El caballo de Troya de Pekín en Hong Kong: claves de la nueva ley de seguridad

Hong Kong ha estrenado entre incidentes este miércoles la nueva ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín y que entró en vigor la pasada medianoche. Se cumplía el 23º aniversario de la vuelta de la antigua colonia británica a la soberanía china y la policía había prohibido, alegando razones de salud pública debido a la pandemia de coronavirus, la manifestación de protesta que se había venido celebrando cada año. Miles de personas, no obstante, se dieron cita en el centro de la ciudad para tratar de celebrar la marcha en desafío de la nueva norma. Al menos 370 han quedado detenidas, diez de ellas como sospechosas de violar la polémica medida. El resto, por bloquear la vía pública, reunión ilegal y alteración del orden público. En un caso, por posesión de arma de ataque. La policía, por su parte, informó de siete agentes heridos, uno de ellos con arma blanca en un brazo.

Era la primera vez en 17 años —desde los tiempos del SARS— que se prohibía la manifestación del 1 de julio, una oportunidad anual para airear las quejas más variopintas, pero que, especialmente en los últimos años, ha tendido a dirigirse contra Pekín. El año pasado, tras la marcha pacífica en la que participaron más de medio millón de personas, las protestas culminaron con el asalto de miles de jóvenes manifestantes al Parlamento autónomo (Legco).

La nueva ley, que prevé la cadena perpetua para quienes planeen actividades “terroristas”, “sediciosas” o “subversivas”, introduce los mayores cambios al marco legal y el modo de vida del centro financiero internacional desde que la antigua colonia británica regresó a la soberanía china en 1997. Sus críticos —la UE, EE UU, el Reino Unido o Japón, entre otros— consideran que asesta un golpe mortal al régimen de libertades que China se comprometió a garantizar hasta 2047 en el territorio autónomo.

Este año, la incertidumbre sobre las consecuencias de las nuevas normas—de las que solo se dio a conocer el texto poco antes de que entrara en vigor— y la prohibición policial evitaron las participaciones masivas de años anteriores. Pero miles de personas, la mayoría jóvenes, acudieron desde mediodía a la zona comercial de Causeway Bay, el área punto de partida tradicional de la marcha, para intentar repetirla y convertirla este año en un acto de repulsa contra la polémica legislación pese al despliegue de cerca de 4.000 policías antidisturbios.

A lo largo de la tarde, la marcha se convirtió en un juego del gato y el ratón entre los manifestantes y los agentes. Entre los primeros, se coreaban los lemas de las protestas contra Pekín del año pasado —¡Liberad Hong Kong, revolución de nuestra era!— pero también Independencia para Hong Kong, la única salida!. Un grito, este último, que solo ha comenzado a escucharse desde que Pekín anunció que preparaba la legislación, y que desde este miércoles convierte a quien lo pronuncie en el enclave en un delincuente.

La policía ha estrenado este miércoles banderola, una de las que emplea, con diferentes colores según lo que amenace, para advertir a los manifestantes antes de cargar o utilizar gases lacrimógenos. La nueva, de color púrpura, avisaba de que los cánticos o carteles de los manifestantes defendían el “secesionismo” y, por tanto, recitarlos o portarlos podrían violar la nueva medida y acarrear un arresto.

“Alguna gente se agrupó [en el barrio comercial de Causeway Bay] y coreó el lema Independencia de Hong Kong, la única salida, que se sospecha que incita o alienta a otros a perpetrar secesión y por tanto puede violar la Ley de Salvaguarda de la Seguridad Nacional en la Región Administrativa Especial de Hong Kong”, indica un comunicado de la policía. En algunos puntos, los jóvenes han utilizado adoquines, vallas y conos de tráfico para bloquear las calles. Algunos comercios han sido vandalizados.

Los agentes han empleado en diversas ocasiones espráis y rondas de gas pimienta, así como uno de sus cañones de agua, en escenas que recordaron a las protestas del año pasado. La de este miércoles —festivo en Hong Kong— ha sido la mayor marcha desde que se anunció, a finales de mayo, que Pekín comenzaría a tramitar la ley de Seguridad Nacional para castigar comportamientos “terroristas”, “secesionistas”, “subversivos” y de “confabulación con fuerzas extranjeras”.

Un hombre se ha convertido en el primer detenido por presunta violación de la nueva norma: llevaba en la mochila una bandera negra en la que podía leerse en grandes caracteres en cantonés y en inglés “Independencia de Hong Kong”. Aunque un examen más detallado de la tela mostraba que, en un tamaño mucho más pequeño y difícil de leer, figuraban al inicio de la frase en los dos idiomas las palabras “No a”, con lo que la frase al final sería “No a la independencia de Hong Kong”. Es una picardía de los manifestantes para no incumplir la nueva ley.

Según la Policía, al menos otras ocho personas siguieron los pasos del hombre. Entre ellas, dos mujeres que llevaban material impreso en el que se defendía la independencia de Hong Kong, y una adolescente de quince años que llevaba una bandera con el mismo mensaje.

“Hoy es el fin de Un País, Dos Sistemas (el principio por el que China se compromete a garantizar hasta 2047 a Hong Kong un régimen de libertades inexistente en el territorio continental). A partir de hoy, solo hay un país, un sistema”, ha declarado el legislador del Partido Cívico, de la oposición demócrata, Kwok Ka-ki, en comentarios que recoge el periódico South China Morning Post. Según el político, presente en la marcha, la nueva ley de Seguridad Nacional afectará a todos los aspectos de la sociedad hongkonesa.

La nueva norma ha suscitado numerosas condenas entre la comunidad internacional. Canadá —enfrentada con China por la detención en Vancouver desde hace un año y medio de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, y el arresto a su vez de dos ciudadanos canadienses por parte china— ha advertido a sus ciudadanos de un mayor riesgo de detención arbitraria en Hong Kong, y de la posibilidad en ese caso de ser juzgados en la China continental.


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