seguido, una de reflejos a un cabezazo franco de Hugo Mallo, que el croata se sacó de encima con gran pericia.
El choque tenía un ritmo muy alto con alternativas y un Atlético algo impreciso en defensa. Sin embargo, los de Simeone golpeaban primero. La banda derecha, muy albiceleste en la noche de este sábado 10 de septiembre, se unía para acabar con un pase sin mirar de De Paul al desmarque de un Correa que cruzaba un disparo potente que se mecía en la red de Marchesín.
El Celta no se venía abajo y daba muestras de estar muy vivo, sobre todo gracias a los fallos defensivos del propio Atlético. Una mala cesión de Hermoso iba a los pies de un Iago Aspas que ni se lo pensaba, zapatazo desde la frontal que casi rompía el poste de Grbic. El resto de la primera mitad fue más celeste que rojiblanco, a los de Simeone les costaba profundizar y el equipo de Coudet acumulaba ocasiones, especialmente en las botas de un Larsen que fue un problema por su envergadura y movilidad para los colchoneros. Algo parecido a lo de hace una semana en San Sebastián con Sadiq.
GOLAZO DE CARRASCO
Simeone metía a Koke tras el descanso, en lugar de Lemar. Desde el gol inicial rojiblanco, el Atlético había perdido el mando en el centro del campo. Y el segundo acto comenzaba exactamente como la primera. Con un disparo de los rojiblancos, que se convertía en el 2-0. Una jugada en la frontal, en la que Carrasco encontraba a De Paul en el balcón del área, éste disparaba con el interior del pie para darle arco hacia el palo más lejano, el balón tocaba en un defensa del Celta que cambiaba la trayectoria y a la red.
Los cambios -también entraron Griezmann y Joao Félix- le dieron al Atlético esa fiabilidad en la zona medular de la que había carecido. Y por ahí llegaba el tercer gol de la noche. Una jugada colectiva que comenzó casi en el área propia y en la que tocaron Koke, Kondogbia… hasta llegar a un Carrasco que arrancó apretó el botón del nitro con destino a la portería, para recortar al último defensa y fusilar a Marchesín.
El partido parecía acabado pero el Celta, que en el fondo llevaba toda la noche haciendo lo mismo, se volcó en la portería de Grbic. Y encontró su premio a los 71 minutos, el recién ingresado Veiga reducía diferencias con un disparo desde el pico del área pequeña en una acción en la que el meta Croata quizás podría haber hecho más.
Pintaba a un final con apuros para los de Simeone, pero nada de eso porque Cunha se sumaba a la fiesta con una conducción desde su propio campo, con un último autopase sublime para superar al último defensor celtista, y acabar con un intento de pase a Joao Félix que tocaba en Unai Núñez para meterse en la portería.
AT. MADRID
41
CELTA
ATLÉTICO DE MADRID: Grbic; Molina, Witsel, Hermoso, Reinildo, Carrasco (Saúl, 84’); Kondogbia, De Paul (Cunha, 74’), Lemar (Koke, 45’); Correa (Joao Félix, 62’) y Morata (Griezmann, 62’).
RC CELTA: Marchesín; Hugo Mallo, Aidoo, Unai Núñez, Javi Galán; Tapia, Fran Beltrán, Cervi, Carles Pérez (Veiga, 51’); Larsen y Aspas.
Goles: 1-0, Correa (Min.9); 2-0, De Paul (Min.49); 3-0, Carrasco (Min.65); 3-1, Veiga (Min.71); 4-1, Unai Núñez en propia puerta (Min.83).
Árbitro: Alejandro José Hernández Hernández (Comité de Las Palmas). Amonestó a Hermoso (Min.15), Núñez (Min.20), Koke (Min.56)
Incidencias: Partido disputado en el Metropolitano. 52.247 espectadores.
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