“A ver qué nos depara el Empty Quarter, porque cada vez estoy escuchando cosas peores”, decía Cristina Gutiérrez a Mundo Deportivo. “Cuando a los sauditas les dices que entrarás en el ‘Empty Quarter todos ponen cara de asombro y malas pulgas”, añadió. Es solo el ejemplo de las muchas opiniones que se escuchaban en el vivac del Dakar en los días previos a las etapas 10, 11 y 12, jornadas marcadas en el calendario por todos por la llegada de la caravana del Dakar al temible ‘Empty Quarter’, traducción inglesa de su nombre real: Rub ‘al Khali, es decir, el ‘Cuarto Vacío’.
Su nombre no es casualidad. Es un territorio de condiciones tan extremas, en el que las temperaturas en verano pueden llegar hasta los 55ºC durante el día y a 0 grados durante la noche, y a la vez tan extenso, Con unos 1.000 km de largo y 500 km de ancho, que hace que se diga que en él prácticamente no haya ningún tipo de vida. Durante estos días, la parte saudí de este desierto, que se extiende más allá de sus fronteras hasta Yemen, Omán y los Emiratos Árabes Unidos, tendrá como grandes huéspedes a los participantes del Rally Dakar.
Los vehículos de la carrera más dura del mundo ya se adentraron un poco en él en la etapa Maratón de 2020, un rápido ida y vuelta desde Haradh a Shubaytah. Pero en esta ocasión, el Dakar se mete de lleno en la boca del lobo, en el corazón de un terreno que es capaz de quitarle el sueño a los más experimentados exploradores.
No es extraño que los sauditas pongan cara de preocupación. Las historias que se cuentan de él no son muy positivas. Así lo recuerda el único que se ha metido de lleno en este desierto, el líder de la general y vigente campeón del Dakar, Nasser Al-Attiyah.
“Hay gente que ha entrado en él y no ha salido”
“Es difícil. Cuando tienes que ir al ‘Empty Quarter’, necesitas ir siempre con un grupo de mucha gente. Un coche en solitario no puede entrar en él, porque es muy difícil salir de él, casi imposible. Puedes morir. No hay gasolina, porque hay unos mil kilómetros de arena de punta a punta. Para recorrer los 1.000 kilómetros necesitas dos o tres días. Las dunas son lentas, difíciles, y necesitas ser un gran piloto, tener una muy buena técnica de navegación para no perderte, porque no hay señales ni referencias a la vista, son solo dunas. No hay nada. Ningún punto de referencia”, explica el catarí a MD. Y es que si penetra en solitario en el Rub ‘al Khali, tiene muchas papeletas de quedarse encallado en una duna y morir bajo el sol, por pura deshidratación.
Dos fallecidos en 2013
“Hay gente que ha entrado y no ha salido, ha muerto. Si vas a Youtube o buscas por Internet, lo verás”, apuntó el piloto de Toyota. Le hicimos caso. Llevaba razón. Encontramos por ejemplo el caso de una pareja catarí que fue hallada muerta en 2013, por separado, en plena zona saudí del ‘Empty Quarter’. Las fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior encontraron el coche de la pareja con el cuerpo de una mujer adentro. Realizaron una búsqueda en un radio de 10 km y también dieron con el cadáver del esposo. Lo que les había ocurrido es que su coche había volcado en las dunas. El hombre había salido en busca de ayuda. Pero se encontró en medio de una trampa. No hay nadie en miles de kilómetros. Ambos murieron deshidradatos bajo el fuerte sol. . Debajo tierra, se encuentra uno de los yacimientos de petróleo más ricos del mundo. Por lo contrario, el agua es más que escasa, menos de 0,032 litros de agua en todo un año.
Una superficie de 650.000 km2 y dunas de hasta 300 m
El ‘Rub Al-Khali o ‘Cuarto Vacío’, de una superficie de 650.000 kilómetros cuadrados, es nada menos que uno de los desiertos de arena más grandes del mundo, el desierto interrumpido más grande del planeta, y ocupa gran parte del tercio inferior de la península arábiga. En él, se encuentran dunas de gran complejidad y puede haber incluso dunas que alcancen los 300 metros.
En la etapa 10 de este miércoles, los pilotos tendrán un aperitivo de lo que se van a encontrar en las dos partes de la etapa maratón (11 y 12), en medio de la nada del Empty Cuarter, con kilómetros y kilómetros de lagos secos seguidos de cordones de dunas que pueden ser cortas, o de decenas de kilómetros.
Una ciudad perdida debajo de su arena
Se trata de una zona peligrosa para los locales. La temen. Tanto es así que se necesita tener un permiso especial para explorar dicho desierto de forma profunda, o conformarse con explorar los caminos que hay en los bordes extremos de este lugar tan lleno de misterios.
Uno de los más conocidos es el de que en el centro de este desierto se encontraba la ciudad perdida de Ubar, definida como la ‘ciudad de las torres’ en el Corán y que también aparece como una de las ciudades encantadas de ‘Las mil y una noches’. Lawrence de Arabia la llamó “la Atlántida de las arenas”, una ciudad plagada de riquezas, que se fundó en el año 3.000 A.C. y que llegaría a ser la capital de la ruta del comercio de incienso a través del desierto. Cuentan que acabó enterrada por las arenas de Rub al-Khali hasta desaparecer por completo.
Los competidores se ponen el gorro de explorador. Se enfrentan a uno de los rincones más temidos del planeta. Van en busca de la gloria dakariana.