Desde que conqusitó la última Euroliga, en París en 2010, el Barça ha gastado más de 300 millones de euros en salarios de jugadores según el acumulado de las cuentas anuales que publica el club. Eso supone una media de 25 millones por temporada, con incrementos casi constantes año a año.
El gasto salarial del pasado año, con las cuentas al cierre de junio de 2022, fue de 38,37 millones de euros, con un descenso respecto a la anterior del 2,6%. El presupuesto para la presente era de 37.066, con una rebaja del 3,4%. Las previsiones para la próxima campaña apuntan a un recorte brutal que podría alcanzar un 25%, según avanzó MD después del revés sufrido por la sección en la Final Four de Kaunas.
De confirmarse esta rebaja, la nómina del basket azulgrana se aproximaría a la de la temporada 2019-20, quedando ligeramente por debajo de los 30 millones de euros.
El incremento medio de los gastos salariales ha sido de un 11% en las últimas siete campañas, con un aumento espectacular entre la temporada 19-20 y la 20-21 del 30,59%. La llegada de jugadores de primer nivel europeo con elevado caché como Niko Mirotic, Cory Higgins, Álex Abrines, Jan Vesely o Tomas Satoransky se refleja en estas cifras de gasto salarial acumulado. Habrá que ver a partir de ahora si la rebaja prevista puede afectar a la continuidad de alguno de ellos, si bien todos mantienen contrato.
Este gasto salarial del Barça con incremento notable tan sólo es comparable con el que ha tenido el Real Madrid a escala del basket español y prácticamente también a nivel europeo. Hay que tener presente que el gasto era de 12 millones en 2006, una cifra que se ha multipliado por tres en los últimos años.
Ese incremento en gasto también se ha visto acompañado en pérdidas de la sección tal como refleja el resultado de los ejercicios. En los últimos años, estas pérdidas han dejado de superar la cifra total de gasto de personal, con incremento en ingresos propios pero aún y así se registraron 30.090 euros de resultado negativo en la pasada campaña.
Las limitaciones de la instalación, el Palau Blaugrana, han supuesto un handicap estructural notable para el crecimiento de estos ingresos propios, algo que ha sido insalvable los últimos años a causa del constante aplazamiento de la construcciones del nuevo pabellón.