El Barça no exprime los recursos


El tiempo dirá si la etapa de Koeman en el Barça afronta sus últimos días. Tras ser expulsado en el partido ante el Cádiz, no veremos al holandés en el banquillo durante los dos próximos encuentros de Liga. Los nervios están a flor de piel en lo deportivo y situaciones como esta lo dejan cada vez más claro.

El club está viviendo momentos complicados. La pandemia aceleró una situación que ha afectado a la entidad a todos los niveles. Hay pérdidas económicas que no se esperaban, ha habido un cambio de presidente en la cúpula y, como cada año, los cambios de jugadores suponen un reto en el vestuario.

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Adaptarse a la filosofía de juego del club siempre será un desafío para los recién llegados. Los aficionados somos conscientes de ello. Debemos dejar un margen para que esos futbolistas se aclimaten y terminen rindiendo en uno de los mejores clubes del mundo. Sin embargo, este año hay una dificultad añadida. Un factor que siempre creímos posible aunque quisimos ver lejano. ¿Es posible acostumbrar a la plantilla a la ausencia de Messi?

La marcha del argentino cogió por sorpresa a todos. Me atrevería a decir que también Al propio Leo. El volumen de goles, asistencias y espíritu que ha brindado al club no es sencillo de sustituir con los jugadores de la plantilla actual. Tal vez haya que plantearse que estamos ante un equipo simplemente diferente. Su volumen de goles, asistencias y, sencillamente, ritmo de juego eran una realidad en la que ya no vivimos.

Con todo, parece razonable considerar que el Barça sigue teniendo una de las mejores plantillas de Europa. Ha perdido fuerza respecto a años atrás, pero tiene un grupo de deportistas capaces de rendir mejor de lo que lo están haciendo hasta ahora. Y con la posibilidad de optar a títulos al final de la temporada.

No se pueden obviar las cosas que se están haciendo mal. La autocrítica puede empezar desde la gestión del cuerpo técnico. El club cuenta con jugadores lesionados, pero en esos momentos se debe mostrar la fortaleza humana de un grupo. Dar oportunidades a los jóvenes es una forma de invertir en el club. Sin embargo, ese pesimismo hacia los resultados, ese conformismo en el rendimiento que se ha transmitido creo que le hace un flaco favor a la entidad.

Tal vez Koeman no se sienta respaldado por parte de la directiva. Quizá se sienta solo al frente de un barco que no lleva el rumbo deseado, pero considero que no se están exprimiendo los recursos que a día de hoy sigue teniendo en el vestuario. En situaciones así, quizá la búsqueda de un sustituto no resuelva el problema de raíz pero puede cambiar el estado anímico de un grupo carente de confianza.

Los aficionados empiezan a nombrar a Xavi como posible relevo, un nombre que siempre ilusionará a la grada. Nunca se sabe cuándo es el momento perfecto. Desde luego, en este momento la situación no parece ideal para afrontar un proyecto. Pero sabemos que pocas personas como Xavi encajarían en ese perfil de entrenador del primer equipo. Conoce la casa, conoce a los jugadores y, sobre todo, conoce y ha desarrollado el estilo. Algo vital en Can Barça.

Conseguir un líder natural es un pilar básico en cualquier deporte de equipo. Los jugadores son conscientes de la necesidad de poner una marcha más. Sabemos que es deporte y no siempre se puede ganar, pero la actitud se puede trabajar. Los aficionados estaremos en el mismo bando partido a partido, porque este es un club que se hace fuerte cuando grada y equipo reman en la misma dirección.

¿Cuándo veremos ese cambio? Puede ser que Koeman y su cuerpo técnico afronten este fin de semana un momento crítico.

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