El bitcoin continúa rompiendo récords. La criptomoneda rebasó los 20.000 dólares en diciembre. Hizo lo propio con los 30.000 y 40.000 en enero. Y este martes ha sumado un nuevo hito en su loca carrera al superar la barrera de los 50.000 dólares (41.200 euros) por cada bitcoin. Ajenos a los mensajes de cautela de los bancos centrales, los inversores siguen subiéndose al barco, ahora atraídos por la creciente aura de legitimidad que la pasada semana le concedieron algunas de las mayores empresas del mundo.
El último gran acicate para un activo tan controvertido como codiciado lo ofreció hace ocho días el fabricante de coches eléctricos Tesla con un doble anuncio: colocó 1.250 millones de euros de su tesorería en bitcoins para sacar partido a su liquidez y planea permitir la compra de sus vehículos usando bitcoins. Pero no ha sido el único. Pocos días después, Mastercard informó de que se está preparando para llevar las criptomonedas más fiables a su red de pagos, y el banco estadounidense Bank of New York Mellon reveló que lanzará una unidad de custodia y administración de divisas digitales para atender la creciente demanda.
El bitcoin se ha movido al son de esa música, con Elon Musk haciendo de excéntrico pinchadiscos desde la red social Twitter, el lugar desde el que el hombre más rico del mundo mueve ocasionalmente los mercados arengando a sus más de 46 millones de seguidores. La expectativa de que los pasos de Tesla, Mastercard y Bank of New York Mellon sean solo el principio de una irrupción masiva, con otras muchas corporaciones dispuestas a imitarles, es ahora mismo la gasolina que impulsa su precio, pese a que numerosos analistas son escépticos sobre su papel como destino de los excedentes empresariales y como medio de pago debido a su alta volatilidad.
La jugada, por ahora, le ha salido redonda a Tesla. Aunque se desconoce el precio exacto al que adquirió los bitcoins, por la fecha del anuncio se puede deducir que la firma ha obtenido más beneficio en dos semanas a bordo de la criptomoneda que en más de una década vendiendo coches eléctricos, con los cuales, tras años de números rojos, obtuvo su primera ganancia anual, de casi 600 millones de euros, en 2020. Pero la cotización de Tesla, que pugna con Facebook por ser la quinta mayor compañía de EE UU, no camina ahora mismo sobre lo que la empresa es, sino sobre lo que será en un mundo donde el uso del coche eléctrico está llamado a imponerse. Algunos, por si acaso, han hecho caja: el hermano pequeño de Elon, Kimbal Musk, vendió la semana pasada acciones de Tesla por valor de más de 25 millones de dólares.
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