Victor Wembanyama está a días de ser coronado como número uno del Draft de la NBA 2023. El talento francés lleva años esperando este momento, muy anticipado por los medios estadounidenses, que le han sometido a un seguimiento inédito para un chaval de una liga menor en Europa como la LNB Pro A de su país. Se le compara, en términos de relevancia deportiva y mediática, a LeBron James, otro torbellino cuando irrumpió en 2003 como número uno del Draft elegido por los Cleveland Cavaliers.
La franquicia agraciada en esta ocasión serán los San Antonio Spurs, que recibirán un diamante en bruto con ciertos aspectos por pulir. Hay un par de datos que revelan la condición de promesa de Wemby, tremendo en todos los aspectos del juego a sus 19 años con una sola excepción. En la primera división francesa, el larguirucho interior ha promediado más pérdidas de balón que asistencias a lo largo del curso, una de las pocas manchas en su impecable historial competitivo hasta el momento.
En concreto, Wembanyama ha perdido 90 balones y repartido 83 pases de canasta a lo largo de los 34 partidos disputados en la fase regular de la competición. Un promedio de 2,6 pérdidas por 2,4 asistencias en 32 minutos de juego. A pesar de ello, el jugador se llevó de calle el MVP de la competición con medias de 21,6 puntos y 10,4 rebotes que nadie igualó en la liga doméstica, donde también mandó en términos de valoración.
Otra asignatura pendiente para Wemby es el tiro exterior, donde ha promediado un 27,5% de acierto lanzando cinco veces por encuentro (1,4 aciertos cada 5 intentos). En tiros de campo en general, su eficiencia mejora ostensiblemente hasta el 47% con casi 16 tiros intentados por partido, una preeminencia que le servirá en una liga dominada por el ataque como la NBA.
En el playoff de la competición, Wemby mantuvo sus números que más dudas generan tanto en el triple (25%) como en el ratio pérdidas/asistencias (3,4/2,7). Nadie ha dicho que esté preparado al 100% para dominar nada más llegar, pero en San Antonio tendrá un excelente entorno para pulir su juego y alcanzar todo su potencial. Gregg Popovich, probablemente, se está frotando las manos.