Ayer se supo que Neymar dijo adiós a la temporada después de conocer que tiene que pasar por el quirófano para operarse del tobillo derecho. A pesar de que escribió a través de sus redes sociales que volverá más fuerte, este contratiempo supone un golpe anímico importante para el futbolista brasileño. Desde que llegó al PSG han pasado 2.042 días, de los cuales 742 ha estado lesionado. De media, uno de cada tres desde 2017.
Un dato escalofriante que no deja a Neymar en buen lugar. En el club hay gente que quiere verle fuera cuanto antes, harta de que en el momento más importante de cada temporada no intervenga, sea por una lesión o por otra. El 10 ha pasado de puntillas cada vez que el PSG se juega seguir vivo o no en Champions, aunque su salida es casi un imposible: hace meses prorrogó su contrato hasta 2027 y no tiene intención de cambiar de aires.
El PSG ha informado que el brasileño se operará en Doha en los próximos días por su lesión en el tobillo derecho y estará entre tres y cuatro meses de baja
Tampoco hay clubes ahora mismo en Europa dispuestos a pagar el sueldo de Neymar en el PSG, sin duda un precio fuera de mercado. Los casi 40 millones de euros que gana el futbolista brasileño están fuera de contexto si se repara en el hecho de que apenas ha podido marcar las diferencias desde que llegó en 2017. Ha tenido momentos excelentes, pero siempre con cuentagotas y con tendencia a ser noticia por sus ausencias.
En Qatar, y en las oficinas del PSG en la capital francesa, no se olvida lo que costó Neymar: 222 millones de euros, el importe más alto jamás abonado por un futbolista. Una inversión desproporcionada en lo deportivo, aunque comercialmente sea una apuesta segura. El ex del Barcelona abandonó el Camp Nou por la gatera y con esa decisión enterró muchas de sus opciones de ser el número uno tras Messi. Siempre pudo ser mucho más de lo que fue.