El comercio mundial de armas decrece por primera vez desde 2005

Un F-35 de la Fuerza Aérea de Israel, el pasado octubre en el sur del país.
Un F-35 de la Fuerza Aérea de Israel, el pasado octubre en el sur del país.Amir Cohen / Reuters

El comercio mundial de armas ha dejado de crecer. Por primera vez desde 2005, en los últimos cinco años se compró menos armamento que en el lustro precedente (-0,5%). La caída de las exportaciones rusas y chinas contrasta con el aumento de las ventas de EE UU, Francia y Alemania, según los datos que publica este lunes el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri). Las compras crecen en Oriente Próximo, el norte de África, Japón y Corea del Sur.

Alexandra Kuimova, coautora del informe anual del Sipri sobre el comercio mundial de armamento, ve evidente que “la pandemia ha tenido su impacto, tanto en la distribución, como en la firma de nuevos acuerdos”. Sin embargo, la analista apunta que hay otros motivos anteriores que influyen en la leve caída: los diversos programas de producción nacional que se han puesto en marcha, o los cambios drásticos en la relación entre algunos socios tradicionales, como el caso de Ankara y Washington. El sistema de cálculo utilizado por el Sipri no se refiere a los precios reales de compraventa, sino que se fundamenta en los costes de producción de cada artefacto. El instituto de investigación sueco estima que el valor anual del comercio mundial de armas superó los 75.000 millones de euros en los últimos años.

EE UU elevó sus ventas un 15% y fortaleció su posición hegemónica: casi el 40% del armamento importado en el quinquenio analizado (2016-2020) fue de fabricación estadounidense. Las exportaciones de Washington ya son casi el doble que las de Moscú, tras unos años, a principios de la década pasada, en los que estuvieron a punto de igualarse. Entre los 96 compradores de EE UU, destacan los incrementos en las adquisiciones de Israel (335%) y Qatar (208%).

Las exportaciones de Rusia se vieron muy afectadas por la caída de la demanda de la India —principal importador mundial de armas entre 1990 y 2019—. El Gobierno de Narendra Modi redujo a más de la mitad sus compras de equipamiento militar ruso, en un intento de impulsar el desarrollo de la industria nacional. Algunos acuerdos alcanzados con China, Argelia y Egipto han amortiguado el golpe que el desplome de la demanda india ha supuesto para las fábricas rusas. Los retrasos en los planes de producción y la tensión con China y Pakistán hacen que los analistas prevean que las compras de Nueva Delhi a Moscú remontarán pronto.

Tras varios lustros de crecimiento exponencial y unos últimos años de frenazo, las ventas de China disminuyeron un 8%. Las dificultades para acceder al mercado de las monarquías del Golfo repercuten en los planes de Pekín. Su principal comprador, Pakistán, redujo significativamente sus importaciones, aunque Islamabad aprobó recientemente una de sus mayores compras de armamento chino, que no se entregará por completo hasta 2028.

Francia incrementó de manera notable sus exportaciones (44%). Pieter Wezeman, investigador del Sipri, señala que el aumento se debe principalmente al logro, “tras dos décadas de intentos”, de vender aviones de combate Rafale. A pesar de exportar armamento a casi 70 países, la India, Egipto y Qatar recibieron el 59% del material francés.

Las exportaciones de Alemania representaron el 5,5% del total (muy similar a las de China), tras crecer más de un 20%, sobre todo por la venta de submarinos. A diferencia de París, Berlín prohibió la venta de armas a Arabia Saudí, en 2018. Corea del Sur adquirió una cuarta parte del armamento de fabricación alemana. Los cinco principales exportadores —Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China— coparon más de tres cuartas partes de las ventas totales.

Los casos de Francia y Alemania difieren de los del resto de principales fabricantes de armas de Europa occidental. Las ventas del Reino Unido se redujeron un 27% (las que más entre los 10 mayores exportadores); las de Italia, un 22%, y las de España, un 8%.

La caída en el comercio mundial de armas no fue más aguda por el repunte de las compras en algunos países. Arabia Saudí se afianzó como el primer importador mundial al elevar sus adquisiciones un 61%. Qatar, bloqueado por sus vecinos hasta el pasado enero, multiplicó casi por cinco sus adquisiciones de material militar.

Uno de los países que suministró armas a Doha fue Turquía. Ankara sigue desarrollando su industria nacional, ampliando su capacidad exportadora (un 30% más) a la vez que reduce su dependencia del exterior. El Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan desafió a sus socios de la OTAN al recibir el sistema de defensa antiaéreo ruso S-400, lo que provocó que Washington suspendiera el suministro de los cazas F-35. Las compras de Turquía a EE UU cayeron más de un 80%. “La presión de los países occidentales está forzando a Ankara a buscar nuevos proveedores. Es imposible predecir en qué acabará esta deriva”, apunta Wezeman.

Además, los roces de Turquía con Grecia y Egipto por los hidrocarburos en el Mediterráneo oriental han provocado que Atenas y El Cairo estén reforzando su capacidad naval. El régimen de Abdelfatá al Sisi, tercer receptor mundial, compró un 136% más de armamento que en los cinco años anteriores. Kuimova apunta que “la falta de transparencia y los huecos sin rellenar de las cuentas oficiales” generan muchas dudas sobre cómo se financia el material adquirido por El Cairo. Las importaciones de Egipto, Argelia y Marruecos sumaron casi el 90% de las de África.

Dos potencias tecnológicas, Israel y Corea del Sur, elevaron considerablemente sus ventas (un 59% y un 210%, respectivamente) y se sitúan entre los 10 principales exportadores. Además, las importaciones de ambos crecieron más de un 50%. Japón, tras años de tensión con China por disputas marítimas, adquirió más del doble de material militar que en el quinquenio anterior.


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