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El Congreso de Perú rechaza el noveno proyecto de adelanto electoral

EL PAÍS


El Congreso de Perú, en la sesión de este jueves.Congreso del Perú (EFE/Congreso del Perú)

Un congresista peruano confesaba a la salida del pleno la noche de este jueves que ya no sabía qué día era después de tanto tiempo reunidos. Se le veía cansado. El día, sin embargo, era lo de menos porque el resultado fue el mismo de siempre. El Congreso volvió a rechazar otro proyecto para adelantar las elecciones. Divididos en dos bandos, los políticos se lanzan proyectos sabiendo que no tienen posibilidades de salir adelante. Este miércoles votaron a favor de uno presentado por los fujimoristas 54 congresistas, este jueves fueron 47 los que apoyaron otro proyecto de Perú Libre, el noveno que llega al pleno. Ni se acercan a un acuerdo. La mayoría está en 87 votos.

El país sigue sumido en una convulsión social y política que no parece tener salida. Las protestas se mantienen después de casi dos meses desde el autogolpe fallido de Pedro Castillo y los muertos por la represión policial suman ya 58. La sensación en las calles es de que la situación se ha vuelto insostenible. Nadie piensa a estas alturas en las elecciones como una solución, sino como el mal menor. Al menos, que se “vayan todos” y se elijan de nuevo otros representantes. La decisión de ese adelanto electoral está en manos del Congreso, la institución peor valorada del país con un 7% de aprobación, según las últimas encuestas.

No hay uno de los 130 hombres y mujeres congresistas que a estas alturas de crispación se atreva a decir que quiere quedarse hasta 2026, fecha en la que acaba el mandato, pero ese es el mensaje que llega a la ciudadanía, que no entiende cómo no logran alcanzar un acuerdo. La única vez que se reunieron los votos suficientes fue el pasado 20 diciembre, cuando se acordó celebrar las elecciones en abril de 2024. Lo que le daba a la presidenta, Dina Boluarte, y a los congresistas 20 meses más en sus cargos. Entonces, ya habían muerto 26 personas en las protestas. Hoy son más del doble.

El clamor para unas elecciones anticipadas no es solo nacional. Organismos internacionales, como la OEA, han pedido que la llamada a las urnas se haga cuanto antes. Pero el Congreso sigue ensimismado y los congresistas se aferran cada uno a su posición sin buscar consensos. Unos quieren que las elecciones sean en el 2024 para que se puedan hacer reformas políticas antes, otros quieren que además de elecciones se convoque una asamblea constituyente. Incluso algunos proyectos, para tratar de ganar más adeptos a su causa, abogan por unas elecciones complementarias que permitan la reelección de los congresistas para acabar el mandato 2021-2016. Y ni así hay acuerdo.

La presidenta dice que todo está en manos del Congreso y se niega a renunciar al cargo, otra de las salidas que podría llevar a a convocatoria electoral. Pero Boluarte no piensa en ello. Este mismo jueves, mientras el Congreso debatía el nuevo texto a rechazar, la presidenta viajó a Piura y fue tajante: “Mi renuncia no está en juego en esa situación. Yo sé que hay un sector mínimo de la población de estos grupos que están generando la violencia y el caos en el país que, a manera de chantaje, están poniendo la renuncia de la presidenta. Nosotros no vamos a ceder a ese chantaje político, anárquico, que quiere llevar al país al desorden y la crisis”. Sin embargo, para una mayoría de peruanos el país ya vive un desorden y una crisis que no se recordaba en décadas.

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