El dato más importante de las conservas que nadie te ha contado

Muchos acumulamos alimentos enlatados en casa, y pensamos que suelen durar más tiempo que otros, y siempre están allí para sacarnos de un apuro. Ahora bien, existen muchas dudas relacionadas con las conservas y su fecha de caducidad, la que figura en la lata y hace que los consumidores a veces no estén seguros de poder ingerirlas.

En líneas generales, se calcula que un alimento enlatado puede mantener sus condiciones originales durante un tiempo que va desde los dos hasta los cinco años, aunque evidentemente esta regla está supeditada, además, a que se cumplan ciertos requisitos de conservación en la distribución y el almacenaje, entre otros factores.

Las conservas y su fecha de caducidad

Por ello, es importante descubrir cuáles son los parámetros que sirven para distinguir qué conservas enlatadas siguen estando en buen estado, y cuáles es mejor descartar definitivamente de tu cocina.

La fecha de consumo preferente, la clave

Un error frecuente cuando de alimentos en latas se trata es creer que tienen fecha de caducidad como los otros. Realmente, la fecha que vemos en estos envases es la fecha de consumo preferente. No es igual.

Y no es igual porque mientras que los alimentos que tienen fecha de caducidad no deberían usarse una vez superada, en el caso de las conservas enlatadas y la fecha de consumo preferente queda un cierto margen. Idealmente deben ingerirse antes, está claro, pero pueden consumirse después.

Las autoridades sanitarias diferencian así entre los alimentos con una corta expectativa de vida, muchas veces de sólo unos días, cuya venta está prohibida de modo terminante superada la fecha de caducidad.

Hablando de los enlatados, éstos tienen expectativas de vida de años, y consumo preferente por lo que, posteriormente a ésta, sus características de aspecto, aroma, textura y sabor podrían ser alteradas.

Mi lata aún está dentro de la fecha de consumo preferente, ¿puedo utilizarla? Si bien los alimentos enlatados no deben tirarse, como los que tienen fecha de caducidad, hay situaciones en las que es mejor no consumirlos, porque podrían provocar reacciones adversas. Primero, cuando la fecha de consumo preferente haya quedado en el pasado. Pero no sólo entonces, como veremos.

También tienes que prestar atención a otras cuestiones, como por ejemplo que la lata esté hinchada, que muestre fugas de contenido o perforaciones que hubieran permitido el ingreso de aire externo.

Por otro lado, si al abrirla notas que hay algo que sale de lo normal, como un color u olor distinto al que esperabas encontrarte, es mejor que descartes esa lata, y pruebes con la siguiente.


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