La aerofagia es un problema de salud más común de lo que se cree, que se produce cuando una persona traga aire que llega al estómago. Este inconveniente suele causar dolor, distensión abdominal y evidentemente la necesidad de eliminar el aire contenido en el organismo. Tenemos el curioso truco del lápiz para dejar de eructar después de comer.
En realidad, todo tiene que ver con la forma en la que comemos. La prisa muchas veces hace que traguemos más aire del que correspondería. Como resultado de ello, una media hora tras comer, solemos sentimos esa urgencia de deshacernos del aire sobrante mediante eructos.
Cómo es el truco del lápiz para dejar de eructar después de comer
La aerofagia, una trampa
Si esto pasa una vez por semana o una vez por mes es normal, pero si sufres de aerofagia casi todos los días es mejor que sigas leyendo. De lo contrario, es posible que este fenómeno incómodo acabe por condicionar tus relaciones sociales o te encuentres mal.
Al no haber un diagnóstico en la mayoría de los pacientes, éstos piensan que lo más recomendable es eructar. Profesionales en la materia explican que no es así, porque al eructar tragan aire nuevamente y no consiguen sentirse aliviados.
Incluso, se corre el riesgo de desarrollar un TIC o trastorno impulsivo compulsivo, del que será muy difícil poder deshacerse más tarde. Diferentes estudios han demostrado que los ansiosos tienen una mayor predisposición a padecer aerofagia y no contener los eructos.
¿Cómo evitar los eructos?
Hay un método muy simple para reducir estas expulsiones de aire tras comer, y aunque parezca increíble lo único que necesitas es un lápiz. Todo lo que hay que hacer es morderlo. Al mantener el lápiz en la boca y verse impedido de cerrarla, el paciente no podrá tragárselo. Ese aire jamás llegará al estómago y, como consecuencia, no deberá expulsarlo a través de eructos y/o flatulencias.
Por supuesto, si no tienes un lápiz a mano puedes usar también una lapicera o cualquier otro elemento de similares características. Solamente es indispensable que sea fino y alargado y, por si acaso, inofensivo para el metabolismo en caso de masticarlo.
Poco a poco, la persona se irá acostumbrando a mantener la boca abierta y dejará de tragar aire, y entonces solucionará el problema. Suponiendo que eso no sea suficiente, la consulta a un experto que se especialice en estos trastornos pasaría a ser obligatoria.
Source link