El Barça vuelve a reinar en el basket español

Ya se puede decir, el Barça vuelve a ser el gran dominador del basket español. El equipo azulgrana se hizo ayer con el título de la Liga Endesa para cerrar una temporada de sobresaliente, en la que también ha ganado la Copa del Rey y ha alcanzado la final de la Euroliga. El Real Madrid no ha podido hacer nada para discutir la superioridad de su eterno rival, que tras superarle con autoridad en el duelo del domingo en el WiZink Center (75-89) volvió a doblegarle ayer en el Palau por un contundente 92-73.

A diferencia del primer partido, el Barça impuso ayer su ley desde el principio, mostrando que no estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad que se había ganado dos días antes. Esta vez el equipo no necesitó ninguna heroicidad de Cory Higgins, muy apagado en el segundo asalto de la final, pues Nikola Mirotic (27 puntos) recuperó su mejor versión, Nick Calathes dirigió con maestría, Kyle Kuric anotó con facilidad y todo el equipo defendió con uñas y dientes. El 9-0 inicial marcó el tono y los azulgrana ya tenían medio título en el bolsillo al descanso (48-30). La segunda mitad fue un mero trámite, con el equipo de Sarunas Jasikevicius llegando a mandar por 25 puntos.

Con esta victoria el Barça ponía fin a la sequía más larga de su historia en la era ACB, siete años sin ganar la Liga Endesa desde aquel inesperado triple de Maciej Lampe que le dio la de 2014, con el equipo todavía a las órdenes de Xavi Pascual. Desde entonces los azulgrana se habían tenido que conformar con llegar a la final, y a veces (2017 y 2018) ni siquiera eso. El Real Madrid había dominado con autoridad desde entonces, aunque el ocaso blanco ya empezó a anticiparse hace un año, cuando ni siquiera se clasificó para semifinales de la Fase Extraordinaria de Valencia. El Barça no aprovechó entonces la ocasión y cayó de forma inesperada ante el Baskonia en la final, lo que acabó acelerando la salida de Svetislav Pesic.

Al proyecto ganador montado un año antes con los fichajes de varios jugadores de nivel top (Nikola Mirotic, Cory Higgins, Brandon Davies y Álex Abrines, además de un Malcolm Delaney que cubrió la baja del lesionado Heurtel) le faltaba un catalizador que acelerara el proceso de crecimiento de ese grupo y lograra que todo ese talento se pusiera al servicio del colectivo. La llegada al banquillo de Sarunas Jasikevicius, sueño recurrente de la afición azulgrana desde hacía años, permitió al Barça dar ese paso que separa a los buenos equipos de los grandes equipos.

Se marcharon cuatro jugadores (Delaney, Pangos, Tomic y Ribas) y solo llegó un refuerzo (Calathes) pero esta merma de efectivos, acentuada por el divorcio a fin de 2020 con Thomas Heurtel, quedó compensada por el nuevo espíritu imbuido por Saras al grupo. La defensa de ayudas, con los cinco jugadores en pista plenamente involucrados en un objetivo común, fue la piedra sobre la que Jasikevicius edificó su iglesia. Con todos trabajando atrás, el talento ofensivo rindió mucho más en el otro extremo de la pista.

El Real Madrid aún logró mantener el status quo ganando la Supercopa de principios de temporada tras llevarse la final por 72-67, pero aquel era un Barça embrionario que no iba a hacer sino crecer en los meses siguientes. El cambio de ciclo empezó a percibirse con claridad en la Copa del Rey, en la que los azulgranas sometieron con claridad a los blancos en la final (73-88), y continuó cuando los de Saras llegaron a la final de la Euroliga, donde solo el dúo mágico que forman en el Anadolu Efes
Vasilje Micic y Shane Larkin les apartó de su tercer título continental. La confirmación ha llegado ahora, con el Barça superando de nuevo con claridad al equipo de Pablo Laso a pesar de la desventaja de campo con que afrontaba esta final de Liga Endesa.


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