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El audiovisual también quiere jugar

El mundo de los videojuegos es una mina de oro. El año pasado facturó a nivel global 147.000 millones de euros, casi un 20% más que en 2019. Un crecimiento espoleado por la pandemia pero que no tiene visos de detenerse: todo indica que este año la facturación mundial superará los 189.000 millones. En ese escenario, son cada vez más las compañías de todos los sectores que apuestan por incursionar en el negocio. Las últimas son dos grandes del audiovisual: Netflix y Mediaset, que recientemente anunciaron su desembarco en el mundo del ocio interactivo.

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“En un mercado en clara expansión como este, la oportunidad es única”. Son palabras de David Sanz Verjano, director de Contenidos de Digital TV de Mediaset España. Todo surgió en una reunión sobre Malnazidos, uno de los proyectos cinematográficos estrella de Mediaset para el final de año. Dirigida por Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro, la película será una frenética fusión de acción, zombis y nazis durante la Guerra Civil en España. “Era una mezcla tan explosiva que cuadraba perfectamente en un videojuego de acción”, explica Sanz a EL PAÍS. “Pero lo que propusimos fue que, en vez de un one shot [un evento aislado], hiciéramos más juegos de nuestras producciones”. Así Mediaset se embarcó en el desarrollo, además de Malnazidos, de los juegos de Way Down, (thriller de Jaume Balagueró protagonizado por Freddie Highmore sobre un robo en el Banco de España) y el de Tadeo Jones 3: La Maldición de la Momia, una aventura tridimensional sobre el Indiana Jones patrio. Aunque hace una década Mediaset ya coqueteó con la industria con el juego de Planet 51, esta vez han querido “hacer algo más sólido, un estudio que garantizara estos tres primeros juegos y que se pusiera a pensar en el mañana”, resume Sanz.

El objetivo de estos tres primeros juegos es servir de palanca a los estrenos, que se sucederán entre septiembre y el año próximo, pero son solo los primeros pasos, pues en Mediaset están abiertos a que el futuro les lleve donde sea. ¿Y dónde les puede llevar ese futuro? “Pues las posibilidades son infinitas”, explica Sanz. “Las IP [las propiedades intelectuales, los productos] que posee Mediaset son muy potentes, y muchas de ellas se prestan a crear experiencias interactivas”. Lo bueno de los videojuegos es su heterogeneidad: no todo tienen que ser aventuras de acción en tres dimensiones. Sanz no habla de que en el futuro vaya a haber un juego, por ejemplo, de Supervivientes, pero sí reconoce que están abiertos a desarrollos originales y a jugar, nunca mejor dicho, con las marcas de la casa. “Si lo piensas bien, hay juegos que tienen un espíritu muy similar a algunos de nuestros programas. Algo como First Dates no está lejos de un Leisure Suit Larry, o un Los Sims no es muy distinto a La casa fuerte, por poner dos ejemplos”, completa.

Los zombis de la película ‘Malnazidos’.Quim Vives

El anuncio de Mediaset se solapa en el tiempo con otro de Netflix, que hace dos semanas informaba de su salto al mundo del ocio interactivo. Tras algún tanteo con el mundo de los juegos (recordemos el capítulo interactivo de Black Mirror o la adaptación de The Witcher, que aunque originalmente fuera una serie de libros alcanzó popularidad mundial con su videojuego), la compañía capitaneada por Reed Hastings ha decidido lanzarse de lleno al desarrollo propio.

“Vemos los juegos como otra nueva categoría de contenido para nosotros, similar a nuestra expansión en las películas originales, la animación y la televisión sin guion”, explicaba la compañía en una carta a los inversores. “Al principio, nos centraremos principalmente en los juegos para dispositivos móviles”, concretaba (los juegos de Mediaset, que estarán desarrollados con el estudio Gammera Nest bajo el auspicio del programa de Sony Playstation Talents, sí saldrán para las consolas Playstation 4 y Playstation 5). El plan de Netflix es ofrecer juegos sin coste adicional y a través de su propia aplicación, es decir, no crear una plataforma propia de juegos sino integrar todo su catálogo de ocio a través de la misma corriente. Esto lo que sugiere es que no se lanzará a hacer videojuegos gigantes desde un principio, sino que pueden apostar por experiencias multijugador o juegos sencillos que funcionen como otra forma de marketing para su contenido, de la misma manera que a las temporadas de Stranger Things les acompañaba un videojuego en 16 bits que complementaba la historia de la serie.

‘High Score’: Luces (sin sombras) del nacimiento de los videojuegos

Pero ese camino progresivo no es el que han seguido otras grandes compañías, que han apostado por desembarcos masivos. Otra de las grandes, Amazon, cuenta con Amazon Game Studios, que ha diseñado juegos medianos pero que pretende dar la campanada con New World, un MMO (videojuego multijugador masivo en línea, por sus siglas en inglés), que saldrá a la venta el próximo 31 de agosto y que pretende replicar el éxito de titanes del género como World of Warcraft o Minecraft. Se tratará de un mundo que obligará a comprar el juego físico para jugar, pero en el que el jugador no tendrá que pagar una suscripción mensual, y que recreará una estética colonialista del siglo XVII mezclada con elementos fantásticos y acción. Y hasta ahora la gran aparición de una empresa ajena en el mundo interactivo ha sido la de Google (que es una empresa tecnológica, pero no específicamente de videojuegos), que incursionó en el mundo de los juegos en noviembre de 2019 con Stadia, un servicio de suscripción para videojuegos en la nube que a pesar de su buen planteamiento no ha dado los resultados esperados (hasta ahora).

“El mundo de los videojuegos está cada vez más presente en el ocio de la gente”, finaliza Sanz, que antes de trabajar en Mediaset fue director de IGN España y Marca Player. Es cierto, en un mundo globalizado los productos exitosos saltan de formato en formato, de canal en canal. Netflix adapta The Witcher, HBO hace lo propio con el juego posapocalíptico The Last of Us y las grandes compañías pierden las reticencias que históricamente ha habido con el sector de los videojuegos. Si estos pasos darán sus frutos o se quedarán en iniciativas sueltas solo hay una manera de saberlo: jugando una partida.

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