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El caso Ja Morant reaviva el debate de las armas de fuego en la mejor liga del mundo

El caso Ja Morant reaviva el debate de las armas de fuego en la mejor liga del mundo

La NBA ha tenido un vínculo complejo con las armas de fuego a lo largo de su historia. Desde jugadores que han sido víctimas de la violencia armada hasta las controvertidas opiniones de algunos de sus miembros sobre la regulación de armas, la mejor liga del mundo ha estado involucrada en debates sobre este tema durante décadas. Ahora, los recientes eventos protagonizados por Ja Morant han vuelto a poner sobre la mesa uno de los problemas más latentes de la sociedad estadounidense.

Incluso en las últimas décadas han sido varios los casos de polémica que han afectado a la NBA cuando alguno de sus jugadores ha sido detenido o investigado por tenencia de armas. El base de los Memphis Grizzlies no es sino otro más en una larga lista de juguetes brillantes en una liga que trabaja incansablemente para que la imagen de gángster o pandillero deje de asociarse con la suya.

Ja Morant, ¿el próximo juguete roto de la NBA?

Lo de Morant ha pillado a muchos por sorpresa. El base de los Grizzlies lo tenía todo a favor para convertirse en una de las caras de la liga durante la próxima década pero parece determinado a tirarlo todo por la borda. Sus highlights virales y acciones imposibles han dado paso a un sinfín de acusaciones e incidentes que le han catapultado a la primera plana por motivos poco deseables.

La gota que colmó el vaso llegó la semana pasada a través de su cuenta de Instagram. Apenas unas horas después de que Memphis cayera ante los Denver Nuggets la estrella de los de Tennessee arrancaba un live en su cuenta oficial desde lo que más tarde se confirmó que era un club de alterne de Colorado. Durante el vídeo se pudo ver a Morant disfrutando de la fiesta con el torso desnudo y mostrando brevemente una pistola en sus manos.

El vídeo corrió como la pólvora por la red, generando un aluvión de reacciones y críticas al jugador, que ya estaba en el ojo del huracán por otras polémicas en las que se había visto envuelto en las últimas semanas. Y es que apenas ha pasado un mes desde que varios medios se hicieran eco de otro altercado que protagonizó Morant el verano pasado.

Según distintas fuentes, el jugador fue denunciado en septiembre tras golpear repetidamente a un joven de diecisiete años que había acudido a su casa para participar en una pachanga organizada por la estrella de los Grizzlies. Entonces, tras un balonazo fortuito, Morant entró furioso en su casa y salió mostrando un arma de fuego, antes de propinar varios puñetazos al joven en cuestión. Pocos días antes también había protagonizado otro incidente en un centro comercial de la zona en el que amenazó a un guardia de seguridad junto a su séquito.

Estos hechos no tuvieron demasiado recorrido en su momento pero han vuelto a reflotar después de las acusaciones que Morant recibió a principios de este año tras un encuentro disputado ante Indiana. Según algunos testigos de lo ocurrido, personas del entorno del jugador encañonaron a miembros de la expedición de los Pacers desde una furgoneta tras el partido. Aparentemente Ja viajaba a bordo del vehículo junto al grupo y fue partícipe de lo ocurrido.

Ja Morant celebra una canasta con los Grizzlies

Brandon Dill / LaPresse

Todos estos acontecimientos se han amontonado sobre Morant y su carrera, hasta el punto de obligar al jugador a tomarse, por ahora, varios partidos de ausencia, forzado por la franquicia y la investigación abierta por la liga. Mientras se esclarece todo, el público especula sobre lo que le puede ocurrir a continuación y se pregunta si la NBA actuará en consecuencia y con contundencia.

El CBA, el acuerdo colectivo que rige la NBA y sus jugadores, es muy claro respecto a este tema: “Cuando un jugador está presente en una instalación o viaje relacionado con su franquicia o la propia liga dicho jugador no podrá encontrarse en tenencia de ningún tipo de arma de juego. Además, todos los jugadores que tengan armas en propiedad deberán divulgar esta información a sus equipos antes del inicio de la temporada”. La siguiente en actuar será la liga que en algún momento compartirá los resultados de su investigación y podría sancionar al jugador, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, con un buen montón de partidos.

Un nombre que ha vuelto a recibir atención ha sido Gilbert Arenas, autor de una de las mayores polémicas que la NBA ha conocido en cuanto a armas de fuego se refiere. El precedente de Arenas ha servido como comidilla para los medios que se han aventurado estas semanas a ofrecer un posible desenlace sobre el caso Ja Morant.

Gilbert Arenas, el precedente más sonado

Es difícil ser aficionado a la NBA y no conocer los hechos que ocurrieron en el vestuario de los Wizards a finales de 2009. Arenas era una de las superestrellas de la liga, estrenando su flamante contrato de 111 millones de dólares y enganchando a jóvenes fans cada noche con su descaro y audacia. Sin embargo, su carrera tomó un rumbo irremediable tras una partida de cartas en el avión del equipo y un encontronazo con un compañero pocos días después.

Todo empezó con poco más de 1.000 dólares, una apuesta que supuestamente Arenas le ganó a Javaris Critteton, escolta del equipo. Según cuentan los que presenciaron el altercado, Antawn Jamison tuvo que separar a ambos jugadores tras una discusión en la que la frase “te voy a meter un par de tiros” cogió por sorpresa a los demás compañeros y llegó a asustar al grupo.

Sin embargo lo más tétrico no ocurrió hasta unos días después, cuando ambos se encontraron en el vestuario de las instalaciones de Washington. Arenas llevó cuatro pistolas y las dejó en su taquilla, a la vista de todos, para provocar a Critteton que había presumido de poder dispararle. “Vamos, coge una y hazlo”, escribió en una nota que tenía un destinatario claro. Su sorpresa fue mayúscula, no obstante, cuando el propio Javaris sacó su propio arma, ya cargada, y le apuntó con ella.

Gilbert Arenas, durante un encuentro con MD

Manel Montilla

Ambos jugadores fueron sancionados por la NBA hasta final de temporada y David Stern, por aquel entonces capitán del barco, no se quedó corto en su condena de lo ocurrido: “Esto no es un debate sobre la tenencia de armas o sus derechos. Estamos hablando de traer una pistola al espacio de trabajo, a nuestra liga, algo que no vamos a tolerar bajo ningún concepto”. Sobra añadir, como dato anecdótico, que hacía apenas una década que los Wizards habían adoptado su nuevo nombre en lugar del clásico Bullets (balas en inglés).

La carrera de Arenas se truncó poco después, siguiendo un traspaso y varias lesiones de gravedad que acabaron con el jugador ganando sus últimos dólares con un súpercontrato en tierras asiáticas. El caso de Critteton, sin embargo, es aún más sangrante. En 2011 fue detenido por homicidio tras abrir fuego contra un hombre al que confundió con un ladrón. Por si esto no fuera suficiente, en 2015 fue condenado a veintitrés años de prisión tras participar en un tiroteo a una madre que se encontraba frente a su casa. A día de hoy sigue sirviendo su sentencia en una cárcel de California.

Recientemente Arenas compartió en su podcast una historia sobre cómo Stern navegó aquella situación junto a él y la sanción que finalmente la liga le impuso al Agente 00. El exjugador contó que se informó sobre otros hechos similares y las sanciones que los culpables habían recibido. Según él la NBA le empujó hasta el punto de tener que aceptar los 50 partidos de suspensión pese a que los precedentes no hacían suponer un castigo tan severo.

No es noticia que Stern gobernó la NBA con puño de hierro y que jamás le tembló el pulso a la hora de convertir a alguien en ejemplo de sus políticas. El ex de los Wizards atribuye su sanción a una cuestión de salud mental y no tanto a lo ocurrido en el vestuario: “Fui suspendido indefinidamente no por tenencia de armas sino porque la NBA consideró que no me encontraba en condiciones mentales adecuadas”.

Otros nombres con la mecha corta

Pese a ser de los más sonados el caso de Gilbert Arenas no es, ni mucho menos, el único que involucra a jugadores de la NBA y la tenencia ilícita de armas de fuego. Nombres muy conocidos como Scottie Pippen, al que encontraron con una pistola semiautomática en el coche o Allen Iverson, que fue parado por una patrulla mientras conducía y acabó enfrentándose a cargos por llevar un arma escondida en su vehículo.

Y qué decir de Vernon Maxwell, uno de los villanos de la NBA, al que detuvieron por tercera vez en 1994 tras apuntar con su semiautomática a un motorista que le había pitado en los alrededores del pabellón de Houston. Otro de los célebres juguetes rotos es Delonte West, al que detuvieron tras superar el límite de velocidad con su motocicleta. Cuál fue la sorpresa de los agentes cuando el asunto pasó de una simple multa a unos cargos de tenencia ilícita al encontrar una pistola en su bolsillo, una magnum atada a la pantorrilla y una escopeta dentro de la funda de su guitarra.

Scottie Pippen también protagonizó polémicas con las armas

MD

Recientemente, Malik Beasley, Kevin Porter Jr. o Raymond Felton han sido algunos de los jugadores que han tenido que responder ante la ley por causas similares. En el caso de los dos primeros, la tenencia ilegal del arma no fue el único motivo, sino que además recibieron cargos por intimidación y amenazas a familiares y agentes de la autoridad.

El último en caer en esta espiral ha sido Shawn Kemp, apenas unas horas antes de la publicación de esta pieza. El que fuera uno de los grandes jugadores de la liga en los noventa fue detenido por la policía del estado de Washington tras participar en un tiroteo desde un vehículo. El jugador podría tener que enfrentarse a una sentencia de prisión de hasta 10 años si la acusación en su contra prospera.

Sin embargo, la otra cara de la moneda la protagonizan, desafortunadamente, otros nombres. El más reciente es Adreian Payne, exjugador de Timberwolves y Hawks que fue asesinado el año pasado en Florida, con apenas 31 años. La que fuera una de las grandes promesas del baloncesto colegial no terminó de encontrar su sitio en la NBA y terminó su carrera en Europa. Su muerte en 2022 no hizo más que evidenciar la gran asignatura pendiente de Estados Unidos con las armas.

La NBA como plataforma para regular las armas de fuego

Cada vez más los jugadores están aprovechando su estatus para dar voz a los problemas de la sociedad estadounidense. Mensajes en favor de la justicia social, los movimientos electorales o la lucha antirracista se han convertido en algo habitual en las estrellas de la NBA. Con esto, la llegada de la lucha a favor de una regulación más estricta sobre las armas de fuego era cuestión de tiempo.

La liga tiene la suerte de contar con dos grandísimos entrenadores cuyo trabajo fuera de las canchas no tiene nada que envidiar al que realizan sobre el parqué. Gregg Popovich y Steve Kerr no han tenido nunca miedo a la hora de denunciar aquellas situaciones que les parecían injustas, marcar claramente su postura en distintos debates políticos y pedir ayuda a los dirigentes de su país para tomar medidas que consideraban necesarias.

Steph Curry, durante las Finales de la NBA de 2022

NBAE

Precisamente el entrenador de los Warriors es alguien que puede hablar de la violencia armada con conocimiento de causa. Su padre, Malcom Kerr, fue asesinado en Beirut en 1984 cuando él tenía apenas 18 años. Cuarenta años después Steve ha encontrado el lugar ideal para lograr cambios tangibles que pongan punto y final a estos problemas.

En la última visita de su equipo a la Casa Blanca para la tradicional audiencia de los campeones con el presidente, Kerr aprovechó la ocasión para reunirse con algunos de los principales asesores de Joe Biden y hablar sobre los habituales tiroteos que el país sufre cada día y cómo ponerle remedio.

Precisamente una de estas tragedias, la de Uvalde en la que más de doce niños y niñas fueron brutalmente asesinados, provocó una de las ruedas de prensa más memorables de Kerr: “Hoy no voy a hablar de baloncesto. Todo lo relacionado con el deporte no importa hoy, no mientras sigan muriendo nuestros hijos e hijas. ¿Cuándo vamos a hacer algo? ¡Estoy harto!”

“Mirad lo que este equipo logra, denunciando el racismo, mostrándose firme ante la desigualdad, animando a la gente a que vote y juntando a todo un país para que combatan la violencia de las armas de fuego. Son un ejemplo”. Son palabras de Biden en esa visita a la capital del país, otorgando al trabajo de los Warriors el valor que merecen.

El trabajo que figuras como Kerr, Popovich y otras de las principales caras de la liga realizan cada año se antoja vital para concienciar a una sociedad que, poco a poco, se va dando cuenta del gran problema al que se enfrenta. El debate del control de armas es uno de los desafìos que ambos lados del espectro político aborda en cada periodo electoral.

Mientras tanto, la NBA y su comunidad con Kerr a la cabeza, cada vez más presentes en el día a día de estados Unidos, tiene clara su postura: “Creemos firmemente que es hora de que la gente sea consciente del problema y forme parte de un esfuerzo a nivel nacional para contrarrestar la violencia armada que hay ahí fuera”.




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