La vida de Lluís Cortés (Lleida, 34 años) siempre estuvo ligada al fútbol femenino. Incluso cuando todavía soñaba con ser futbolista profesional. Jugaba en el juvenil A del Lleida cuando lo invitaron a sumarse al cuerpo técnico del femenino. No se bajó ni siquiera cuando llegó a Segunda A con el cuadro ilerdense. Trabajó en la selección catalana sub-12, sub-16 y sub-18 hasta que Fran Sánchez lo sumó a su grupo de trabajo del Barcelona en 2017. Año y medio después se quedó con las llaves del femenino. Consiguió lo nunca visto en el fútbol español —las azulgrana se clasificaron para la final de la Champions—, y esta campaña, después de cuatro años, el Barça volvió a dominar en España. “Soñaba con el momento en el que árbitro pitara el final en el Johan Cruyff, y me veía abrazándome con el staff y con la familia. Pero [por la pandemia] me enteré de que éramos campeonas por un tuit de la Federación. Nos quitamos el peso, pero no lo disfrutamos”. Mañana se enfrentan al Atlético de Madrid en los cuartos de final de la Champions, en Bilbao (18.00).
Pregunta. ¿Qué cambió?
Respuesta. Les dije a las jugadoras que teníamos que trabajar a muerte para ser el mejor equipo de Europa. Pero primero teníamos que ser el mejor de España. No nos podíamos permitir perder puntos en determinados campos. Había que trabajar mucho, porque, quizá, no eran tan buenas como pensaban. Para crecer, primero autocritica.
P. ¿Se siente más entrenador que gestor?
R. Sí, totalmente. Las ganas que tienen estas jugadoras de aprender y de sentirse mejores lo facilita mucho. Disfruto mucho. Si observas a cualquier jugadora, y las comparas con como era hace cuatro años, es mejor. Están mejor físicamente y han interiorizado conceptos técnicos y tácticos. Su predisposición al trabajo y al aprendizaje es enorme.
P. ¿Humildad?
R. Hay un nivel de humildad y de humanidad increíble. Y lo más importante: creen que las puedes ayudar.
P. ¿El fútbol femenino tiene que copiar el modelo del masculino o apostar por otro, más similar al americano con franquicias y ligas cerradas?
R. El fútbol femenino tiene que ser capaz de crear su propio modelo. Ni el modelo de Primera masculina ni tampoco el de una Superliga con los mejores de Europa. Se debería reducir el número de equipos. En las mejores ligas europeas, los torneos son de 10 o 12 equipos y con más presupuesto. Deberíamos seguir esa tendencia. No hay suficiente nivel para llenar 16 plantillas o 18, como este año, y tener una liga competitiva. Menos equipos y más nivel. Quedará una liga competitiva y atractiva, que generará más aficionados y patrocinadores.
P. ¿Y el fútbol base?
R. No hay que mirar solo la punta del iceberg, sería un error. Hay que alimentar las bases, hacer campañas, como ya se hicieron en Cataluña (Orgullosa) y Valencia (Soc Valenta), para aumentar el número de licencias y de chicas que comienzan a jugar.
P. Como no hay tanta cantidad de jugadoras, ¿para el Barça es más difícil encontrar futbolistas con el sello que se busca?
R. Estamos en un club donde el modelo está definido. Cuando eres entrenador del Barcelona ya sabes que no solo tienes que ganar sino también jugar de una manera determinada para ser fiel al escudo y a su historia. Pero hay que ser capaz de adaptar eso. Si juegas solo a una cosa, eres muy previsible y fácil de defender. Fichajes como Oshoala, que a priori no correspondería a un perfil Barça, es una jugadora muy diferente que nos da otras opciones. La clave es saber combinar diferentes modelos. Esa es nuestra riqueza.
P. ¿Cuántos planes de partido tiene?
R. No existe un plan para cada partido. Nosotras siempre queremos tener la sartén por el mango. Pero sí tenemos plan b y hasta h si es necesario. Tenemos que ser fieles a nuestro estilo, pero no hay que ser tontos. Tenemos que adaptarnos para ser más eficaces y ganar los partidos, que es por lo que nos van a valorar.
P. ¿La final de Champions alcanzada el año pasado, es un listón demasiado alto?
R. El Atlético es un equipo que siempre nos ha costado mucho. Si pasamos, que no será fácil, ante el Wolfsburgo será peor. Es una máquina de correr. Tienen auténticos aviones y en transición son muy buenas. Es el peor equipo contra el que puede jugar el Barça. Si lo comparamos con un masculino, es como un Liverpool. Pero podemos competir y no tenemos que hacernos pequeñas.
P. ¿Cómo les pasó el año pasado ante el Olympique en la final?
R. Sí, pero demostramos durante este año que hemos madurado y que estamos preparadas para competir contra cualquiera. Quería avanzar en la Champions para medirnos contra estos equipos. Quiero ver si esta mejora que hemos visto en el equipo en la liga, también se percibe contra los mejores equipos del continente. Hemos mejorado, sí. Pero no sé si estamos muy cerca o poco cerca. Ya lo veremos.
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