El Congreso de EE UU aprueba el plan de infraestructuras de Biden


La semana, una de las peores vividas por Joe Biden desde su llegada a la Casa Blanca, le tenía reservado un consuelo in extremis al presidente de Estados Unidos. Al filo de la medianoche del viernes, el Congreso aprobó en Washington, tras una negociación agónica de más de un mes, su plan de infraestructuras, cifrado en 1,2 billones de dólares, una de las grandes apuestas económicas de su mandato. Prevé medidas para reconstruir y modernizar carreteras, vías de ferrocarril, aeródromos o puertos anticuados, así como la mejora de las conexiones a internet, las conducciones de agua o las líneas eléctricas por todo el país.

La votación ha salido adelante con 228 votos a favor frente a 206 en contra, y ha contado con el apoyo de 13 congresistas republicanos. Seis demócratas del ala más progresista del partido, entre ellas, Alexandra Ocasio-Cortez y Cori Bush, votaron en contra.

El acuerdo, que cabe interpretar como un triunfo para Biden, pone fin a semanas de idas y venidas en el seno de su partido, después de que el Senado diera el visto bueno a la iniciativa en verano, con votos de ambas formaciones. La noticia supone un consuelo para el presidente, que registra los peores niveles de aprobación (42%) desde que llegó al poder en enero. Esta ha sido una de sus semanas más complicadas. El martes, el partido demócrata asistió a la pérdida del Estado de Virginia, que fue clave en el triunfo en las elecciones de noviembre de 2020, y al susto de ver en peligro Nueva Jersey, un feudo que parecía fuera de duda.

Ha sido un viernes vertiginoso en el Capitolio, en el que ha sido crucial la decisión de disociar la votación de este plan de infraestructuras del otro paquete legislativo que será decisivo para asegurar a la Administración de Biden su lugar en la posteridad: un conjunto de medidas valorado en más de dos billones de dólares que, con apuestas por la sanidad universal infantil o el combate de los efectos del cambio climático, buscan desplegar un paraguas social para sacar a Estados Unidos del largo túnel de la pandemia. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció que ambas normas no caminarían juntas a su paso por el Congreso, pese a que esa era su intención primera.

Durante varias horas dio la impresión de que los miembros más progresistas del partido en el poder no votarían a favor del plan recién aprobado. Y hasta tuvo que intervenir a golpe de teléfono el propio Biden, que retrasó su viaje de fin de semana a su casa de Wilmington, en Delaware, para trabajar en convencer a sus correligionarios de la necesidad de sacar adelante la iniciativa.

La votación del paquete social, conocido como Build Back Better, en el que el presidente de Estados Unidos se juega el prestigio de su apuesta económica, se ha pospuesto, por las exigencias de algunos congresistas demócratas moderados de una auditoría independiente que valore su viabilidad económica. Ese proceso tomará unos 15 días. De modo que la votación llegará, presumiblemente, no más tarde que en la semana del 15 de noviembre.

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