Sanidad y las comunidades autónomas se reúnen este martes en el Consejo Interterritorial de Salud para acordar las condiciones de la vuelta a las aulas tras las vacaciones de Navidad, que todos coinciden en que debe ser presencial a pesar de la explosión de los contagios de covid producidos por la variante ómicron. Entre los asuntos más calientes que debatirán el Ejecutivo central y los autonómicos está la conveniencia o no de un cambio de las cuarentenas de los alumnos, que hasta ahora debían aislarse durante 10 días en cuanto había un caso positivo en el aula si no estaban vacunados. La medida afectaba sobre todo a los más pequeños, dado que los mayores de 12 años se han vacunado masivamente. El borrador del protocolo covid, adelantado por la Cadena SER y que se debatirá este martes en el Consejo Interterritorial, apuesta por eximir de ese periodo de aislamiento a los alumnos de infantil y primaria aunque haya un contagio en la clase y no estén vacunados. Los expertos sanitarios consultados no se oponen a esta medida, pero piden vigilar a los niños sintomáticos, dado que lo contrario puede hacer aumentar los contagios en los colegios. Mientras, los padres y madres piden información clara para favorecer la conciliación, que se ha visto muy afectada por las numerosas cuarentenas en las aulas.
Aunque la propuesta todavía no ha sido aprobada en toda España, Andalucía ha anunciado este lunes que no exigirá a partir de ahora la cuarentena de aulas completas cuando registre casos positivos de alumnos en aulas burbuja, informa Javier Martín-Arroyo. “Ante cualquier brote o caso positivo se aislará a los alumnos en coordinación con la enfermera del centro de salud”, ha avanzado el consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre. El pasado viernes Madrid también anunció que no aislaría a toda la clase. Mientras que en Navarra, desde inicios de curso, cuando hay un caso positivo se criba con PCR a todos los escolares y, si todas las pruebas son negativas, continúan en clase.
Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo, considera que “es una medida razonable en un contexto en el que se está intentando volver a la normalidad”, pero alerta: “Se tendría que definir muy claramente qué se hace con los niños que presenten síntomas tras un positivo de un compañero, si se establece una vigilancia de síntomas, si tienen la obligación de realizarse un test o no, y también qué se va a hacer con los profesores, es decir, si tendrán que realizarse una prueba”. Y añade: “Me preocupan más los profesores que los alumnos. Entiendo que los profesores que estén vacunados no tendrían que hacer cuarentena, que es lo que dice la norma, pero también pueden estar más preocupados porque es una regla más permisiva que puede permitir que circule más el virus en las escuelas”.
El también investigador del IS Global señala que la medida se aplicaría tanto a niños vacunados como a los no vacunados —las dosis a los mayores de cinco años y menores de 12 arrancaron el pasado 15 de diciembre—, algo diferente a lo que ocurre con la población general, dado que los adultos sin vacunar tienen que hacer siete días de cuarentena obligatoria si son contacto estrecho de un positivo. “Entiendo que se asume el riesgo ahora porque el peligro de infecciones es más bajo y porque los niños transmiten peor el virus que los adultos, pero hay una posibilidad de que aumente la incidencia en los colegios. Aun así, me parece una estrategia razonable”, añade.
Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, opina que la propuesta está “acorde al cambio de fase en la vigilancia epidemiológica, en la que la enfermedad se transmite con mucha facilidad, pero que a la vez tiene síntomas más leves por la alta vacunación”. “Este cambio se va a ir actualizando en todos los protocolos”, añade. La propuesta de Sanidad va en este sentido. “No me extraña viendo la tendencia en adultos, donde la cuarentena solo la hacen los que no están vacunados, y se acortan los aislamientos a siete días por miedo a que haya un colapso de servicios esenciales. Además, como los servicios de epidemiología están saturados, parece que va a haber una tendencia a dejar de hacer rastreo por el volumen de personas que conlleva con una variante tan transmisible como ómicron. Por eso veo lógico que esto vaya en la misma dirección”.
“Cuando en el resto de sectores se están relajando las medidas a pesar de que la incidencia sigue altísima, mantener las cuarentenas en los colegios me parece que sería cebarse con los niños. Además, ¿qué haces con los niños si se tienen que aislar y los padres no pueden hacer cuarentena?”, añade el epidemiólogo.
Problemas de conciliación
Es precisamente lo que mantienen las principales asociaciones de familias de alumnos del país. “Las cuarentenas han supuesto un gran problema de conciliación familiar y laboral a las familias”, señala Mari Carmen Morillas, vicepresidenta de la Ceapa, la federación estatal de padres de la escuela pública. “Ha habido familias con hijos e hijas confinados porque había un positivo en clase, y como no se hacían pruebas, se obligaba a hacer cuarentena a todos los alumnos”, añade.
Morillas tiene cuatro hijos que han realizado varias cuarentenas en los últimos meses: “Sería mejor hacer test a los contactos estrechos que cuarentenas. Pero, sobre todo, hay que mirar el interés del menor: las decisiones tienen que tomarse basándose en los expertos sanitarios. Si lo que vas a hacer es que no haya cuarentenas con la excusa de facilitar la conciliación, pero empeoras la situación sanitaria, no nos vale, porque lo primero es la salud de nuestros hijos”, prosigue.
Pedro José Caballero, presidente de la Concapa —que aglutina a los padres y madres de colegios católicos—, pide a los ministerios de Educación y Sanidad que informen “con transparencia” a las familias sobre cómo está la situación sanitaria y si reúne las condiciones para la vuelta del alumnado. “No sabemos cómo está la situación de vacunación del profesorado y del alumnado y eso genera muchas incertidumbres. Nosotros somos proteccionistas, y queremos la mayor protección posible para nuestros hijos, y las medidas sanitarias lo más dignas posibles”. En su opinión, “las cuarentenas han funcionado muy bien, han permitido que la presencialidad en las aulas sea la norma general, y lo que tenemos que propiciar es que se mantenga esa presencialidad dentro de las posibilidades. Aunque es preferible una cuarentena parcial que volver a la educación telemática, para la que el profesorado no estaba preparado”.
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