EL PAÍS

El Banco Mundial se apura para acercarse a América Latina

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El Banco Mundial tiene nuevo presidente y las señales que ha mandado en su corto mandato apuntan a Latinoamérica. Ajay Banga, nominado por el presidente estadounidense Joe Biden y quien tomó las riendas de la multilateral con sede en Washington el 2 de junio, anunció con poca anticipación que sus dos primeros destinos internacionales serían Perú y Jamaica, en donde se encuentra esta semana. Lo hizo, además, de manera atípica, de la mano del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), el banco más grande de su tipo en la región.

Que el viaje de Banga haya sido tan solo diez días después de tomar el puesto y que haya sido a Perú, manda una señal de que la región latinoamericana pudiera convertirse en una prioridad para el Banco. La percepción sobre el Banco ha sido que se ha enfocado mucho en Asia y en África, en donde compiten intereses económicos y políticos tanto de China como de Estados Unidos y Europa.

Esta semana, en Perú, Banga e Ilan Goldfajn, del BID, se reunieron con el ministro de Economía así como con la presidenta interina Dina Boluarte de la sexta economía de Latinoamérica y una que, hasta hace poco, se consideraba un ejemplo a seguir en materia de política económica. En la década pasada, Perú se abrió al comercio internacional manteniendo finanzas públicas sólidas y un bajo nivel de endeudamiento. Esta fórmula funcionó para sacar de la pobreza a millones de personas. Sin embargo, incrementó la desigualdad y en los últimos años, el país ha sufrido un revés: hoy hay 2,7 millones de pobres más que antes de la pandemia de 2020.

“Aquí las autoridades han resaltado la visita como un respaldo o un espaldarazo del Banco Mundial a la economía peruana, la política en materia macroeconómica y en materia de algunos sectores en donde tienen proyectos con el Perú”, dice Luis Alberto Arias, economista peruano y ex vicepresidente del Banco Central de Reserva, “ha sido una visita breve y creo que de alguna forma se está tratando de usar la visita para mejorar la confianza de los inversionistas privados en el Perú”.

Y es que Perú está pasando por una momento difícil. Primero, en enero y febrero, protestas sociales por el encarcelamiento del entonces presidente escalaron a tal grado que se bloquearon carreteras y vías. Se estima que 60 personas murieron en los enfrentamientos. Además, se paralizaron algunos sectores de la economía. Después, en marzo, un ciclón azotó las costas del norte del país, dejando estragos por las intensas lluvias y el desborde de ríos. Ahora, se espera que el fenómeno climatológico de altas temperaturas conocido como El Niño impacte este verano la producción agrícola.

“Las protestas sociales son como una espada de Damocles que aún tenemos, todavía no se sabe si van a volver o no”, apunta Arias. Solo el 5% de la población confía en la capacidad para gobernar de la presidenta interina. El primer trimestre ha sido uno de mucha incertidumbre en Perú, en el que se definieron las próximas elecciones a presidente. “La mayor parte de gente piensa hoy día que este régimen se va a sostener hasta el año 2026, aunque todavía hay personas que piensan que podría no durar dicho periodo”, asegura Arias.

Es llamativo que el presidente del Banco Mundial empiece su gira internacional con visitas por América Latina y, además, que se lo haga con el presidente del Banco Interamericano, dice Federico Poli, economista, asesor de organizaciones multilaterales y ex director ejecutivo del BID en Argentina. “Quizás sea pronto para decir que se va a volcar ahora hacia América Latina. El Banco ha estado priorizando África y una parte de Asia y tampoco es que se haya dicho nada de que la estrategia va a modificarse”, agrega Poli.

En su anuncio de su corta gira por la región, el Banco asegura que Banga está en una “misión por reescribir el manual de juego”. “Se le está pidiendo al Grupo que conforma el Banco Mundial que evolucione y lidere los esfuerzos globales para impulsar a los países de bajos ingresos mientras mejora la calidad de vida en los países de medianos ingresos”, dice el comunicado publicado el 8 de junio, “al mismo tiempo, la institución debe enfrentar la crisis climática, la deuda, la inseguridad alimentaria, las pandemias y la fragilidad; y acelerar el acceso a aire, agua y energías limpias”.

Este enfoque está en línea con un anuncio hecho desde la Casa Blanca. El enero, Biden anunció que arrancaría negociaciones con 11 países latinoamericanos para impulsar las economías, en una especie de acuerdo que no alcanza a ser un tratado de libre comercio. Lo llamó la “Asociación Económica por la Prosperidad Americana” e incluye a Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay.

“Me parece que este planteo que está haciendo Biden, más allá de que las propuestas todavía no tengan músculo, es un acercamiento que la región debería aprovechar, justamente ser activa y plantearle a Estados Unidos qué cosas necesita”, opina Poli.

Arias coincide. “Cuando tú lo miras, dices ¿por qué primero América Latina respecto a otras regiones? Eso sí es un cambio importante en la política del Banco Mundial y sería muy interesante que Estados Unidos empiece a mirar con mayor importancia relativa a América Latina”, dice el especialista peruano.

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