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El calzado mediterráneo que nos devuelve a la esencia

En tan solo 47 kilómetros de este a oeste, Menorca alberga unas características singulares de ecosistema, costumbres, cultura y tradición que han sido reconocidas con la denominación de Reserva de la Biosfera de la Unesco, una distinción que solo ostentan medio millar de lugares en todo el planeta. Un lugar en el que la vida sigue otro ritmo, y que nos invita a conectar con la naturaleza, sus ciclos y el respeto a sus materias primas. Fiel reflejo de esa filosofía es su tradición en la confección de calzado, con más de dos siglos de historia y que ha dado un diseño, el de las avarcas, también conocidas como abarcas o menorquinas, que ha traspasado fronteras gracias a su comodidad y la elegancia de la sencillez y cuyo proceso de creación se mantiene prácticamente intacto desde entonces.

Para encontrar el origen de la tradición zapatera de Menorca hay que remontarse a las ocupaciones británicas de los siglos XVII y XVIII. La necesidad de fabricar calzado para los militares, marinos y funcionarios hicieron proliferar los talleres artesanos. Luego vendría la vuelta de los emigrados cubanos que comenzaron a crear pequeñas fábricas para exportar a Cuba, y el boom de los talleres de zapatillas de ballet que producían para el Liceo de Barcelona y la gran demanda que provenía de la península. Hoy en día todavía se conserva gran parte de esa tradición que ha convertido a las marcas de calzado menorquinas en referentes del Made in Spain en todo el mundo, entre las que destacan 6 grandes nombres: Homers, Mascaró, Pretty Ballerinas, Pons Quintana, Plumers Menorca y BOBA’s Menorca.

Avarca: calzado con denominación de origen

La auténtica inspiración del calzado menorquín hay que buscarla en sus campos de cultivo. Las avarcas eran el calzado que utilizaban los payeses y fabricaban con sus propias manos, combinando el cuero que le proporcionaba su ganado con las tiras que sujetaban la suela a la pierna y las hacían más aptas y cómodas para el trabajo agrícola. Lo que surgió como un calzado para facilitar la labor del campo cautivó por su sencillez y estilo natural a los burgueses de la isla, que comenzaron a encargar diseños que fueron perfeccionándose poco a poco.

Desde entonces, la avarca ha ido adaptándose a los tiempos manteniendo a la vez su esencia y su confección artesanal. En la actualidad, combinan la confección manual con otros procesos que mejoran su durabilidad, al mismo tiempo que se inspiran en el paisaje menorquín, sus colores y texturas, para crear nuevos diseños. Para preservar esa tradición, en 2010 la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca y el Consell Insular de Menorca crearon la marca registrada Avarca de Menorca, que distingue a las avarcas fabricadas por las empresas menorquinas y vela por el control de calidad de sus calzados. Ante el incremento de copias en todo el mundo, una comisión técnica vela por la concesión de las autorizaciones de uso de la marca y su correcta aplicación.

Elaboración de calzado en un taller de Menorca.

Actualmente, doce fabricantes están incluidos bajo este sello de calidad: Avarcas Pons, Avarques de Ponent, Benestar Menorca, Castell Menorca, J&M Avarcas, Guelmi Shoes, Menorca Avarcas, Menorquinas Torres, Mibo, Mónica Menorca, Naturals de Menorca y Ría Menorca. Todas ellas combinan la esencia artesanal de sus calzados con la innovación y los principios de sostenibilidad, creando nuevas líneas como las avarcas home, diseñadas con pelo o paño ideadas para el hogar, o utilizando materiales como el plástico reciclado recuperado de las aguas del Mediterráneo. Una invitación para recuperar lo esencial y vivir de una forma más pausada y natural.


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