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El coste de invertir en un bróker gratuito


La publicidad de brókeres online con ganchos de cero comisiones se ha incrementado en el último año y aún más si lo que ofrecen al inversor es apostar por las criptomonedas. Estos activos, que generaban desconfianza cuando surgió el bitcóin, han proliferado y ofrecen a sus inversores grandes rentabilidades, aunque a cambio también de una fuerte volatilidad. Tras ambas cuestiones está, como prácticamente todo lo sucedido en este año y medio, la pandemia.

“Al limitarse las apuestas deportivas, hubo mucha gente que vio en los mercados financieros una oportunidad de mover dinero o mantener la actividad regular que hacía a través de estas, pero vinculada a la evolución bursátil”, explica Darío García, analista de XTB. A este factor, Tali Salomon, directora regional de eToro para Iberia y Latinoamérica, añade la confluencia de otras circunstancias, “como unos tipos de interés cero o negativos o la aceleración de la adopción de las tecnologías digitales”. Es ahí donde se observa el fenómeno Reddit y el papel que han jugado las redes sociales, llevando a los hedge funds a perder miles de millones de dólares para tratar de compensar las operaciones de numerosos inversores minoristas que disparaban en Bolsa en tan solo una jornada las acciones de compañías que estaban prácticamente en quiebra.

Sin embargo, estas inversiones que pueden parecer muy jugosas y ofrecer beneficios muy elevados a corto plazo también tienen sus riesgos, que estriban en dos cuestiones fundamentales: al facilitar con la tecnología estas operaciones, cualquiera con un mínimo de capital –e incluso pidiendo préstamos, explican desde eToro– puede invertir, sin tener conocimientos del mercado financiero y arriesgándose, por tanto, a fuertes pérdidas. Por otra parte, no todas las plataformas ofrecen al inversor la seguridad que deberían garantizar, ni operar en ellas está tan libre de comisiones como promocionan.

Al decantarse por uno u otro bróker hay que observar las tarifas ligadas a las operaciones, que suelen variar si son para acciones del mercado español, de parqués europeos o estadounidenses; las referentes a la custodia –mantenimiento de las acciones– y las que se aplican al cobro de dividendos. Las plataformas más agresivas, como eToro, Robinhood o Ninety Nine, entre otras, eximen al cliente de todos estos gastos. Las dos primeras ofrecen asimismo la posibilidad de comprar acciones fraccionarias, que permiten invertir sin hacer un gran desembolso, otro de los atractivos para estos inversores minoristas.

Mientras tanto, los brókeres se han desvinculado de la actividad bancaria: “Al tener una estructura de costes mucho más compleja y por tanto más cara, son menos rentables a la hora de operar porque tienen unos costes asociados que, para empezar a obtener rentabilidad personal, primero tienes que cubrir unos costes –las comisiones–, que los bancos a día de hoy no se pueden permitir dejar de cobrar”, explica García.

Así, las tarifas de los bancos están orientadas principalmente a grandes inversores, con precios fijos para capitales de hasta 15.000 o 20.000 euros, y variables en función de la cantidad invertida para importes superiores. Así, un inversor que decida apostar menos de 2.000 euros usando una de sus plataformas se enfrentará a unos costes de entre 3 y 10 euros –si se trata de acciones cotizadas en el mercado español, en caso contrario se encarece–, a los que habrá que sumar la comisión de custodia, que puede ascender a un mínimo de 20 euros anuales, y las de cobro de dividendo, de entre uno y dos euros.

La pregunta que surge entonces es de dónde salen los ingresos de los brókeres gratuitos para que sean negocios rentables. Y la respuesta es que su uso no es 100% gratuito. El consejero delegado de Ninety Nine, Javier Sanz, explicó en una entrevista a CincoDías que sus ingresos provienen del coste del cambio de divisa. eToro, por su parte, aunque exime a los clientes de las comisiones esenciales, no lo hace de otras como el mencionado cambio de divisa, además de cobrar al cliente por la retirada de fondos. Además, para activos especiales, como los CFD, incluye un cargo por los diferenciales, es decir, la diferencia entre el precio de compra y el de venta de un activo, así como comisiones para las posiciones que permanecen abiertas por las noches.

Totalmente distinto es el modelo de negocio de Robinhood, cuya naturaleza lo hace inviable en Europa debido a la normativa Mifid 2. Y es que esta plataforma actúa de intermediario: envía las órdenes de los usuarios a los creadores de mercado a cambio de pagos, una práctica conocida como pago por flujo de órdenes, y en el caso de las operaciones con criptodivisas, reembolsos de transacciones. Esto hace que Robinhood cobre una comisión y que el precio final de la acción que abona el inversor no es el de mercado, sino superior al incluir esta tarifa extra. Por otra parte, la empresa también obtiene ingresos por servicios prémium –Robinhood Gold– que incluyen acceso a transferencias instantáneas de alto nivel o información exclusiva del mercado.

Informarse antes de operar

Por todo ello, los expertos recomiendan tener en cuenta varias cuestiones antes de empezar a operar en una plataforma. En primer lugar, es fundamental comprobar que “se trata de una entidad autorizada y no de un chiringuito financiero”, explican desde HelpMyCash. Para ello, lo más sencillo es acudir a la página web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que cuenta con una lista de advertencias, donde se incluyen entidades que “no cuentan con ningún tipo de autorización ni están registradas a ningún efecto en la CNMV y que podrían estar realizando algún tipo de actividad de captación de fondos o prestando algún servicio de naturaleza financiera”.

En segundo lugar, hay que informarse de “los productos que comercializa y los mercados en los que lo hace, ya que muchas veces son limitados y se pierden opciones de inversión”, apunta Antonio Gallardo, experto en finanzas de iAhorro.

Por otra parte, es clave revisar bien las tarifas para ver qué gastos están contemplados en esa gratuidad que promocionan las plataformas y bajo qué condiciones: pueden ser más caros que otros brókeres cuando se supera un número de operaciones o tener limitaciones en las cantidades de activos a comprar, subraya Gallardo. Además, indica que puede ocurrir que los gastos de custodia se deriven a otra entidad ajena al grupo y, por tanto, ser más elevados.

Por último, pero no por ello menos relevante, no se deben olvidar las reglas básicas del inversor, entre ellas, que “no se deben invertir todos los ahorros, hay que mantener un fondo de emergencia, ni el dinero que se necesite a corto plazo; y que no diversificar y apostarlo todo a una única acción puede ser muy arriesgado”, concluyen los expertos de HelpMyCash.


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