El crédito de Garitano está en cuarentena

Las señales de alarma están encendidas en el Athletic. Otra vez. En Valladolid rescató esa fama que le persigue de ‘equipo aspirina’. Perdió ante el colista, con un nuevo bautizo, el de Marcos André, que se estrenó como goleador en Primera. Lastrado de nuevo por errores atrás e incapacidad arriba. Y reincidente. Porque el conjunto rojiblanco ya ha hincado la rodilla este curso ante otro farolillo rojo, el Alavés. Hacía 70 años que no se producía esta doble derrota en la misma Liga en el campo de un último clasificado.

Garitano está más que nunca en el ojo del huracán en Bilbao. El Athletic ha sufrido ya cinco derrotas esta temporada, el que más en la Liga, junto al Betis, séptimo y su próximo rival, y el Valladolid, ahora penúltimo después de vencer a los leones. No consigue enlazar dos victorias seguidas desde que entre el 27 de junio y el 1 de julio las empalmó ante Mallorca (3-1) y Valencia (0-2). Desde entonces, han pasado ya 13 encuentros.

En las últimas semanas, cuando ya se estaba levantando esta polvareda, el técnico de Derio ha manifestado en un par de ocasiones que sabe cómo funciona este negocio del fútbol. Asume las reglas del juego. “Es lógico, cuando el equipo no gana hoy en día, al primero que se mira es al entrenador. Lo acepto. Sabemos que siempre al primero al que se apunta es al entrenador y me parece lógico y normal que se critique cuando no se gana. Si alguien tiene la culpa y la responsabilidad, me la echo a la espalda, cuando perdemos es 100% mía”, manifestó en la previa con el Sevilla. Antes de viajar a Pucela vino a decir algo parecido.

Una jornada antes de remontar al conjunto de Lopetegui, tras caer con Osasuna, Garitano mostró en la sala de prensa de El Sadar que no estaba para bromas. Cortante. Sin extenderse demasiado en sus explicaciones. Y defendiendo, por ejemplo, el momento de hacer los cambios. La última vez que se le ha preguntado por su cargo ha sido en el Nuevo Zorrilla el domingo. “¿Qué les dices a los aficionados que creen que tu proyecto en el Athletic ya debe acabar?”, le lanzó un informador. “No tengo nada que decir a eso”, zanjó Garitano.

La irregularidad es la característica que está marcando su paso. Alterna victorias con derrotas. Cuando parece que está en el alambre el equipo suma un triunfo, como con el Levante o el Sevilla, y el chicle se estira un poco más. Pero ese crédito va disminuyendo. Roza el límite. Llega al parón decimocuarto, con 9 puntos, tres por encima de la zona de descenso que ahora delimita el Levante con 6. Es cierto que está aplazado a enero el partido con el Barça, pero le sucede a muchos otros en este torneo.

Después del confinamiento por el estallido de la pandemia del coronavirus, desde la vuelta a la competición el pasado 14 de junio, el balance es de diez derrotas, dos empates y siete victorias. Han ganado a Betis (1-0), Mallorca (3-1), Valencia (0-2), Levante (1-2), Eibar (1-2), Levante (2-0) y Sevilla (2-1). Han firmado tablas con Atlético de Madrid (1-1) y Eibar (2-2). Y han hincado la rodilla ante Barça (1-0), Real Madrid (0-1), Sevilla (1-2), Leganés (0-2), Granada (4-0), Granada (2-0), Cádiz (0-1), Alavés (1-0), Osasuna (1-0) y Valladolid (2-1). Unas cuantas de sonrojo. En la pasada campaña, desde el comienzo de diciembre hasta primeros de marzo, acumularon diez jornadas seguidas sin ganar, con cinco encuentros perdidos y cinco empates en ese lote.

Aunque, más allá de resultados, que también, son las sensaciones. El equipo no acaba de carburar y el míster no da con la tecla. Tiene más o menos su grupo de elegidos, parece que les falta una marcha para jugar a lo que quiere Garitano, una fórmula con la que es verdad que han producido más. Ya parece en otra vida… El técnico no da con la solución definitiva. Mantiene sus quejas sobre la falta de delanteros. Se le trajo a Berenguer, al que pidió, pero no es revulsivo. Arriba, el único movimiento es el baile de posiciones entre Muniain, Raúl García y Williams.

Al inicio de octubre, Aitor Elizegi, presidente del club rojiblanco, hizo su última defensa pública, y encendida, del entrenador. Poniendo sobre la mesa una vez más su labor sacando al equipo del pozo desde diciembre de 2018 o el billete para la final de Copa, todavía pendiente de jugarse. “Seguimos confiando en que es la persona que es capaz de gobernar en esta incertidumbre este vestuario”, aseguró entonces. Aunque en su junta hay opiniones contrarias. Mientras, Rafa Alkorta, el director deportivo, había subrayado un par de días antes que “es nuestro entrenador, tenemos que estar al cien por cien con él”. En cuarentena.


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