La mayoría de los países ricos está creando condiciones insalubres, peligrosas y nocivas para los niños y niñas de todo el mundo, según el último Report Card publicado el 24 de mayo por la Oficina de Investigación Innocenti del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El informe, que analiza el estado de los países más ricos del mundo en cuanto a la oferta de entornos saludables para los niños, sostiene: “Los datos muestran que la riqueza de un país no garantiza un entorno saludable. Demasiados niños se ven privados de vivir en hogares saludables, lo que daña de forma irreversible su bienestar actual y futuro”.
Los países ricos están organizando entornos más saludables para los niños dentro de sus fronteras, pero a la vez están contribuyendo de forma desproporcionada a la destrucción del medio ambiente, poniendo en riesgo el presente y futuro de los niños del 🌎.https://t.co/9I1v7JnSwZ
— UNICEF en Español (@UNICEFenEspanol) May 24, 2022
Según este estudio, ningún país tiene un registro medioambiental sistemáticamente positivo, por lo que UNICEF realizó un llamado a todos los países a emprender acciones, a nivel local y mundial, y asumir su responsabilidad para ofrecer a la infancia entornos seguros y saludables, tanto ahora como en el futuro.
La investigación clasifica las condiciones ambientales que afectan al bienestar infantil en 39 países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Europea (EU).
España, Irlanda y Portugal lideran la tabla; los tres, sostiene el informe, han sido capaces de ofrecer buenas condiciones en los entornos para la infancia, al tiempo que mantienen un impacto bajo o medio en el medio ambiente mundial.
En tanto, el informe indica que la presencia de países ricos en algunas de las posiciones finales, como Estados Unidos y Bélgica, indica que la prosperidad nacional no supone una garantía de que la infancia crecerá en un entorno saludable. “Aunque los entornos actuales parecen relativamente adaptados a la infancia en países como Canadá o Australia, sus patrones insostenibles de consumo constituyen una amenaza para la infancia a nivel nacional y mundial”.
Cabe señalar que México no forma parte de la clasificación, ya que tiene valores extremos o atípicos que pueden distorsionar la lista al ser demasiado altos o bajos.
Por otro lado, el informe indica que Colombia y México pierden 3.7 años de vida sana por cada mil niños menores de 15 años debido a la contaminación atmosférica. Esta cifra los coloca a la cabeza en este rubro; mientras que Japón y Finlandia representan la pérdida más baja con 0.2 años.
Además, todavía existen 13 países a los que no se ha dotado por completo de instalaciones de agua salubre, saneamiento y lavado de manos. Las cifras más altas de años de vida sana perdidos se dan en Colombia con 2.3 años por cada mil años, México con 2.2 y Turquía con 1.9.
“En los países más ricos del mundo, uno de cada veinticinco niños sufre intoxicación por plomo, una sustancia tóxica que es responsable de más fallecimientos que la malaria, la guerra, el terrorismo o los desastres naturales”, acusa UNICEF.
La contaminación por plaguicidas (relacionada con la leucemia y atrasos en el desarrollo) puede dañar los sistemas nerviosos, cardiovascular, digestivo, reproductivos, endocrino, sanguíneo e inmune del niño. En la República Checa, Polonia, Bélgica, Israel y en los Países Bajos, más de uno de cada 12 niños vive en zonas con riesgo elevado de contaminación por plaguicidas.
La contaminación acústica (la más elevada se encuentra en Malta, Países Bajos y Portugal) se relaciona con diversos efectos adversos para la salud, como complicaciones para los recién nacidos, estrés y problemas en el funcionamiento cognitivo y el rendimiento escolar.
El mundo en torno a la infancia
En esta área las humedades y el moho son los principales factores de riesgo ambientales en el hogar que contribuyen a causar infecciones de las vías respiratorias superiores, asma y bronquitis. En Chipre y Turquía, más de uno de cada tres niños se encuentra expuesto a estos factores.
Otra rubro que evalúa el informe es si los jóvenes cuentan con un espacio silencioso propio que ofrezca tanto privacidad como un ambiente adecuado para el estudio. Más del 30% de los quinceañeros de Chile, México y Colombia no cuentan con estos elementos básicos, lo que impacta su aprendizaje.
A su vez, los accidentes de tráfico se encuentran entre las principales causas de mortalidad infantil en todo el mundo. En promedio a nivel mundial se pierde 1.34 años de vida sana por cada mil niños debido a accidentes de tráfico. En Suecia, Islandia, Malta e Irlanda se pierden 0.65. Sin embargo, Colombia, Turquía y México pierden más de 3 años.
Si todos los habitantes del mundo vivieran como la persona promedio de los países del informe, se necesitarían 3.3 planetas para mantener ese estilo de vida.
El documento resalta que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los países ricos no son sostenibles.
“La huella de carbono de una ciudadano medio de Luxemburgo es superior a 36 toneladas métricas por año, mayor que la resultante de combinar las huellas de una persona de cada uno de los siete países de menor consumo“.
En los países ricos, la generación de residuos aumentó de una media de 484 kg por persona en 2010 a 529 kg por persona en 2019. Esta cifra media oculta una enorme disparidad entre los 266 kg, aproximadamente, de Costa Rica, y los 960 kg de Canadá.
A su vez, en 25 países, la mayor parte de los residuos sigue sin pasar a reciclaje o compostaje.
Subraya que el tipo de residuos con crecimiento más veloz son los desechos electrónicos: los países ricos generaron 53.6 millones de toneladas en 2019 y se espera que se redoble esa cifra para 2035.
Los desechos electrónicos contienen sustancias peligrosas como mercurio, cadmio y plomo, que dañan el cuerpo y el cerebro humano, y sus efectos son más graves sobre los niños.
“Estos desechos sirven para mostrar cómo los factores ambientales están conectados a través del tiempo y espacio, puesto que algunos de estos residuos peligrosos acaban dañando a los niños en el Sur Global“.
Las desigualdades respecto a cómo afectan los entornos a la infancia son evidentes no solo entre países, sino también dentro de los mismos.