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El chavismo y la oposición venezolana se acercan para retomar las negociaciones en México

El chavismo y la oposición venezolana se acercan para retomar las negociaciones en México


Vista externa de una escultura de un balancín petrolero frente a una gasolinera, hoy, en Caracas (Venezuela).Miguel Gutiérrez (EFE)

El letargo en el que estaba sumida Venezuela se ha roto desde la invasión rusa en Ucrania. La historia se ha acelerado. Este martes, el presidente de Estados Unidos suavizó algunas sanciones a Venezuela para precipitar el diálogo entre el Gobierno y la oposición en México, que saltó por los aires por la detención y posterior extradición de Álex Saab, un empresario muy cercano a Nicolás Maduro. Las partes se encontraron para poner en marcha de nueva esa mesa de diálogo con la que se pretende dar una salida negociada a la prolongada crisis política venezolana.

Estados Unidos sigue reconociendo el Gobierno interino de Juan Guaidó, pero es consciente de que necesita dar pasos realistas para avanzar en la democratización del país y que un camino negociado parece el único factible a día de hoy. El acercamiento entre oposición y Gobierno se antoja necesario. El avance más importante en ese sentido se ha dado este martes, con la foto entre el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y el dirigente político Gerardo Blyde, de la Plataforma Unitaria. Las partes están cerca de volverse a sentar, aunque hay escollos importantes. El Gobierno chavista ha dado a entender que la liberación de Saab, detenido en Florida a la espera de juicio, será una condición indispensable. Pero en los meses recientes no ha vuelto el caso figurar en el discurso. Parece difícil que EE UU acceda a algo así.

Los primeros pasos, de todos modos, ya se han dado. El Gobierno de Biden permitirá a la petrolera estadounidense Chevron negociar una licencia con la petrolera estatal, PDVSA, pero no perforar ni exportar petróleo de origen venezolano. Además, Carlos Erik Malpica Flores, un directivo de alto rango de la petrolera y sobrino de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, será excluido de la lista de personas sancionadas. Hasta hace poco más de mes, nadie podría imaginar gestos de este tipo. Nada más empezar la ofensiva rusa, una delegación de altos funcionarios de la Casa Blanca viajó a Caracas para reunirse con Maduro. Esos fueron los primeros pasos sobre lo que está cimentando todo lo que está por llegar.

Rodríguez y Blyde tuitearon la misma foto y el mismo mensaje: “En reunión de trabajo para planes de futuro. En el rescate del espíritu de México”. El grupo opositor luego difundió un comunicado en el que reiteran que el proceso de negociación “nunca debió haber sido suspendido”. “Reiteramos nuestra total disposición para construir de manera urgente un gran acuerdo político que permita a través de la reinstitucionalización democrática del país, la celebración de elecciones libres, justas y transparentes y la restitución de los derechos fundamentales para todos los venezolanos”, señala el texto.

Las negociaciones de México quedaron paralizadas en octubre del año pasado, a pesar de los intentos impulsados por Noruega y otros mediadores internacionales. El chavismo se levantó de la mesa en protesta a la extradición a Estados Unidos de Saab, supuesto testaferro de Maduro. Tras la visita de los funcionarios de Washington, el 5 de marzo, Maduro excarceló a dos detenidos de nacionalidad estadounidense, uno de ellos ex gerente de Citgo, la refinería de PDVSA en Estados Unidos. La flexibilización de las sanciones era un gesto que se esperaba desde entonces, una posibilidad real en medio crisis del mercado de energético por la invasión de Rusia a Ucrania.

Tal como han señalado altos funcionarios de Biden, la flexibilización no tiene mayor calado. En junio se vencía la octava renovación de exenciones de la OFAC (Oficina de Control de Activos en el Extranjero) a Chevron que permitía a la compañía permanecer en el país, aunque sin activar. Según lo dicho ahora, la cuerda se afloja para abrir la posibilidad de conversar con PDVSA sobre actividades futuras. El Gobierno de Maduro, sin embargo, ha dado una interpretación amplia. “El Gobierno Bolivariano de Venezuela, ha verificado y confirmado, las noticias publicadas en el sentido de que los Estados Unidos de América ha autorizado a empresas petroleras estadounidenses y europeas para que negocien y reinicien operaciones en Venezuela”, señaló la vicepresidenta Delcy Rodríguez, señalando el gesto como el inicio de un camino para el levantamiento absoluto de todas las sanciones que incluyen además de PDVSA, al Banco Central de Venezuela, otros entes y más de un centenar de funcionarios y empresarios relacionados con la corrupción, narcotráfico y violaciones de derechos humanos durante el chavismo. En un juego a dos bandas, Maduro selló hace unas semanas acuerdos con Irán en el área energética, otro país sancionado por EE UU.

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La presión internacional y nacional para retomar las conversaciones de México ha convertido estos acuerdos en el último aliento para la resolución de la crisis venezolana. Hace un mes un grupo de empresarios, académicos y defensores de derechos humanos enviaron una carta a Biden para exhortar a un levantamiento de sanciones para impulsar la recuperación económica de Venezuela, arruinada después de haber reducido su PIB en 80% y con una crisis humanitaria que se hace crónica. También pidieron volver a México, a lo que EE UU respondió a través del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE UU, Brian Nichols, con un nuevo exhorto para que las partes vuelvan a la mesa.

El Gobierno de Maduro no ha dado mayores concesiones a la oposición. Aunque renovó el cuerpo de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia recientemente, persisten los vicios en el procedimiento y la mayor parte de los jueces extienden sus mandatos, por lo que siguen estando bajo el control de Maduro. Pese a una serie de excarcelaciones por goteo, todavía hay más 200 presos políticos en Venezuela. Las garantías electorales siguen siendo frágiles, aunque se han producido avances como la autorización de misiones internacionales de observación como las que vigilaron los comicios locales de noviembre pasado.

Cuando Maduro habló de un “reseteo” del diálogo en marzo, en concesión a la presión de la Administración de Biden, propuso la inclusión de nuevos actores en las discusiones, como un sector de la oposición que ha pactado con el Gobierno y que ha operado a conveniencia del chavismo, algo que ha sido rechazado los sectores reunidos en la Plataforma Unitaria y en torno a Juan Guaidó. Está por verse si esto condicione ahora la definitiva reactivación de las conversaciones.

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