Las peleas entre inmigrantes que se vivieron este martes en el campamento de Las Raíces, en La Laguna (Tenerife) han llevado a Accem, la ONG que gestiona el centro de acogida, a aplicar con más dureza el protocolo interno. Hasta ahora, la organización había evitado las expulsiones para no dejar sin techo a las personas que acoge, explican fuentes de la organización. Pero ahora aplicará la medida, contemplada en sus directrices, cuando haya peleas u otras alteraciones de la convivencia. Los altercados de este martes entre grupos de marroquíes y de senegaleses se saldaron con tres heridos graves que continúan hospitalizados y estables, otros siete leves y ocho detenidos.
El Juzgado de Instrucción número cuatro de La Laguna, en funciones de guardia, ha ordenado la tarde de este martes el ingreso en prisión preventiva incondicional y comunicada de cinco de los ocho detenidos este martes, los cinco migrantes marroquíes. La jueza les imputa delitos de lesiones, riña tumultuaria, desórdenes públicos y atentado a agente de la autoridad.
Para evitar nuevos incidentes y mejorar la convivencia, Accem establecerá turnos de comidas en el comedor según las zonas de origen de los acogidos.
Varias decenas de migrantes marroquíes, antiguos residentes de Las Raíces, acampan desde hace más de dos meses en las afueras del recinto que, según algunos testimonios, abandonaron por sus malas condiciones. Fue precisamente en este asentamiento informal donde se originó la reyerta de este martes, que luego se trasladó al interior del campamento. Hasta ahora, explican fuentes de Accem, se permitía la entrada ocasional de estos migrantes para usar los servicios. Pero tras los altercados se les denegará la entrada.
El campamento de Las Raíces ocupa el lugar de un antiguo acuartelamiento militar, en una zona húmeda y boscosa del municipio de La Laguna. En las instalaciones se alojan 1.464 personas. Desde su apertura, han abundado las quejas de sus residentes sobre las condiciones de vida en el centro y la calidad de la alimentación. Las protestas también recogen fricciones habituales entre grupos de distinta nacionalidad, sobre todo entre marroquíes y senegaleses.
Vigilancia
Fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones aseguran que el campamento tinerfeño está bajo especial supervisión. “Estamos evaluando la situación en todos los centros de manera constante a través de nuestra unidad de emergencias en Canarias. En particular, esta monitorización está centrada en Las Raíces”, aseguran. Las mismas fuentes citan como ejemplo de esa vigilancia mejoras recientes en la alimentación: hace unas semanas se aumentaron las raciones y se variaron los menús.
La expulsión de un migrante de un centro de acogida es potestad de la organización que gestiona cada recinto. Cruz Roja es la responsable de los de Canarias 50 (Gran Canaria) y El Matorral (Fuerteventura); Cruz Blanca, de los del Colegio León en El Lasso y una nave cedida por Bankia en El Sebadal (ambos en Gran Canaria); y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de Las Canteras (Tenerife). Una vez se adopta la medida, la organización redacta un informe con las causas y la situación que determina la decisión y la comunica al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
A finales de febrero, la Cruz Roja expulsó a un grupo de 64 migrantes del centro de acogida de Canarias 50 porque, como expuso la organización, “mostraron una actitud agresiva y profirieron amenazas a otros residentes y al personal de Cruz Roja”, lo que motivó la intervención de la policía.
La directora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán, ha advertido este miércoles de que los incidentes en el campamento de acogida de Las Raíces son solo una muestra del deterioro al que pueden conducir políticas que convierten a Canarias en “islas cárceles”, informan Diego Estébanez y Elisa Tasca. “[Los altercados de Tenerife] son los más graves de toda esta crisis migratoria”, señala Galán, quien califica de “barbaridad” la intervención de la Policía Nacional, que se suma a “esa imagen negativa y de conflicto”.
Frustración
La decisión de bloquear las derivaciones de migrantes hacia la Península ha propagado la frustración entre las más de 5.000 personas que el Ejecutivo mantiene bloqueadas en el archipiélago, si bien altercados de la envergadura del Las Raíces son excepcionales. “Yo quería cambiar de vida, no solo limitarme a comer y dormir”, explica en castellano Mohammed A., de 36 años, que llegó a Canarias hace tres meses. Reside en el Colegio León, en El Lasso, en el que asegura que reina una relativa calma. “Estamos sufriendo de verdad, nuestros familiares no tienen dinero y esto se nota al final en la convivencia”, sentencia en la puerta de entrada del recinto.
“Tensiones hay todos los días”, asegura por WhatsApp el senegalés Mammadou, que reside en el centro de El Matorral (Fuerteventura). “Nos han encerrado en una vieja fábrica y ni siquiera hemos visto el sol”, explica, pero no hay tensión entre nosotros porque la lucha no es entre inmigrantes”.
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