El Barça toma la medida al Madrid


Al Madrid no le alcanzó el orgullo y al Barça le sobró solvencia. Los de Jasikevicius se llevaron el clásico por cuarta vez consecutiva en este curso y consolidaron su liderato en la Euroliga. Justos de recursos y abocados a la resistencia, al conjunto de Laso se le quedó corta la aportación de Tavares y Deck frente a un rival consolidado en torno a Mirotic y Oriola (máximo anotador con 18 puntos y un 3 de 5 en triples). La pasión madridista ajustó las holguras de enfrentamientos anteriores pero no erosionó a la roca azulgrana. Los de Laso perdieron su 12º partido, el sexto ante los rivales españoles del torneo a los que han sido incapaces de imponerse en cancha propia y ajena. “Estamos por debajo de lo que hicimos en la Copa. Es humano bajar el nivel, pero ahora nos toca subir otra vez”, analizó Jasikevicius, exigente, pero satisfecho con el crecimiento de su equipo en el pulso con el eterno enemigo. El Barça ya está matemáticamente clasificado para el playoff y con margen para hacerlo como primero de la tabla. El Madrid debe ganar al menos dos de los cinco partidos restantes para agarrarse al top-8.

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Hace un mes, la final de Copa resultó un contundente ejercicio de superioridad del Barça ante un rival achacoso y lastrado por las bajas. Una carrera desigual entre un equipo vigoroso que pelea contra sí mismo para endurecer su talento desbordante, frente a un grupo al que la sucesión de contratiempos le han convertido la temporada en una cuestión de orgullo y supervivencia. El guion se mantuvo en el quinto episodio de una serie que promete más entregas y emociones fuertes de aquí a final de curso.

Solo Abalde, Garuba y Tavares han estado disponibles en el Madrid en las 29 jornadas continentales. Esta vez, seguían de baja Rudy y Llull y Thompkins legaba entre algodones (apenas aportó dos rebotes). Mientras, a la espera de la incorporación efectiva de Pau Gasol, a Jasikevicius le da el repertorio para hacer descartes y para salvar el clásico sin recurrir ni a Westermann ni a Bolmaro. ”Iremos con paciencia, como estaba previsto. Poco a poco. Aún le queda recorrido para empezar a jugar”, contó sobre Pau en el pre-partido el técnico azulgrana, preocupado porque su equipo fuera “físico e intenso” en el duelo. “Hay que tirarse al suelo en cada balón dividido”, explicó el técnico azulgrana para hacer visible su plan. Y, respondiendo a Saras, la primera embestida fue del Barça, con la batuta de Calathes y la percusión de Oriola. Pero Laso mantuvo el pulso con su quinteto inicial, Alocén encontró el tiento en la pista y la influencia de Tavares fue creciendo paulatinamente. Del 3-10 se pasó al 14-13 en un santiamén. Un primer cuarto que comenzó efervescente y se cerró desentonado, con los banquillos sobreactuando en cada decisión arbitral, y con un triple de Kuric que permitió a los suyos mantener la iniciativa (19-24, m. 10).

Hanga y Laprovittola se emparejaron en el puesto de base en la continuación y el Barça buscó sacar rédito de la ventaja física. Antes, Deck había intentado sin éxito rebajar a Calathes. Los mejores pasadores no fueron los pequeños (una asistencia de Alocén, una de Laprovittola y tres de Tavares; tres asistencias de Calathes y cinco de Mirotic). Y, en mitad de la partida de ajedrez de los entrenadores, llegó la segunda falta de Tavares. Sin embargo, el paso al frente de Abalde, 2 de 2 en triples en ese tramo, y un bingo más de Laprovittola permitieron al Madrid mantener el equilibrio. Con y sin Tavares, los blancos estiraron su dominio en el rebote como base de su resistencia.

Fue de nuevo Oriola el que despertó a los de Jasikevicius, despejando a base de intensidad los amagos de suficiencia azulgrana. Antes del viaje a vestuarios, un triple de Deck alivió a los de Laso cuando comenzaban a hacer la goma. Pero la última imagen de la primera mitad fue un tropiezo de Tyus (en su mejor día hasta ese instante), que frustró un contraataque blanco y del que salió lesionado el jugador madridista. Fue la 11ª pérdida de los locales (38-41, m. 20).

Para entonces, el Madrid había remado con más actitud que cabeza. El Barça se había dejado llevar con más solvencia que corazón. Cuestión de concentración y pasión. No era la dureza que reclamaba Jasikevicius ni la perfección que pedía Laso. A unos les faltaba tapar el agujero de las pérdidas, a los otros un par de vueltas en defensa. Y, en la reanudación, un mate de Mirotic anunció un Barça más fiero. Subió la aspereza y se espesó el juego. Deck y Oriola agarraron el protagonismo con puntos y sudor. La gracilidad de Carroll, Abrines o Kuric eran la excepción sobre un parquet con mucha lija y poco barniz. Una pugna tan achatada en la anotación como ajustada en las sensaciones (57-57, m. 31).

El Madrid peleaba por sostener su umbral de sufrimiento, el Barça por terminar de calentar su destemple. Se agotaba el tiempo y crecía la incertidumbre (65-65, m. 35). Hanga y Abalde intercambiaron dos triples y, mientras Tavares conduraba sus tres faltas, Garuba se fajó a duras penas en la zona ante Oriola y Mirotic. Pero, desde fuera, el propio Oriola liberó a los azulgrana con un triple clave (69-73, m. 37). Erró Abalde varias veces con el estoque al tiempo que afinaba Mirotic desde el tiro libre. Un tapón del propio Mirotic a Deck y un mate de Oriola en el siguiente viaje al aro terminaron con la intriga. El Barça marca tendencia y tiene tomada la medida al clásico.


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