El cine español busca una salida en las plataformas

Este viernes 29, dos películas llamadas —cuando se rodaron— a tirar de la taquilla del cine español, sendos thrillers pensados para la gran pantalla, y que por culpa de la crisis de la covid-19 se estrenarán en plataformas. Con las salas cerrando en cascada, ¿esa será la salida que le quede al cine español para llegar a sus espectadores?

Por un lado, Bajocero, segundo largo de Lluís Quílez (Barcelona, 42 años), que llegó a estar en la shortlist del Oscar a mejor cortometraje de ficción con Graffiti (2015). Bajocero se ha convertido en una Película Original de Netflix (así se denomina a esa categoría en la plataforma), que siempre formó parte de su producción, aunque iba a realizar el camino previo y tradicional por salas con DeAPlaneta como distribuidora. Por otro, Cosmética del enemigo, de Kike Maíllo (Barcelona, 45 años), director bien conocido gracias a Eva (2011) o Toro (2016), que ahora adapta la novela de la belga Amélie Nothomb con un reparto internacional encabezado por el polaco Tomasz Kot (Cold War) en un filme en inglés que se verá en Filmin. A ambos estrenos les une no solo el plan inicial de ir a salas, sino que los dos directores proceden de la Escac, la Escuela de Cine de Cataluña, y que en ambos guiones ha colaborado Fernando Navarro.

Estas semanas, la riada de películas con carteles colgados incluso en pasillos de salas de cine (con el consabido lema “Próximamente en salas”) que acaban en plataformas no tiene fin. La semana pasada la estadounidense Mamá te quiere se estrenó en Movistar, y en próximas fechas tendrán estrenos directamente online la francesa Mi primo y el thriller Becky. Ese fenómeno ya se dio en 2020, con producciones incluso tan sonadas como Ofrenda a la tormenta, de Fernando González Molina, que cerraba la adaptación al cine de la Trilogía del Baztán, las novelas de Dolores Redondo. Los estrenos van postergándose o redirigiendo de nuevo su destino a otra pantalla. “Esto solo puede ser una solución temporal, porque ahora mismo la incertidumbre es bestial. Tienes una película a punto de estrenar y ni siquiera sabes en qué comunidad autónoma estarán mañana abiertas las salas de cine”, opina María Luisa Gutiérrez, de la productora Bowfinger, y presidenta de la Asociación Estatal de Cine (AEC), que reúne a más de 35 productoras. “Muchos esperamos que en julio hayamos vuelto a la normalidad”. ¿Salva las cuentas estrenar en una plataforma? “Depende de cada negociación, de si la vendes para todo el mundo…”, explica la productora. “Lo que no me gustaría es que el público pensara que esa ya es la ruta natural”.

Casas mejor equipadas

El año pasado Netflix contó con tres películas originales españolas: Hogar, de los hermanos Pastor; El practicante, de Carles Torras, y Orígenes secretos, de David Galán, otro filme al que se le truncó un camino previo por salas por la pandemia. Ahora ese paso le toca a Bajocero. Quílez ha construido una narración con sabor a Seven, como thriller marcado por la identidad del antagonista y por los elementos climáticos. “La película se gestó para salas, aunque Netflix fue el primer socio que entró”, recuerda su director. “La situación nos ha llevado a este estreno, y es un buen camino; con Netflix llegas a mucha gente, algo que como director me motiva. Vivimos en la incertidumbre, y ante esa realidad, insisto: este lanzamiento es lo mejor que le podía pasar a Bajocero”. Y ese público vivirá a través del policía que interpreta Javier Gutiérrez las tremendas vicisitudes de un traslado de presos en un camión de seguridad, uno de los cuales es presa de una caza personal. “No es una película de buenos y malos, el espectador tendrá que reflexionar dónde están los límites morales”, ahonda Quílez. “Y en 189 de los 190 países en que la estrena Netflix, el público, como no conoce el star system español, se sorprenderá con el antagonista”.

Tomasz Kot, en ‘Cosmética del enemigo’. En el vídeo, tráiler de la película.

Cosmética del enemigo ha realizado un camino parecido. Maíllo acabó su rodaje justo antes del estado de alarma, y afirma que fue fácil la negociación con Nothomb, “a pesar de los cambios radicales realizados en el guion sobre algunos personajes; es una adaptación profundamente infiel”. Siempre se planteó el inglés para una historia que habla, en el fondo, de la mentira y de las falsas apariencias, y con buenas ventas internacionales. El director recuerda que se estrenó en el festival de Sitges, “y ya pensamos que a lo mejor no la volvíamos a ver en pantalla grande”. Toni Carrizosa, su productor, subraya: “Hemos decidido este camino, porque confiamos en Filmin, son las mejores manos en las que podíamos estar”. “Las casas están cada vez mejor equipadas, pero hemos hecho un trabajo de sonido e imagen brutal”, suspira Maíllo. “La situación ha acelerado un proceso que iba a tardar más, y no sé si la exhibición está tocada de muerte”.


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