Nuevos tiempos en la familia Windsor y de ellos una prueba más. El domingo, coincidiendo con la fecha en la que Diana de Gales anunciaba hace 37 años que estaba esperando la llegada de su segundo hijo, los duques de Sussex contaban al mundo también que iban a ser padres de nuevo. Una noticia que en otras circunstancias habría contado a continuación con decenas de felicitaciones, las primeras de la reina Isabel y el príncipe Felipe, y a continuación la de Carlos de Inglaterra sin olvidar la de los duques de Cambridge. Pero esta vez a la noticia le siguió un clamoroso silencio. Las redes sociales de la familia real británica estaba a esa hora a otras cosas. Nadie duda de que en privado habrá habido parabienes —un portavoz real ha deslizado 12 horas después que la reina les había dado la enhorabuena—, pero de manera oficial los Sussex han desaparecido de la vida oficial de palacio.
Meghan Markle y Enrique de Inglaterra transitan desde hace un año en el alambre. No son miembros activos de la familia real británica pero son parientes directos de Isabel II y el bebé que esperan será el décimo bisnieto de la reina. Por ello sus formas son diferentes. No hay comunicado oficial pero sí la declaración de un portavoz de la pareja dando la noticia. No hay foto formal de los futuros padres pero sí una imagen captada por su fotógrafo de cabecera, Misa Harriman. “Meg, estuve allí en tu boda para presenciar el comienzo de esta historia de amor, y amiga mía, es un honor para mí verlo crecer. ¡Felicitaciones al duque y la duquesa de Sussex por esta alegre noticia!”, escribió el autor de la instantánea.
En ella, la pareja posa descalza, bajo un árbol, relajada y sonriente mientras ella posa la mano en su prominente barriga. La foto la realizó Harriman desde Londres a través de un iPad, una imagen criticada por los sectores monárquicos más conservadores. People fue el primer medio de comunicación en dar la noticia, lo que hizo pensar que había una exclusiva por medio, pero poco después era la BBC quien lo contaba; a continuación se sumaron otros medios del Reino Unido. Mientras la información daba la vuelta al mundo, el palacio de Buckingham permanecía en silencio.
Los duques de Sussex han esperado para contar que van a ser padres a que el embarazo haya cumplido su primer trimestre. No han querido arriesgarse después del aborto que Markle sufrió el pasado mes de julio y que ella desveló a finales de noviembre en un artículo en The New York Times, otro gesto de la nueva vida que llevan lejos de palacio. Sus formas se asemejan más a las de personajes de Hollywood que a miembros de la rancia familia real británica.
El segundo hijo de Meghan y Enrique nacerá en Los Ángeles, California, donde desde hace un año vive la pareja. El pequeño tendrá la nacionalidad estadounidense pero formará parte de la línea de sucesión al trono del Reino Unido, un dato nada más que simbólico, ya que sus padres han renunciado a su vida oficial. El bebé que llegue, al igual que su hermano mayor, Archie, no tendrá ningún título y será inscrito solamente con el apellido familiar.
El embarazo impedirá a Markle viajar en primavera a Reino Unido para participar en el cumpleaños de la reina Isabel y en el centenario de su marido, Felipe de Edimburgo, en el que iba a ser su gran regreso. Será solo Enrique el que acudirá en una visita relámpago pendiente de su nueva paternidad.
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